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La Jornada
06/10/2025 | Estocolmo, Suecia
Erinet Gómez
El Premio Nobel de Medicina 2025 fue otorgado a los estadunidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell, así como al japonés Shimon Sakaguchi por sus hallazgos que explican cómo el sistema inmunitario logra defender al cuerpo de infecciones sin destruir sus propios tejidos.
“Este premio trata sobre un nuevo mecanismo que mantiene nuestro sistema inmunitario equilibrado, para conservar sus aspectos positivos y evitar los negativos. Es muy emocionante”, dijo Rickard Sandberg, profesor de Genética Molecular y miembro del Comité Nobel.
“Nuestro sistema inmunitario es extremadamente poderoso, ya que necesitamos ser capaces de combatir cualquier microbio posible, incluso aquellos a los que nunca hemos estado expuestos; pero, al mismo tiempo, debe evitar atacar nuestros propios tejidos y órganos, porque si lo hacemos, desarrollamos trastornos autoinmunes”, explicó al sitio oficial del Premio.
Cuando el sistema inmunitario ataca nuestras propias células y tejidos, se originan enfermedades muy graves, como la diabetes tipo 1, en la que se destruyen las células productoras de insulina, o la artritis reumatoide.
“Nuestro sistema inmunitario es extremadamente poderoso, pero si se descontrola, puede volverse contra nosotros”, señaló Sandberg.
Una de las maravillas del sistema inmunitario es su capacidad para identificar patógenos y diferenciarlos de las propias células del cuerpo –incluso aquellas bacterias que han desarrollado similitudes con las células humanas, como una forma de camuflaje–. Pero ¿cómo sabe el sistema inmunitario qué atacar y qué proteger?
Durante mucho tiempo, los científicos pensaron que conocían la respuesta: que las células inmunitarias maduran a través de un proceso llamado tolerancia inmunitaria central. Sin embargo, los ganadores del Premio Nobel identificaron a “los guardianes” del sistema inmunitario, las células T reguladoras, responsables de mantener el equilibrio.
En una entrevista difundida por el sitio oficial del Premio, Sandberg señaló que este hallazgo abre una dimensión completamente ya que permite imaginar formas de aumentar o disminuir la actividad de las células T reguladoras, para suprimir trastornos autoinmunes, reducir el rechazo en trasplantes de órganos, o combatir el cáncer.
“Hay más de 200 ensayos clínicos en curso, así que es un campo con mucha actividad, aunque aún queda un largo camino por recorrer”, añadió Sandberg.
En el momento en el que son galardonados, Brunkow está adscrita al Instituto de Biología de Sistemas, Seattle; Ramsdell, es asesor científico en Sonoma Biotherapeutics, San Francisco; y Sakaguchi es profesor distinguido del Centro de Investigación Fronteriza en Inmunología de la Universidad de Osaka, Japón.
Sus descubrimientos en torno a las células T reguladoras los hicieron hace más de veinte años en una empresa de biotecnología, y desde entonces siguieron distintos caminos profesionales.
Edición: Emilio Gómez