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Reuters/Ap
01/12/2025 | Tegucigalpa, Honduras
Nasry Asfura, candidato del derechista Partido Nacional y apoyado por el presidente estadunidense, Donald Trump, lideraba las elecciones presidenciales del domingo en Honduras, pero el margen con su más cercano rival, el centrista Salvador Nasralla, se estrechaba, según las cifras preliminares oficiales más recientes.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) reportaba que con 58 por ciento de las actas escrutadas Asfura tenía 39.91 por ciento de los votos mientras que Nasralla ha logrado 39.89 por ciento de las preferencias. Mucho más atrás figuraba la candidata del oficialista LIBRE, la ex ministra izquierdista Rixi Moncada, con 19.16 por ciento y quien el sábado había advertido que no iba a reconocer los resultados oficiales preliminares.
La diferencia entre Asfura y Nasralla es de apenas 515 votos, según los resultados parciales.
La ley hondureña no contempla una segunda vuelta por lo que el candidato que obtenga la mayoría simple gobernará el país entre 2026 y 2030.
La presidenta actual, Xiomara Castro, compartió a través de su cuenta de X un mensaje de su esposo y asesor, además de coordinador de LIBRE, Manuel Zelaya, que solicita "mantenernos en pie de lucha hasta obtener el escrutinio final con 100 por ciento de las actas presidenciales".
En tanto que Moncada había escrito horas antes, en los minutos previos al primer anuncio del CNE por la noche del domingo, en la misma red: "Les solicito mantenernos en pie de lucha hasta obtener los resultados finales con 100 por ciento de las actas presidenciales, alcaldías y diputaciones. Mañana (lunes) en conferencia de prensa, informaré mi posición política en relación con los resultados presidenciales que publica el CNE".
Honduras, donde seis de cada 10 ciudadanos vive en la pobreza, aún enfrenta las secuelas del golpe de Estado en el que una alianza de militares, políticos y empresarios de derecha derrocó a mediados de 2009 a Manuel Zelaya, esposo de la actual mandataria Xiomara Castro y fundador de Libertad y Refundación (LIBRE).
Ese golpe marcó profundamente la institucionalidad y a la ciudadanía hondureña, que votó masivamente por LIBRE en las presidenciales de 2021 para poner fin a más de un siglo de gobiernos de los partidos Nacional y Liberal.
"LIBRE y los otros dos partidos opositores parecen tener una gran confianza en su victoria, y existe un riesgo significativo de que ambos bandos se nieguen a reconocer los resultados si pierden", indicó un análisis del Centro para la Investigación de las Políticas Económicas (CEPR, por sus siglas en inglés), un laboratorio de ideas con sede en Londres y París y que está en Honduras como observador de las elecciones.
En los comicios del domingo también fueron electos los 128 miembros del Congreso unicameral, cientos de alcaldes y miles de otros cargos públicos. Se desarrollaron bajo la lupa de la comunidad internacional tras denuncias cruzadas de fraude y advertencias de desconocer los resultados oficiales.
Las encuestas colocaban a los tres principales contendientes en un empate técnico, pero en la semana Trump intervino en la reñida contienda electoral, respaldando a Asfura en una serie de publicaciones en redes sociales, afirmando que puede colaborar con él para combatir el narcotráfico y que "si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero".
El viernes, Trump también anunció su intención de indultar al ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien cumple una condena de 45 años de prisión en Estados Unidos por cargos de narcotráfico y posesión de armas de fuego. Estados Unidos es el mayor socio comercial de Honduras.
Hernández, quien gobernó el país en dos períodos consecutivos entre 2014 y 2022, también pertenecía al Partido Nacional. "En ningún momento voy a salir diciendo incoherencias o darme por ganador, pero sabemos nuestros números, estoy seguro del trabajo que hemos hecho. Los resultados los van a ver al final", relató Asfura antes de que el CNE diera a conocer su primer corte.
Por su parte, Nasralla se mostró optimista de revertir la tendencia conforme vaya avanzando en conteo de votos. " La diferencia son 23,000 votos (...) es prácticamente nada", dijo.
Gane el Partido Nacional o el Liberal, el hecho es que la mayoría de los hondureños habrían rechazado la "refundación" del país que proponía Moncada, a través de una reforma constitucional, como en su momento propuso Zelaya, y que devino en el golpe en su contra.
La campaña se centró en ataques entre los tres principales candidatos, sin planes concretos para resolver los grandes problemas que aquejan a Honduras: narcotráfico, corrupción y un débil crecimiento económico que ha colocado al país como el segundo más pobre de América, solo por detrás de Haití.
Sin decir cómo lo haría, Asfura ha propuesto fortalecer las fuerzas armadas y la policía, crear empleos verdes, emprender reformas económicas y legales para atraer inversiones y promover la descentralización otorgando a los municipios un mayor control sobre los recursos y servicios públicos.
Castro, la primera mujer en gobernar Honduras, abandonará el poder en enero dejando la economía con un crecimiento moderado y habiendo disminuido la pobreza y la desigualdad, aunque ambas se mantienen elevadas.
La tasa de homicidios también ha caído a su nivel más bajo en la historia reciente, pero la violencia persiste y un análisis de ACLED, una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos, aseguró que las pandillas recurrieron menos a las manifestaciones públicas de violencia durante el estado de excepción, pero su presencia en las zonas urbanas no se vio mermada, mientras que los grupos del crimen organizado ampliaron sus actividades en las zonas rurales.
Grupos de derechos humanos han criticado a Castro por mantener un prolongado estado de emergencia en algunas partes del país y por continuar con la política de militarización de su predecesor, Juan Orlando Hernández.
Las elecciones hondureñas también fueron seguidas con atención desde Asia. Tanto Asfura como Nasralla han dicho que, de ganar, podrían retomar las relaciones diplomáticas con Taiwán, rotas por el gobierno de Castro en 2023. El cambio representaría el mayor revés diplomático en la región para China desde 1990, cuando el gobierno nicaragüense de Violeta Chamorro restableció sus propias relaciones con Taipéi.
Edición: Mirna Abreu