Los deudos de once hazara asesinados por el Estado Islámico (EI) anunciaron ayer que, en protesta por la falta de protección a los miembros de su etnia en Pakistán, no enterrarán los cuerpos de sus familiares hasta que el gobierno en Islamabad arreste a los responsables del crimen.
El domingo pasado, las autoridades pakistaníes confirmaron que un grupo de hombres armados atacó una central carbonífera a las afueras de la ciudad de Mach, secuestró a 10 trabajadores y posteriormente los ejecutó a las afueras de la ciudad de Quetta, en la provincia de Baluchistán. Todos los secuestrados eran miembros de la minoría chií.
Junto a los ataúdes con los cuerpos de sus familiares, cientos de hazaras iniciaron hoy una protesta en una autopista cercana a Quetta, para exigir a la administración Baluch que arreste a los responsables o dimita.
“No nos callaremos hasta que el gobierno arreste a los culpables, pues las ola de asesinatos -a la minoría- se extenderá a otras ciudades si no se toman pronto acciones decisivas”, afirmó el jefe de la conferencia chií en Baluchistán, Agha Daud.
En el centro de Quetta y en Karachi, la principal ciudad de Pakistán, también hubieron manifestaciones para condenar el ataque. En el atentado de Mach resultaron heridos otros cuatro civiles, que hasta el momento se mantienen en estado crítico.
Estado Islámico confirma autoría
Este lunes, el EI confirmó en su sitio de noticias, Amaq, que el fue el autor de los asesinatos en Baluchistán; junto a su notificación, la agrupación publicó una foto en la que se ven dos de sus milicianos parados sobre los cuerpos boca abajo de los hazaras, en las montañas cercanas a Quetta.
En su cuenta de Twitter, el primer ministro pakistaní, Imran Jan, calificó el ataque de "cobarde e inhumano acto de terrorismo" y destacó que pidió al Cuerpo Fronterizo que "use todos los recursos para detener a estos asesinos y llevarles ante la Justicia". "Las familias de las víctimas no serán abandonadas por el gobierno", finalizó.
El gobierno también anunció ayer la llegada del ministro de Interior a Quetta, para reunirse con los protestantes y abrir una carpeta de investigación en torno al ataque ocurrido en Match.
Una minoría en apuros
Desde hace décadas, los hazaras en Pakistán exigen al gobierno mayor protección para su etnia, debido a que históricamente han sido víctimas de numerosos ataques orquestados por grupos extremistas que los acusan de apóstatas.
Fácilmente identificables entre el resto de los pakistaníes por sus rasgos físicos, la comunidad conforma un segmento poblacional importante en Baluchistán, la provincia más grande y pobre del país. Alrededor de 500 mil de ellos viven en la capital regional Quetta, distribuidos en dos enclaves fuertemente fortificados.
En diversas ocasiones el gobierno en Islamabad ha asegurado que puede proteger a los miembros de la minoría de los extremistas islámicos siempre y cuando estos no abandonen los confines de sus núcleos habitacionales protegidos.
Con información de Al Jazeera, Dawn y Europa Press
Edición: Laura Espejo
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