Ángel Vargas
Foto: www.teleport.mx
La Jornada Maya

Ciudad de México
Domingo 15 de enero, 2017

Al escritor F. G. Haghenbeck (Ciudad de México, 1965) no le apena admitir su incapacidad para entender el presente. Ésa, de hecho, es la principal razón por la que ha decidido situar gran parte de su literatura en épocas pasadas. Aunque también lo hace, según aclara, porque gusta de la historia e incluso en algunos momentos experimenta cierta nostalgia por lo que no fue.

La más reciente y tercera entrega de su saga sobre el detective privado Sunny Pascal, [i]Por un puñado de balas[/i], se mantiene dentro de esa constante.

En esta ocasión, ese singular investigador, quien se caracteriza por ser gran bebedor de cocteles, especialista en cortejar mujeres y recibir golpizas, deberá viajar a la España de 1966, en plena dictadura de Francisco Franco, para esclarecer un viejo asesinato: el de la mujer de un productor de cine.

Es una apasionante aventura que involucra a figuras del séptimo arte como a los directores Luis Buñuel y Sergio Leone, así como a mitos de la talla de Clint Eastwood, en un escenario en el que pululan la violencia, la represión franquista, los bares, las bebidas alcohólicas preparadas y la música, además de desparpajo y buena dosis de humor.

En entrevista con [i]La Jornada[/i], el escritor aclara que prefiere ubicar sus historias en el pasado porque carece de las herramientas suficientes para comprender la época actual, como, en su opinión, ocurre con gran parte de quienes habitamos en el país.

"Los mexicanos debemos primero comprender el pasado para entender el presente, y es algo que no hacemos. Se nos olvida voltear a nuestra historia, y el regreso del PRI al poder es el mejor reflejo de ello", señala.

"En 12 años (los del PAN en el poder) olvidamos todo. Estamos cayendo en lo mismo que vivimos hasta hace menos de 20 años. Hay que voltear al pasado para entender el presente, y lo que vivimos ahora es realmente irreal, surrealista, especialmente en México; me siento totalmente incapaz de entenderlo, por eso no opino ni escribo sobre eso".

Otro factor por el que F. G. Haghenbeck prefiere contextualizar sus historias en el pasado es para encontrar un sentimiento de inocencia, pues, a su decir, todavía en la década de los 60 se creía que la gente sabía lo que era lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo, lo cual es mentira.

A ello se suma cierto sentimiento de nostalgia de su parte, esa idea de que todo tiempo pasado fue mejor, cuando se sabe que se trata de una rotunda falacia.

El también autor de [i]Trago amargo[/i] y [i]El caso tequila[/i] –los dos primeros títulos de la saga protagonizada por Sunny Pascal– comparte su convencimiento de que la literatura policiaca en México vive un muy buen momento hoy día, después de que durante varias décadas se mantuvo relegado como género menor.

“Está peleando en el país por ese lugar que tiene en todo el mundo. Hay gran proliferación de escritores muy buenos, y lo que más me gusta es que no se están copiando uno al otro; cada quien está haciendo cosas distintas. También me gusta que no se están haciendo [i]narconovelas[/i]”, destalla.

Eso habla de la buena salud en la que están las novelas policiacas, y aunque todavía nos falta caminar un poco, creo que los escritores actuales nos estamos estableciendo a nivel comercial, quitándonos las ataduras de decir que se trata de un mal género, todos esos estigmas que nos pusieron anteriormente y que aún tratan de mantener ciertos escritores e intelectuales.

En su caso, cuenta que se sintió atraído por este género literario debido a que le permite explorar y tratar diferentes facetas del género humano. Precisa que Sunny Pascal, su personaje principal, es el clásico detective de las novelas policiacas, un hombre que busca esclarecer misterios y rescatar a alguien.

“Creo que todavía perdura el encanto del detective. Élmer Mendoza nos lo ha comprobado con el gran éxito que tiene [i]El Zurdo[/i] Mendieta o Paco Ignacio Taibo II con su Héctor Belascoarán Shayne, que sigue siendo un gran detective. Son personajes entrañables que nos siguen gustando porque, al fin de cuentas, es, como en el [i]western[/i], el pistolero que va a buscar justicia, o como en el medievo, el caballero de armadura que salva a la princesa”, señala.

Siempre estamos esperando la redención o la salvación. Además, el detective tiene una cosa que me gusta: a diferencia del policía, con él no triunfa la ley, sino la justicia. Es decir, lo que hace no necesariamente es lo correcto o está bajo el amparo de la ley, sino hace justicia desde su visión. Esa ambigüedad es lo que le da mayor sabor al personaje del detective.

F. G. Haghenbeck destaca que [i]Por un puñado de balas[/i] es un homenaje al western, su género preferido, así como a Luis Buñuel, artista que siempre supo hablarnos con la verdad, aunque sea algo que a nadie guste.

Es una novela que mantiene el tono de los dos títulos predecesores, en cuanto a que busca ser un libro multisensorial, un libro que abarque la mayor parte de los sentidos: el gusto, el olfato y el oído, además de que el humor juega un papel central, describe.

"El humor es para mí muy importante. Busco hacer literatura que, en primer lugar, sea atractiva, que entretenga y divierta. Me alegra mucho que la literatura mexicana esté recuperando el sentido del humor que perdió con la muerte de Jorge Ibargüengoitia," finaliza.

El humor es inherente al mexicano, algo que nos queda muy bien. Es un bálsamo, un trago de tequila que aligera nuestra problemática realidad.


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