Una vivienda digna no es sólo un lugar que ofrece refugio y albergue, sino que también debe garantizar la salud, acceso a medios de vida que permiten asegurar las necesidades vitales y educación para los niños, no obstante, en México existen varias barreras para cumplir esto, coincidieron expertas.
Algunos de los obstáculos para acceder a una vivienda digna es la falta de recursos de las familias, la desigualdad y la tramitología de los subsidios que existen, señalaron.
“La vivienda es mucho más que un refugio, es ese lugar que sentimos nuestro… Donde no tenemos pena de ser como somos. Es el lugar que está lleno de risas, olores, sabores, ahí amamos, perdonamos, nos enojamos y enfermamos”, reflexionó Claudia Bonilla López, profesora de arquitectura en la Universidad de las Américas, de Puebla.
Este 12 de octubre, Mónica Ramírez, directora de Alianzas Estratégicas de Hábitat para la Humanidad, y Bonilla López impartieron la charla Acceso a la vivienda, vivienda de calidad, como parte de las actividades virtuales del Smart City Expo LATAM Congress 2021.
Mónica Ramírez comentó que la pandemia del Covid-19 aumentó los problemas de la vivienda, pues muchas personas han salido de sus casas por problemas económicos y otras se han visto obligadas a estar en hacinamiento; esta emergencia ha aumentado los asentamientos informales y la precariedad, señaló.
“La vivienda no sólo es una solución de albergue, sino una garantía de salud, de acceso a medios de vida, y una garantía de condiciones de vida y educación para los niños”, recalcó.
Sin embargo, la experta reconoció que esto no se cumple en la mayoría de los países de América Latina, como México, donde impera una falta de acceso a una infraestructura adecuada, condiciones de seguridad, salud, saneamiento y viviendas de calidad.
De acuerdo con la especialista, las familias enfrentan varias barreras para acceder a una vivienda digna, una de ellas es la falta de recursos económicos suficientes para pagar por una casa adecuada, muchos trabajan hasta 30 años y apenas consiguen una residencia más o menos adecuada, subrayó.
A pesar de que los gobiernos han creado esquemas de financiamiento, la realidad es que muy pocas familias pueden acceder a estos subsidios, indicó la experta.
“Una de las razones que encontramos en nuestros estudios es que si bien hay esquemas bien diseñados, estos no están pensados para que las familias puedan navegar en este sistema”, indicó.
Es decir, precisó, existe una tramitología compleja y los trabajos no otorgan estas prestaciones, “aun cuando se les aporta estos subsidios, hay una complejidad institucional, falta de mecanismos de participación e inclusión de las familias para que conozcan este tipo de sistemas”, recalcó.
Otra barrera es que las personas no tienen oportunidades para conseguir un espacio donde poder construir sus casas, sin que se vean forzadas a tener que invadir terrenos y generar asentamientos informales.
“Los gobiernos tienen un papel enorme en otorgar oportunidades reales de acceso al suelo, para vivienda”, manifestó.
Las autoridades, agregó, deben promover, dentro de sus planes de ordenamiento, el otorgamiento de espacios y planificar soluciones innovadoras, igual con apoyo de la iniciativa privada. El papel de los gobiernos locales para incluir a las familias en las viviendas dignas es fundamental, reiteró.
“No podemos dejar a las familias solas, tienen que trabajar en alianzas, acompañarlas para que puedan tener una vivienda saludable, accesible, acceso a medios de vida y un lugar seguro de abrigo”, concluyó.
Universidades, papel importante
Claudia Bonilla destacó que también es importante el papel de las universidades para la solución de esta problemática social, los estudiantes, sobre todo los de arquitectura, tienen que ser parte de la solución “no podemos ignorar este problema”, sentenció.
Las escuelas, a través de sus departamentos de Arquitectura, deberían enfocarse en ayudar, trabajar en colaboración con los gobiernos para la creación de acciones y políticas, u otras actividades que puedan contribuir a que las personas accedan a una vivienda digna, señaló.
“La arquitectura es social, no debería verse como algo elitista, sino como parte de la solución de los problemas sociales”, manifestó la académica.
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