Docentes se han valido de la neurociencia para lograr una mayor comprensión de los alumnos hacia los conocimientos impartidos; esto se vuelve muy importante tras el regreso a clases presenciales, cuando es necesario incentivar el gusto de los estudiantes por el conocimiento.
Anakaren Aiza Maffuz, gerente de consultoría académica de Santillana y Compartir, mencionó que en los últimos años han habido grandes avances en los estudios de cómo funciona el cerebro y se han dado cuenta del impacto del funcionamiento del cerebro en el aprendizaje.
“Eso nos permite diseñar estrategias acordes a cómo el cerebro tiene sus rutas para ir aprendiendo determinados conocimientos. La neurociencia nos va indicando cuestiones fisiológicas de cómo va madurando este órgano, lo que permite que los niños aprendan y aprendan mejor”, manifestó.
Explicó que las emociones están ligadas con el funcionamiento del cerebro en el aprendizaje; por ejemplo, cuando estamos muy estresados segregamos cortisol y esa sustancia está comprobado que inhibe el aprendizaje. Ahora en la vuelta a clases con los niños que estuvieron mucho tiempo sin ir al colegio podrían generar emociones que producen cortisol, con la consecuente respuesta negativa en su aprendizaje.
El reto para los desarrolladores de productos didácticos está en diseñar una narrativa de contenidos que sean acordes a los nuevos enfoques, es decir, a cómo aprende ahora el alumno: “ahora sabemos más de cómo funciona el cerebro y eso nos permite que la narrativa de nuestras clases, nuestros contenidos, podamos hacerlos más atractivas y de una manera más fácil atraer la atención de los alumnos. Está comprobado que la atención es lo que va a llevar al interés, cuando algo nos llama atención genera interés y con los niños eso es lo primordial en una clase”.
Santillana y Compartir han diseñado un proyecto llamado Asombro, que sigue el camino de la neurociencia por medio del asombro, que es la puerta de entrada para la curiosidad y de ahí al interés. Se trata de una plataforma de enseñanza que da al docente y al alumno todas las estrategias neurocientíficas para fomentar el aprendizaje. Puede utilizarse desde kínder hasta bachillerato.
“El cerebro sigue su proceso de maduración hasta los 25 años. La neuroeducación la podemos aplicar en cualquier asignatura, pero en Asombro estamos enfocados en español, matemáticas y ciencias, ahí es donde podemos hacer estos momentos didácticos con el docente”, concluyó la gerente de consultoría académica de Santillana y Compartir.
Edición: Laura Espejo
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