En el pecho de los dioses prehispánicos colgaba una figura en espiral que era hecha con un caracol marino, la joya era conocida como ehecacózcatl, que significa collar de viento y era una insignia que los distinguía del resto de las personas.
El ehecacózcatl era un corte de caracol que se asemejaba a los pétalos de una flor o los picos de una estrella. Es una joya del viento porque su forma recuerda a este elemento de la naturaleza.
Era usado como una pieza de ornamento que se colgaba en el pecho y destaca en las representaciones de Quetzalcóatl, Ehécatl y Xólotl.
El caracol era cortado con filo de obsidiana y se pulía para poder ser usado en el pecho.
De acuerdo con información de los arqueólogos Adrián Velázquez Castro y Emiliano Ricardo Melgar, la pieza guarda una profunda relación con el planeta Venus, que era visto como una deidad de la guerra.
Antes de la existencia de los mexicas, se ha documentado el uso del caracol marino como un objeto de rituales, pues está relacionado con la llegada de la lluvia.
Sin embargo, se cree que el corte en forma de espiral le dio un sentido especial al crear una imagen de Venus.
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