Rocío González Alvarado y Elba Mónica Bravo
Una lanzadora de dovelas, de 200 metros de longitud y 800 toneladas de peso, se deslizó y cayó en el frente de obra 23 del viaducto elevado del Tren Interurbano, a la altura de la presa Tacubaya, alcaldía Álvaro Obregón, a pesar de lo cual no hubo personas heridas.
El secretario de Obras y Servicios, Jesús Esteva Medina, informó que se realizarán dos peritajes, uno por parte de la constructora Rizzani Eccher –responsable de los trabajos en esa parte–, y otro por la Fiscalía General de Justicia, con el fin de conocer las causas del percance que ocurrió a las 3 de madrugada de este miércoles.
Se trata del cuarto incidente en lo que va del año, tres en el tramo a cargo del gobierno capitalino, entre ellos el hundimiento de una perforadora y la caída de una estructura sobre dos vehículos.
El funcionario explicó que la lanzadora se desestabilizó durante las maniobras de desplazamiento entre un apoyo a otro, lo que provocó su deslizamiento y posterior caída, justo a 200 metros de concluir con el trayecto de 2.5 kilómetros de dovelas que conectarán con un doble voladizo.
Esteva aseguró que hasta conocer el resultado de los peritajes se llevará a cabo el seccionamiento y retiro de la lanzadora para su sustitución, se mantendrán suspendidos los trabajos en el área, mientras en el resto de los frentes continúan las actividades.
Estruendo de madrugada y afectaciones previas
El deslizamiento de la máquina sorprendió a los habitantes de la colonia Liberales de 1857, quienes al escuchar un golpe fuerte y sentir que sus casas se cimbraron, salieron en pijama, descalzos o en sandalias para ver qué ocurría.
Mary Gómez, quien vive allí desde hace 42 años, señaló que escuchó el" ruidazo, el estruendo nos hizo despertar e imaginar lo peor, porque es algo que tronaba muy fuerte. Pensamos que iba a haber un efecto dominó, que todo se había caído" e incluso arrastrar las viviendas.
Entrevistada en la calle Juárez, a unos metros de donde cayó la máquina, dijo que no “se puede explicar, es algo que tronaba muy feo”.
Antonia comentó a su vez que “nos imaginamos que fue un temblor, que traía el derrumbe de casas, y salieron adultos mayores, personas enfermas, los niños que estaban impactados y espantados. Los vecinos no podemos dormir desde que empezó la obra y ahora estamos aterrorizados de estar viendo esto todos los días, pero las autoridades nos ignoran. Las máquinas trabajan día y noche, nos enfermamos de la piel y los ojos por el polvo que hay”.
Edición: Estefanía Cardeña
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