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La Jornada
28/09/2025 | Jacala de Ledezma, Hidalgo
Ricardo Montoya
Yareli Ortiz Rivera, la niña de 9 años que difundió a través de un video que a diario camina 16 kilómetros de terracería para asistir a la escuela en la Sierra Gorda, recibió ayer una cuatrimoto para que su mamá, Mercedes Rivera, la lleve con seguridad y rapidez.
El vehículo fue comprado gracias a las donaciones de decenas de personas que conocieron el caso de Yareli por la grabación que ella, junto con sus amigos Miguel Ángel Palma y Leonel Martínez realizaron y se dio a conocer en La Jornada en línea, informó Carolina Guerrero, activista.
Explicó que las personas “se enteraron del enorme esfuerzo que hace Yare -como la llama cariñosamente- para ir a la escuela y aportaron los recursos económicos para adquirir la cuatrimoto”.
Relató que colaboradores del secretario de Educación Pública de Hidalgo, Natividad Castrejón, se comunicaron con ella en la semana para decirle que el funcionario quería comprar el vehículo.
Carolina Guerrero refirió que “para ese momento ya se había juntado el dinero, pero le pedimos al funcionario apoyo para tramitar las placas y la adquisición de un seguro contra accidentes, a lo que accedió”.
Yareli Ortiz reside en una humilde vivienda en el caserío de Rancho Nuevo, que es la comunidad boscosa más lejana del municipio de Jacala de Ledezma, en la región de la Sierra Gorda.
En ese poblado no hay instituciones educativas desde hace tres años, luego que el Consejo Nacional de Fomento a la Educación (Conafe) cerró la única escuela multigrado que había, por la falta de niños.
Por ello, la menor, que es la única niña que hay en esa localidad, para proseguir con sus estudios se vio obligada a inscribirse en la primaria comunitaria Rafael Ramírez de Xiopa, en el vecino municipio de Tlahuiltepa, a unos 16 kilómetros de Rancho Nuevo.
Desde entonces, acompañada por su mamá, todos los días a lo largo de dos horas y media, recorre una maratónica distancia para poder estudiar.
Ayer, en la batea de una camioneta, Carolina Guerrero y Leonel Martínez llevaron hasta Rancho Nuevo la unidad todo terreno que fue adquirida con el dinero de las aportaciones.
Para llegar tuvieron que recorrer cerca de 40 kilómetros de terracería e incluso, cruzar un río que cubre parte de la vía.
Cuanto la pequeña vio la cuatrimoto se emocionó y abrazó a Carolina y en cuanto se la entregaron se subió.
Yareli Ortiz comentó que le gusta mucho ir a la escuela y convivir con sus siete compañeros, pero que se agota demasiado por las largas caminatas que hace con su mamá.
Mercedes Rivera señaló que “su hija se cansa mucho y a veces le cuesta seguir caminando pero yo la aliento a que no pare”.
La activista detalló que “muchísimas personas fueron las que aportaron del lunes al jueves de esta semana, lo cual es todo un récord”.
Agregó que algunos depositaron lo poquito que tenían: 20, 50, 100 o 200 pesos; pero hubo quien donó 20 mil y 10 mil pesos.
Indicó que “también hubo migrantes, entre ellos Emiliano Ángeles, que vive en Houston, Texas, y se comunicó para transferir dinero”.
Destacó que la mayoría “aportó de forma anónima. No mandaron sus fichas de pago ni proporcionaron sus nombres. Lo hicieron sin ningún interés, solo pusieron su granito de arena para que esté sueño se pudiera cristalizar”.
Mercedes y Antonio Ortiz, padres de Yareli, temen que la escuela de Xiopa sea cerrada, como la de su Rancho Nuevo, pues también pertenece a Conafe y sólo hay siete alumnos y una maestra.
Edición: Emilio Gómez