Texto: Josué Karim Moreno
Foto: Notimex
La Jornada Maya
Ciudad de México
Lunes 28 de noviembre, 2016
El director general del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), Miguel Ángel Margáin, destacó que uno de los retos de los productores mexicanos es aprovechar todo el potencial de las Denominaciones de Origen.
Una Denominación de Origen genera ganancias económicas importantes, como es el caso del tequila, en donde no sólo hay inversión en toda la cadena productiva y en la parte turística.
Al respecto, señaló que el trabajo de los productores de tequila debe ser un ejemplo a seguir para las demás industrias que cuentan con una; en el caso del mezcal hay avances.
"Los retos que tenemos aquí es que se utilicen y se exploten estas denominaciones. De nada sirve que se publiquen en el Diario Oficial de la Federación si no se usan. Esa es una tarea que nos hemos dado en el IMPI".
Margáin explicó que una Denominación de Origen es un distintivo que se otorga a un producto por sus características naturales, es decir, por las particularidades que le brinda la región, como la altitud, el agua o la calidad de la tierra.
Pero también por los factores humanos y por las técnicas que se usan para elaborar el producto, "como Jimar en el caso del tequila, pues existen muchos destilados de agave, pero sólo los que cumplen con ciertas características se denominan Tequila".
En ese sentido, dijo que cuando se otorga la Denominación de Origen, el titular es el Estado mexicano; es decir, las solicitudes deben de venir de los gobiernos estatales, de los municipios o de las asociaciones de productores.
Cabe destacar que la mayoría de las denominaciones de origen que se han solicitado las han realizado los municipios y gobiernos estatales.
En el país se tienen 15 denominaciones, de las cuales cinco son de bebidas espirituosas, entre las que se encuentra el tequila, en Jalisco; mezcal, en Oaxaca; bacanora, de Sonora; sotol, en Chihuahua, Coahuila y Durango, y charanda, en Michoacán.
"Después se tienen tres denominaciones para productos no agrícolas; es decir, artesanías, como la talavera de Puebla y de algunos municipios de Tlaxcala; el olinalá, que es una madera de Guerrero, así como el ámbar de Chiapas".
Después hay denominaciones para productos agrícolas como el café de Veracruz y el de Chiapas; mango ataúlfo de Chiapas; arroz de Morelos; chile habanero de la península de Yucatán; vainilla de papantla y la más reciente, hace dos meses, cacao de grijalba, en Tabasco.
En cuanto a la protección de la denominación, explicó que en todos los tratados de libre comercio se tiene un capítulo dedicado a la propiedad intelectual, para proteger dichos nombres cuando hay denominaciones de origen mexicanas.
Margáin apuntó que aún están pendientes denominaciones para productos agroalimentarios, así como solicitudes de municipios para extender las denominaciones.
"El mezcal, por ejemplo, empezó en Oaxaca, pero hay estados que también tienen esta tradición, como Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Puebla y Durango, por lo que tenemos solicitudes de otros municipios que se quieren unir".
Concluyó apuntando que además de los beneficios económicos, una denominación permite que el ciudadano se sienta orgulloso de los productos que se elaboran en México.
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