El ciclo Vindictas Música, de Tv UNAM, dedicado a reconocidas mujeres mexicanas compositoras e intérpretes, concluyó anteayer después de seis programas.
Este domingo, la emisión de cierre se dedicó a la pianista y docente María Teresa Rodríguez (1923-2013), primera mujer en dirigir el Conservatorio Nacional de Música y destacada maestra y promotora de la música mexicana.
El programa se repetirá el 4 de febrero a las 21:30 horas por Tv UNAM.
Coordinada por la compositora Ana Lara Zavala, la transmisión tuvo de invitados a Tonatiuh de la Sierra, hijo de la homenajeada; a la musicóloga Luisa Vilar, y a los pianistas Beatriz Helguera y Santiago Piñeirúa, quienes destacaron el enorme talento y legado de docente de Matesa, como llamaban a la maestra sus amigos más íntimos y cercanos.
Se destacó que María Teresa fue una "niña prodigio", que venía de una familia de pianistas. A los siete años sus padres se mudaron de Pachuca a la Ciudad de México; al apreciar su talento, la inscribieron a la Academia Gómez Anda, donde se graduó a los 13 años, teniendo como uno de sus sinodales a Manuel M. Ponce.
"En esa institución estudió de 1931 a 1937, y de joven estudiante dio unos 80 conciertos."
Intérprete de repertorio inmenso
A lo largo de su carrera, María Teresa Rodríguez no sólo tocó partituras de corte clásico con gran talento, sino que también estuvo muy cerca de compositores mexicanos de su tiempo, de quienes interpretó sus composiciones, especialmente de Carlos Chávez, Blas Galindo, Rodolfo Halffter y Mario Lavista, entre otros.
"Tenía un repertorio clásico y contemporáneo inmenso, y enorme capacidad de aprendizaje y de lectura de las partituras", recordó De la Sierra.
"Tocar es acariciar"
En palabras de la pianista homenajeada: "Tocar es solamente acariciar el teclado, pero sabiendo perfectamente cómo va a responder el martinete, para que uno produzca tal o cual sonido. Hay muchas técnicas, pero un maestro me decía que sólo son dos: la buena y la mala, y que dentro de la buena hay muchas variantes. Aprendí un cierto toque de la tecla para dominarla. Se trata de una cosa de caricia".
"Creó una técnica que igual transmitió a sus alumnos", evocó De la Sierra, también pianista. "Cuando yo estudiaba con ella, a los seis años, me tenía prohibido ver el teclado; decía que esa era la clave de leer a primera vista. Uno tenía que tocar viendo la partitura, forzando a que el tacto y el oído encontraran las notas".
Helguera y Piñeirúa dieron testimonio de que en el Conservatorio aprendieron a interpretar diferentes estilos musicales, así como a seguir fielmente la partitura. "Hacer lo que está escrito, respetando la voluntad del compositor, por encima de los anhelos y conceptos personales del intérprete; fue de un gran aprendizaje".
"Una cuestión que no se menciona con frecuencia es la convicción absoluta de la maestra por desarrollar una técnica pianística sólida", destacó Helguera.
La musicóloga Luisa Vilar, quien ha estudiado las partituras de Carlos Chávez con las interpretaciones de la maestra Rodríguez, destacó que éstas son, por un lado, muy buenas para la música contemporánea, "muy exactas, muy lo que el compositor pide, pero al mismo tiempo les imprime la parte humana y musical".
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