Tiempo de unidad y no de traidores

Normando Medina Castro
Foto: Efe
La Jornada Maya

Jueves 7 de junio, 2018

Nacionalismo equilibrado, unidad, solidaridad, son premisas fundamentales para enfrentar los diferendos actuales de México con los Estados Unidos de Norteamérica, nuestros vecinos y principales socios comerciales que, por disposición de su presidente Donald Trump, decidieron unilateralmente imponer aranceles del 25 y el diez por ciento a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Canadá, México y la Unión Europea.

Las medidas adoptadas por el presidente norteamericano también afectan las exportaciones chinas a los Estados Unidos. Los países afectados tomaron acciones semejantes como respuesta y, establecieron impuestos compensatorios a determinados productos estadunidenses.

Además de México, Canadá, la Unión Europea y China, también Japón ha sido afectada por las estrategias proteccionistas [i]Trumpianas[/i] a la planta productiva de su país. El Reino Unido es de los pocos países que han quedado fuera de la guerra comercial emprendida por el mandatario estadunidense.

La situación de nuestro país es delicada ya que estamos en pleno proceso electoral en el que la premisa principal de los ricos y poderosos de la élite ha sido dividir y polarizar a los mexicanos con tal de mantener sus privilegios y su impunidad. Triste panorama al que hay que sumarle el terrible descrédito de las instituciones nacionales, entre ellas los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

No es momento de sombrerazos y gritos que pretendan ser más estruendosos que los del megalómano presidente Trump, sino de una diplomacia comercial inteligente que salvaguarde el bienestar del pueblo mexicano.

Es momento de actuar por México de una vez por todas. Ya basta de proteger los intereses de unos cuantos privilegiados que en toda circunstancia sacan provecho personal.

En la respuesta que el gobierno mexicano ha dado a los Estados Unidos se impusieron aranceles que van del cinco al 25 por ciento a cerca de 250 productos norteamericanos, en su mayoría siderúrgicos y algunos agropecuarios como las manzanas, papas, arándanos, jamones, quesos y la carne de puerco.

Con el tipo de cambio actual en el que el dólar casi alcanza los 21 pesos, los precios de esos productos se elevarán hasta las nubes si el gobierno mexicano no busca y asegura otros proveedores. No hay que perder de vista que los aranceles mencionados son únicamente para las importaciones norteamericanas de esos productos.

Por ningún motivo debe tener cabida la especulación para ahogar aún más la economía mexicana. Lo repetimos, es momento de un nacionalismo equilibrado, de unidad y de solidaridad.

No es tiempo de traidores. Esos a los que se refiere el genial compositor y cantante uruguayo Alfredo Zitarrosa en su canción Adagio en mi país: “dice mi padre que un solo traidor, puede con mil valientes; él siente que el pueblo en su inmenso dolor, hoy se niega a beber en la fuente clara del honor…en mi país somos duros; el futuro lo dirá”…

La guerra sucia en las campañas políticas de Quintana Roo llegó para quedarse, a pesar de lo que digan en contra los candidatos de los diferentes partidos políticos y coaliciones. Y es que con el uso de las redes sociales y la facilidad para el surgimiento de páginas electrónicas, blogs, portales, etcétera, también se abusa del anonimato. Prácticamente cualquier persona, seguidor o no, de alguno de los candidatos, por diversión o por dinero hacen publicaciones que van de lo pueril a lo más abyecto y mezquino. Nadie está exento. Aunque todos los nieguen tienen publicaciones anónimas en su mayoría y, las menos, con autores identificados, con su consentimiento o sin él, para dañar la imagen de sus adversarios. Hace mucho que dejaron de ser contendientes. Son adversarios. Un ejemplo claro lo vemos en Tulum en donde los dos candidatos fuertes que disputan la presidencia municipal, Víctor Mas Tah de la coalición Por Quintana Roo al Frente del PAN-PRD-MC, y Marciano Dzul Caamal de la coalición Todos por Quintana Roo del PRI-PVEM-Panal, en algún tiempo aliados y amigos, ahora se están dando hasta con la cubeta. La miseria humana hace que el poder degrade la inteligencia. El poder es circunstancial y totalmente temporal, ¿para qué cargarse de odio y de enemistad que podrían prevalecer por el resto de la vida? Resultan insultantes para la inteligencia los maniqueísmos absurdos de querer presentarse como los únicos buenos, los inmaculados y los propietarios de la verdad. Esos valores no tienen colores. Aquí sí es válido decir, la gente los conoce. Y además, como dijera Joan Manuel Serrat en Una de Piratas: “todos los piratas tienen atropellos que aclarar, deudas pendientes y asuntos de los que, mejor no hablar”…

Los taxistas históricamente se afanaron, y mucho, por ganarse la antipatía de la mayoría de los ciudadanos por sus conductas groseras, sus abusos y sus atropellos. Esa amarga circunstancia ahora les cobra factura. Si la nueva Ley de Movilidad de Quintana Roo les afecta, ahora están solos. Prácticamente nadie fuera de los socios, operadores y sus familias, apoya la causa taxista. Están marcados por el estigma de que muchos de los propietarios de las placas, las obtuvieron como dádivas del gobierno. Muchos de esos propietarios de placas de taxi son funcionarios y ex funcionarios de gobierno o actores políticos y sociales que las recibieron como regalo. Nadie puede negar que existen socios de los sindicatos de taxistas con varias decenas de placas de su propiedad, aunque en términos legales fueran concesiones.

Muy pocos piensan que también hay familias de a pie que invirtieron sus ahorros de vida para comprar una placa o dos, para subsistir. En la mente de los ciudadanos sólo permanecen los taxistas, los operadores de las unidades, que circulan sin ningún respeto a los peatones, ciclistas, motociclistas y automovilistas. Sin ningún respeto a los usuarios. En la mente de los ciudadanos sólo están los taxistas que a la menor provocación sueltan la mentada de madre y agreden a quien tengan enfrente. La imagen de gente, cuyo trabajo es manejar un vehículo, y violan a cada momento los reglamentos de vialidad. Gente que ha teminado por hacer daño a gente honesta, que también la hay, que se gana la vida a bordo de un taxi y sufre el acecho y las amenazas de tiradores de droga, de policías y de inspectores extorsionadores. Personas honestas que vienen haciendo la cola y sueñan con obtener su propia placa. Definitivamente esa ley de movilidad tiene muchas lecturas. Son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡Hasta la próxima!

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