El regreso de la Misa Tridentina al Mayab

Raúl Enrique Rivero Canto
Foto: Cortesía Una Voce Península de Yucatán
La Jornada Maya

Lunes 14 de mayo, 2018

Después de varias décadas de no realizarse y de encontrarse casi en el olvido, la misa promulgada por san Pío V tras el Concilio de Trento, popularmente conocida como Misa Tridentina, regresó de manera solemne y pública a la península el pasado fin de semana. Me refiero a la celebración a la que la gente mayor de sesenta años llama “la misa de antes” porque cayó en desuso hace algunas décadas, tras las reformas litúrgicas al final de los sesenta. Sí, aquella que es celebrada en latín y que es acompañada por el canto gregoriano; tesoros culturales que veíamos en peligro de extinción.

El motivo oficial fue la celebración del V centenario de la primera misa celebrada en México. Según las crónicas, el 6 de mayo de 1518 el padre Juan Díaz celebró en las costas de Cozumel, siendo esta la primera de su tipo en el actual territorio mexicano. Entre los invitados a los festejos que hubo en la isla por tal efeméride estuvieron los padres de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP), la cual fue fundada por san Juan Pablo II en 1988, para la preservación de la Misa Tridentina, hoy conocida como Forma Extraordinaria del Rito Romano. En la práctica, la FSSP no sólo custodia la conservación del rito, sino también del canto gregoriano, el latín y de los templos históricos enclavados en barrios fantasmas de lo cual son magníficos ejemplos los templos de Nuestra Señora del Pilar en Guadalajara y de la Inmaculada Concepción en el Salto del Agua en Ciudad de México, ambos administrados por ellos.

La presencia de los padres de la FSSP, la buena voluntad de los obispos y sacerdotes locales, el apoyo de Una Voce México y la perseverancia de Una Voce Península de Yucatán, dieron como resultado tres misas tridentinas en la península: El viernes 4 a las 17 horas en la parroquia de San Miguel Arcángel, en San Miguel de Cozumel; el domingo 6 a las 12 horas, en la rectoría de Santa Lucía Mártir en Mérida y a las 19 horas en el templo de San Roque (San Francisquito), en el recinto amurallado de San Francisco de Campeche. En las tres celebraciones fueron exhibidas las reliquias de los santos mártires cristeros.

En las capitales de Yucatán y Campeche, la organización de las celebraciones estuvo a cargo de Una Voce Península de Yucatán (UVPY), asociación privada de fieles laicos que se encarga de conservar y difundir el legado histórico y artístico de la Iglesia católica a través de la promoción de la Misa Tridentina. Su promotor inicial fue el padre Fernando Díaz López, fallecido en 2016. Tanto Una Voce como la FSSP se apoyaron en Mérida del rector de Santa Lucía, monseñor Manuel Vargas Góngora, y del vicario general de la Arquidiócesis, Candelario Jiménez. Por su parte, en San Francisco de Campeche el contacto directo fue el obispo monseñor José Francisco González.

Hasta este punto el lector podrá imaginarse templos semivacíos con apenas una veintena de románticos católicos que añoran un pasado de cristiandad que cada día se ve más lejano y difuso. Nada parecido a la realidad. La Misa Tridentina tuvo un lleno total en Santa Lucía. 210 personas escucharon sentadas el sermón del padre Jonathan Romanoski, quien estuvo acompañado de los padres Daniel Heenan, Zachary Akers y James Smith, todos de la FSSP. Otras 50 personas estaban de pie junto a las puertas laterales; la puerta mayor tuvo que ser cerrada debido al ruido de la música del parque. Es importante subrayar que una tercera parte de los asistentes era menor de 35 años, es decir, jóvenes que nacieron mucho después de que esta forma de la misa cayera en desuso y que, sin embargo, se sintieron atraídos por ella. Los comentarios de la gente al término de la celebración fueron muy positivos e insistían en preguntar cuándo volvería a haber una misa así.

Un éxito similar hubo en San Francisco de Campeche. Por ser menor la capacidad del templo hubo menos asistentes, pero la mitad eran jóvenes. El reto ahora para los antropólogos e historiadores de la religión es responder ¿Qué tiene de atractivo el pasado que se está volviendo una opción para atraer a las nuevas generaciones a las celebraciones religiosas?

Sin duda este fin de semana fue histórico y no por los 500 años de la primera misa, sino por el regreso de una celebración que parecía haberse perdido. Un legado que no sólo era cultual sino también cultural. Así cobraron vida en las tierras del Mayab las palabras de Benedicto XVI: “Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande”.

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