La cruda post debate

Felipe Escalante Tió
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 3 de mayo, 2017

Llegó el día, la hora, y la cita ante las cámaras de televisión se cumplió. Llegaron el doctor Jorge Zavala, Mauricio Vila, Mauricio Sahuí y Joaquín Díaz al ritual, moderado por José Luis Preciado y María José Gil.

Si algo quedó en evidencia con la ceremonia es que nuestros políticos, que son reflejo de la sociedad, carecen de una cultura de confrontación de ideas. Confunden debate con lanzamiento de descalificaciones y acusaciones de corrupción y traición, y en cambio exhiben una muy desarrollada habilidad para escabullir el bulto y evadir preguntas directas.

Tal vez desde el primer debate presidencial, aquel entre Diego Fernández de Cevallos, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Ernesto Zedillo Ponce de León en 1994, las confrontaciones entre políticos han dejado mucho qué desear. No se trata sólo de una cuestión de formatos, sino de candidatos que prefieren mostrarse iguales en su capacidad para descalificar a sus adversarios que en resaltar cuáles de sus propuestas marcarían una diferencia de mayor beneficio a los gobernados.

Lo que se presentó ayer para la sociedad yucateca no alcanza a salirse del guión que han tenido los debates organizados por la autoridad electoral, entre candidatos para cualquiera de los tres órdenes de gobierno. Desde las conferencias previas con anuncios para “calentar” el ambiente, pasando por el ninguneo al que va más atrás en las encuestas, el señalamiento al que hace “el trabajo sucio” y el consabido “¡mientes!” entre los mejor posicionados, hasta el festejo de quienes se autodenominan “ganador” del debate.

Nos tocó padecer las llamadas de las casas encuestadoras, mediante una voz grabada que no permite saber si uno contesta a una empresa seria o a uno de tantos “trolles”. El objetivo era saber quién había resultado “ganador”. Vale la pena detenerse en este comportamiento.

[b]Ganadores y perdedores[/b]

Declararse triunfador en uno de estos encuentros, ya lo debieran saber los candidatos, no significa nada si no se traduce en un incremento en la intención del voto. Por más que hagan para convencernos de que sus propuestas fueron las mejores, lo que contará al final es el voto emitido el 1 de julio. Así, es muy distinto ganar un debate que tener el mejor comportamiento durante el evento, lo cual fue sin duda para Jorge Zavala, quien desde el inicio marcó su principal diferencia como candidato ciudadano, con experiencia en la gestión de recursos incluso de organismos internacionales, y resaltó la desconexión que hay entre las propuestas de los candidatos tradicionales. Aquí hemos dicho que el doctor Zavala es mucho candidato para el PRD, donde ahora deben estar alegres por el resultado.

La decepción de la noche es sin duda Joaquín Díaz Mena Huacho. Se lanzó con una acusación ya muy manoseada para atacar el flanco más fuerte de Mauricio Vila y el Ayuntamiento de Mérida. Por el contrario, se le vio torpe ¡leyendo! En lugar de aprovechar para intentar demostrar que una tercera opción es viable en Yucatán, se llevó un golpe del que le será difícil desmarcarse: la acusación de estarle haciendo el trabajo sucio al PRI. Si Huacho parecía el líder capaz de romper el techo de los dos dígitos para un partido que no fuera el tricolor o el PAN, el evento lo mostró como todo lo contrario: ni político hábil, ni líder para el futuro.

Pierden también los ausentes del debate: los derechos de acceso a la cultura, medio ambiente sano, personas con discapacidad y grupos indígenas. Los punteros prefirieron salirse por la tangente cuando las preguntas pudieron aprovecharse para profundizar. El mejor ejemplo es Mauricio Sahuí diciendo “Vamos a crear el programa de médico rural. Que el médico viva en tu localidad”, cuando el tema era su postura acerca del uso de semillas transgénicas y agroquímicos. De nuevo, el mejor librado en esto fue Jorge Zavala.

Cuando los candidatos evitan profundizar incurren en una falta de respeto a la ciudadanía, a quienes serán los votantes el 1 de julio. Esto porque las preguntas fueron formuladas por los ciudadanos, y un grupo de expertos, que no recibió un peso por su labor, se encargó de integrarlas en bloques e irlas sacando. Las hojas que salían de las urnas eran, en pocas palabras, las que pudo haber enviado cualquier persona preocupada por su estado. Los candidatos tuvieron la oportunidad de oro para tratar temas de interés concreto, y la desperdiciaron ofensivamente.

[b]Valores ciudadanos ausentes[/b]

Es marca de estos tiempos. Al final del evento tenía que haber memes. Uno en particular me llamó la atención por lo impropio; el que compara a la edecán del INE de hace seis años con una de las integrantes del grupo de expertos.

La aludida no necesita de mi defensa. Sin embargo, me siento obligado a expresar mi solidaridad y a decir que ella, y varios más, acudieron por impulsar un proceso de revisión y custodia de preguntas ciudadanas, y que por esa labor se expuso a tal intento de burla, que sólo exhibe la mezquindad del autor, pero también la calidad ciudadana de quienes han hecho circular el meme en cuestión.

Si fuera sólo por los candidatos, podría decir “con estos bueyes hay que arar”, pero veo los memes y encuentro más argumentos para decir que los pueblos tienen los gobiernos, y los políticos, que se merecen. Y esa es la cruda realidad.

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