Entre la historia, la participación electoral y la información

Felipe Escalante Tió
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Martes 10 de abril, 2018

Nos encontramos ya en la segunda semana de campañas electorales, y la ciudadanía se encuentra padeciendo la espotiza por radio y televisión, los consabidos repartos de volantes y uno que otro regalito “totalmente comicio”, anuncios espectaculares por todos lados y la proliferación de encuestas de las que todos, con algo de razón, desconfiamos.

En cuestiones de participación, Yucatán sobresale dentro de todo el país por dos motivos: su alta participación, que suele superar por mucho la media nacional y aproximarse a las dos terceras partes del padrón; y que las casas encuestadoras han fallado en sus proyecciones por lo menos en los últimos tres procesos electorales.

Lo anterior viene por intentar explicar la razón por la cual José Antonio Meade Kuribreña, candidato del PRI a Presidente, se encuentra en primer lugar en las encuestas en Yucatán; uno de los motivos que se esgrimieron para iniciar la campaña presidencial en esta entidad. Esta elección es mucho más compleja de lo que están advirtiendo las encuestas, por el ánimo de odio (de linchamiento, según me comenta un apreciado priísta) hacia lo que no apunte a nuestras propias simpatías.

Demos una mirada a las redes sociales y únicamente encontraremos señalamientos de corrupción y odio hacia los candidatos. Los apoyos se leen demasiado ingenuos para ser auténticos y no motivados por algún grado de dependencia de quien así se expresa.

Dada la división que se está creando y al atávico comportamiento de los yucatecos ante una encuesta política, ¿es posible que Meade, señalado hasta ahora en un lejano tercer lugar, se encuentre al frente en el estado? No sería la primera vez que Yucatán estuviera a contracorriente en una votación por la Presidencia. Ya en 2006 fue la única entidad en el sur-sureste en darle la mayoría de sus votos a Felipe Calderón Hinojosa.

Lo que ha exhibido Yucatán es que las casas encuestadoras toman un sesgo demasiado específico para una población que es mucho más compleja. La alta participación, que incluso en 2015 rebasó el 70 por ciento, demuestra que a la hora de emitir el sufragio pesan mucho más diferencias como el lugar en el que se vive; no es sólo la ciudad o el campo. En la primera, incluso el acceso a ciertos servicios y la calidad de los mismos puede definir la simpatía hacia un determinado candidato. Esta vez debe tomarse en cuenta también la composición poblacional. El voto foráneo será importante.

Queda preguntarse si, dada la alta participación, el sufragio de los yucatecos es informado. Las fobias en las redes sociales apuntan a varias prácticas de compra y coacción del voto, atribuidas mayormente al PRI, aunque no es el único partido que echa mano de estos recursos. Esto no deja de ser un recurso para descalificar a algún candidato al que se puede acusar de “comprar” la elección.

Una cuestión que se ignora es la historia del voto en Yucatán, pues se trata de una de las primeras entidades en las cuales se estableció el sufragio universal (masculino) para las elecciones de carácter local. Esto ya desde el siglo XIX. Ahora, la cuestión ha sido la movilización del electorado, pues en nuestro peculiar bipartidismo siempre ha quedado la versión de que en Mérida la votación fue limpia (podemos ver los casos de Delio Moreno Cantón en 1912 y Víctor Correa Rachó en 1969), cuando en realidad se trata de enclaves de los partidos. A lo largo de la historia local, ambos partidos han recurrido a diversas estrategias para que “sus votantes” lleguen a las urnas.

Pero volvamos a la elección presidencial. En 2006, Felipe Calderón le debió la Presidencia a Yucatán, donde triunfó claramente. En esta ocasión se vislumbra también un “efecto AMLO” en todo el país, que puede reflejarse en una votación que superará por mucho la histórica de los partidos “de izquierda” en la entidad, y aun así, hoy el PRI nacional se siente seguro en el estado. Las prácticas de compra de voto son cada vez menos seguras; “la gente ya aprendió a votar cruzado”, me insistía el buen amigo priísta, y para los índices de participación que registramos, es prácticamente imposible asegurar la voluntad de los votantes.

¿Tenemos entonces información de calidad o nos guiaremos por memes hasta el último día de la campaña? Es obvio que hoy se tiene mayor acceso a la información, pero vale la pena preguntarse si es de calidad.

A partir de mañana iniciaremos un análisis de los discursos de los candidatos al gobierno del estado, a fin de discutir sus plataformas y así contribuir a la información de calidad.

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