de

del

Rodrigo González
Foto: Especial
La Jornada Maya

Jueves 15 de marzo, 2018

Insisto, no soy el más grande fan de las películas de superhéroes pero entiendo su dinámica y su propósito el cual, más allá de generar millones de dólares en taquilla y funcionar como mero entretenimiento, trata a su vez de renovar los arquetipos sociales del bien y el mal, y en general, hacen una visita renovada a la estructura de los valores occidentales y del pacto social en el que vivimos, con todo y sus fallas.

A partir de esa idea me acerqué a ver [i]Black Panther[/i] (dirigida por Ryan Coogler, 2018), película de los estudios Marvel y Disney que explora el ascenso al poder del nuevo rey de Wakanda, reino ubicado en el corazón de África, y que desde hace milenios vive aislado del resto del mundo buscando mantener en secreto su superioridad tecnológica.

T´Challa, nuevo rey de Wakanda, es al mismo tiempo Black Panther, súper héroe que obtiene sus poderes sobrehumanos gracias al consumo de una planta que fue afectada por el mineral contenido en un meteorito que cayó en África hace miles de años, y el cual es también el origen de la superioridad tecnológica de su reino.

Bajo esta premisa, y de la mano de un cast mayoritariamente negro (obviamente), Ryan Coogler logra una película emocionante, con excelentes efectos especiales y que a pesar de algunas flaquezas en el guión, se sostiene haciéndola una gran película de superhéroes.

Pero el asunto interesante es que esto no se detiene acá. Ryan Coogler dirigió anteriormente Creed, una especie de spin off sobre la franquicia de Rocky, que toca la historia del hijo de Apollo Creed, legendario rival y amigo entrañable de Rocky Balboa y, anteriormente a esta cinta, su primer largometraje, Fruitvile, habla de los acontecimientos reales del asesinato de Oscar Grant III, un joven afroamericano asesinado a tiros a manos de un policía en Oakland, California. Esto nos pone en contexto y nos acerca a su profundo interés por utilizar el cine como un vehículo para poner en la luz pública temas trascendentes para una minoría.

Entonces sucede con [i]Black Panther[/i], que gracias a la mano de Coogler, detrás de la historia de súper héroe con súper poderes (económicos, familiares, tecnológicos, místicos), encontramos una versión de metahistoria donde las naciones africanas nos son presentadas desde la visión de su mayor potencial cultural, científico y humano.

Acá se arriesgan a preguntarse el “qué pasaría si” de una parte fundamental de la historia del mundo, tocando temas como la esclavitud, la injusta construcción de la riqueza estadunidense y de otras potencias, la persecución política, la brutalidad policial, la lucha por los derechos civiles y el enorme deseo de toda una minoría que ha sido oprimida sistemáticamente durante cientos de años de cobrar y sanar una deuda histórica.

La película triunfa y conecta, porque más allá de sus logros como pieza de entretenimiento, logra llevar a la gran masa a través de las pantallas, una versión del deseo general de toda una comunidad de lograr justicia permanente, no a través de la venganza, si no del rescate y respeto de sus tradiciones, del triunfo de su pensamiento, de su generosidad hacia los otros pueblos y del enriquecimiento de su propia cultura a través de la inclusión y la apertura.

Al salir del cine, caminé de regreso a casa, y pensaba también en nuestros pueblos originarios, en la deuda histórica que tenemos con ellos, en el enorme trabajo que tenemos frente a nosotros para resarcir el daño causado por la explotación, la aniquilación física y cultural, la segregación, el clasismo sistemático que practicamos todos los días y en todos los niveles, la falta de oportunidades, pero sobre todo, la falta de reconocimiento de su existencia.

Y por supuesto, en este ejercicio donde me ganó la imaginación me pregunté: ¿qué pasaría si alguien descubriera que en el fondo de la selva los mayas siguen ahí, viviendo en una sociedad floreciente, respetuosa de la naturaleza, de los otros, tecnológicamente superiores, aislados de todos, observándonos, esperando el momento oportuno para aparecerse y retomar su lugar en el mundo?

Hasta ganas me dieron de escribir un guión.

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