René Ramírez Benitez
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Viernes 9 de marzo, 2018
Inicia la guerra de señalamientos en esta época electoral. Los partidos y candidatos se llenan de acusaciones y lanzan comentarios, evidencias y denuncias públicas sobre actos de corrupción o falta de ética en temas personales. La temporada proselitista de este año tiene como tema central el combate a la corrupción y el historial de los candidatos. Porque era el elefante en la sala; era eso que se evitaba pero estaba vivo, ahí latiendo en cada uno de los partidos, candidatos, políticos y empresarios; porque era tiempo que ese combate entre candidatos sacara a flote lo que verdaderamente nos importa a los ciudadanos “de a pie”.
Quiero resaltar uno de los aciertos de esta contienda, la cual es generar ideas sobre políticas públicas en el tópico de rendición de cuentas y transparencia en los recursos públicos.
Si bien estamos en aras de la construcción e implementación del Sistema Nacional Anticorrupción y de los Sistemas Locales en el mismo sentido, es la primera vez en muchas elecciones que las propuesta políticas están siendo traducidas en soluciones reales en lugar de promesas vacías a los temas de relevancia social. Porque en eso deben centrarse; porque de eso debe hablarse; porque en esos suelos deben construirse los cimientos de una nueva política anticorrupción. Si bien es un fenómeno arraigado dentro de las instituciones y normativas nacionales y locales, empezar a repensar la cuestión pública en el tema es el camino correcto a resolverlo.
Ahora, la pregunta es: ¿qué sigue? Una vez terminadas las elecciones, después de haber elegido a los ganadores y perdedores de esta jornada electoral ¿cuales serán las decisiones política en el tema? Los candidatos deben entender que es un objetivo a largo plazo y no sólo una medida transicional, que involucra mejorar la procuración e impartición de justicia (fiscalía especializada en el combate a la corrupción y los tribunales en materia administrativa) en el país y en los estados, al igual que garantizar la autonomía fáctica de las instituciones relacionadas en los temas de finalización y rendición de cuentas.
Es indispensable que los sujetos obligados e involucrados en este fenómeno, no vean como solución el simplemente legislar. Producir leyes como ponerle fin al tema; generar normas como decir “aquí acabó”; crear mas y mas legislación como medida “efectiva”.
Es ahí donde la participación ciudadana será uno de los elementos claves para garantizar un verdadero cambio en el tema de corrupción e impunidad, porque nuestro país podría vivir un cambio de régimen político sustancial, y es en esa alternancia donde quedarán espacios vacíos que deben ocupar los ciudadanos; porque es ahí donde el ciudadano debe iniciar la verdadera campaña. Es hora de ciudadanizar el combate a la corrupción.
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