El Día de la mujer, el recuerdo de una lucha diaria

Katia Rejón
Foto: Fototeca Pedro Guerra-UADY
La Jornada Maya

Jueves 8 de marzo, 2018

En la radio escuché que este ocho de marzo dedicarán todo el día a programar música hecha por mujeres, pues “hay mucho talento femenino en la industria musical”. Aunque se agradece la buena intención, lo extraño del asunto es que en esta estación -que suelo escuchar todos los días- pocas veces programan a mujeres o bandas lideradas por mujeres, ¿pues no que hay mucho talento femenino en la industria musical?

Las voces menos informadas sobre la equidad de género asumen que este día está hecho para hacernos sentir especiales. Pero no, las mujeres no esperamos que nos celebren este día por ser “las flores más bellas del universo” o las “dadoras de vida”, sino concientizar acerca de todos los temas urgentes que van desde la poca participación de mujeres en la ciencia (desde 1901 los Premios Nóbel han sido para 581 hombres y 18 mujeres), por mencionar algún sector, hasta otros que nos tocan profundamente cada día como los feminicidios.

Desde 1977, la Organización de Naciones Unidas convirtió esta fecha en el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, “para conmemorar la lucha histórica por mejorar la vida de la mujer”. Lamentablemente, la lucha de las mujeres no se quedó en el siglo XX con el voto. Todavía nos queda la brecha salarial, el acoso sexual, la cosificación mediática, dobles jornadas y trabajo doméstico no remunerado, la representación desigual en puestos de gobierno, en reconocimientos internacionales del arte o la ciencia, la violencia, el aborto ilegal, el poco reconocimiento histórico y hasta reformas a leyes que parecen sacadas de la Ley Sálica de la Edad Media. No bastan 50 años para acabar con siglos de discriminación, eso sería absurdo ¡o un milagro!

Pensemos en un estado que exculpa al abusador sexual de una niña de 15 años si contrae matrimonio con ella; o en otro donde la mujer divorciada tenga que esperar, pongámosle 300 días, para volver a casarse, pero su ex esposo lo puede hacer al día siguiente; o uno más donde las víctimas de explotación sexual no estén protegidas por la ley porque las leyes son para mujeres “castas” o “que vivan honestamente”. Esto no es ley marcial del Viejo Oeste, son las leyes de Campeche (por el delito de “estupro”), una ley federal apenas hace unos meses derogada, y de Sonora y Baja California en pleno siglo XXI.

Según datos del Inegi, 2016 fue el año con más feminicidios registrados desde hace 27 años. Fueron asesinadas 2 mil 813 mujeres en el país; de los 12 asesinatos diarios en Latinoamérica, más de la mitad se cometen en México.

En medio de movimientos que nacieron en el mundo digital y pasaron al plano de la acción como #MeToo #NiUnaMenos #MiPrimerAcoso, la ONU inició #AhoraEsElMomento para erradicar la violencia feminicida en el marco del Día Internacional de la Mujer. Las Naciones Unidas explican en su página que los días internacionales sirven para sensibilizar y señalar un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en la sociedad para que “los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos así lo exijan a sus representantes”.

En al menos 29 países de todo el mundo, las feministas organizan un “Día sin mujeres” este ocho de marzo. La idea es abandonar voluntariamente cualquier tipo de trabajo para protestar contra la brecha salarial y la violencia machista.

Hay que tener en cuenta que las luchas más visibles no son las únicas. El feminismo interseccional nos recuerda que no todas las mujeres -u hombres- sufren discriminación de igual forma, porque también existen variantes de clase, orientación sexual y etnia. Si bien el movimiento de #TimeIsUp es urgente para acabar con el acoso sexual dentro de una industria millonaria, ¿cómo viven la discriminación las mujeres rurales o las afroamericanas?

El grupo Afroféminas, por ejemplo, publicó un comunicado en su página oficial explicando por qué no se añadirían al paro mundial junto con otros grupos de feministas. “No hay representación, ni visibilización de nuestras posturas, y nuestra principal reivindicación como mujeres racializadas, que es el racismo, se obvia, ya que en realidad, no se le da ninguna importancia”, explican.

Otro ejemplo de luchas al margen podría ser el I Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan, que se realizará en Chiapas, en el cual la mujer indígena es el eje principal. Todas estas luchas tienen un lugar preciado en el mundo donde el machismo es imperante. También se vale que cada quien tenga una agenda de acuerdo al contexto de cada mujer. Así que si quieren felicitarnos por algo, que sea por la perseverancia en esta lucha en la que estamos todas desde hace un siglo.

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