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Jesús Hernández Martínez
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 5 de febrero, 2018

El problema no es nuevo, más bien es tan antiguo como Chetumal y como ciudades de más de 500 o mil años de fundadas: la multiplicación y proliferación de perros callejeros con la consecuente dispersión diaria de sus heces fecales que, según la autoridad sanitaria, son un latente foco de infección para los humanos.

Y el problema se ha descuidado, a tal grado que en la actualidad ya no se sabe qué hacer. En Chetumal, por ejemplo, ninguna autoridad sabe cuántos perros callejeros pululan por la ciudad, unos dicen que diez mil, otros que veinte mil y unos más que llegarían a treinta mil. Contarlos tampoco es fácil porque las autoridades tienen otras tareas más importantes que atender e, insistimos, el problema no se reduce a la capital de Quintana Roo.

Abordamos el tema porque, en días pasados, investigadores de la UNAM dieron la voz de alerta, al confirmar el “grave riesgo” que corren los habitantes urbanos al respirar a diario las heces fecales de perros y gatos a las que se le suman las humanas en los centros de población en que aún se acostumbra defecar al aire libre.

Los perros, gatos y humanos depositan grandes cantidades de heces fecales que, al secarse, se incorporan al aire que se respira y mediante el cual se pueden contraer varias enfermedades gastrointestinales, respiratorias y otras, sin que haya hasta la fecha alguna práctica para impedirlo. “Es imposible matar a todos los perros callejeros”.

Los investigadores de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), anticiparon que el depósito constante de heces fecales, que después se pulverizan y son arrastradas por el viento, significan un grave problema al que las autoridades sanitarias deberían ponerle mayor atención.

Que se sepa, ni en Chetumal ni en las demás ciudades del estado, las autoridades tienen algún programa para disminuir el problema de los perros callejeros; el número de gatos es mínimo y son pocas las personas que defecan al aire libre.

Ocasionalmente las autoridades municipales echan a andar los programas de esterilización de mascotas; la respuesta de la población es buena pero sólo atiende a perros y gatos con dueños; los animales callejeros quedan fuera de esos programas.

Trabajadores de algunas de las anteriores administraciones “cazaban” perros callejeros que, cuando nadie los reclamaba, eran sacrificados. Empezaron los reclamos de la sociedad porque los animales eran torturados para que murieran, y la “caza” se suspendió.

Así es que, de acuerdo con la estimación de cada autoridad, por la ciudad de Chetumal deambularían 10 mil, 20 mil o 30 mil perros acumulando a diario considerable cantidad de heces fecales y enfermando a sus habitantes humanos.

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