Luis A. Boffil Gómez
Foto: Afp
La Jornada Maya
Martes 30 de enero, 2018
De la política mexicana casi todos hablan, dicen, maldicen y hasta alaban, claro, siempre y cuando te toque “hueso”, o bien, le den su “tuétano” al amigo del político. O sea, el clásico agandalle y, de vez en cuando, excepciones de gente honesta y preocupada por apoyar a los más fregados.
Y, en un giro radical, pocos mexicanos saben qué onda con la política cubana. Aunque no lo crean, hay sus “asegunes”, “similares y conexos” y “deferencias”, como dirían por allá.
Ahora, con los recientes movimientos políticos entre PRI-nosaurios y panuchones, ya sea en Yucatán y en el ámbito nacional, se pueden encontrar cosas curiosas entre las políticas de ambos países.
Recientemente, el escribidor de esta columneja se dio una vuelta por el “gran caimán” del Caribe y se enteró que también en la isla de los hermanos Castro (Fidel ya descansa, no sabemos si en paz, mientras que Raulito anda, sin querer queriendo, salir de la ratonera sin oler y comer más quesito). En síntesis, Raúl Castro, el mismo presidente del país y primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), ordenó desde 2017 postergar los comicios, dizque por el huracán “Irma” que batió a las naciones de esa región latinoamericana y caribeña. Irónicamente Puerto Rico, el protectorado gringo, quedó más jodido que la propia Cuba y a Donald Trump le importa un cacahuate darle ayuda a su supuesto incondicional. Ver para creer.
Luego entonces, el 19 de abril próximo (de este 2018, aunque nadie sabe y tal vez Raulito se queda en el cargo hasta el año 2918) Raúl Castro, de unos 87 u 88 añejos, dejará el poder que le legó su carnal Fidel y se irá, pero no del todo. Será diputado nacional hasta que la Parca, en verdad comunista porque jala parejo con ricos y pobres, corruptos y honestos, decida cargar con el ex combatiente de Sierra Maestra.
Para esa fecha, unos ocho millones de cubanos podrán elegir a sus nuevas autoridades para definir a la “nueva” Asamblea Nacional (Congreso federal), el presidente y los ministros (secretarios de Estado), claro, con sus respectivas Asambleas Provinciales, equivalente a los Congresos estatales.
1.- En Cuba, aparecen en la TV oficial las identidades de todos los delegados; en el caso mexicano, los precandidatos a cargos de elección popular. En Yucatán, por ejemplo, pocos conocen a Paola Mujica Quiroz, propuesta del PRI para diputada local por el cuarto distrito con sede en Mérida. Al menos una fotito, por Dios. Claro, eso no quiere decir que por mostrar el rostro el candidato(a) tendrá que ser buen político.
2.- En México y en Yucatán, millones de personas votarán el primero de julio por miles de candidatos emanados de distintos partidos políticos, entre oficiales y aduladores (estilo Verde Ecologista, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo, por mencionar algunos); en Cuba sólo existe el PCC, aunque siempre hay “lamebotas”. ¿Dónde está la democracia? En sí, en ninguna parte, aunque los grillos nacionales digan lo contrario.
3.- En Cuba están acostumbrados a tener diputados y dirigentes “matusalénicos”, no menores a los 50 o 60 años de edad, con tendencia de alcanzar los 101 años, mientras que en México o Yucatán, los legisladores pueden ser hasta de 18 años (con excepción de los notables Fidel Velázquez y Leonardo “La Güera” Rodríguez Alcaine). Es lo de menos. Los isleños ven la oportunidad de lucrar con sus cargos, mientras que los mexicanos ¡también!
4.- En México (Yucatán incluido), los políticos generalmente han hecho méritos en cargos partidistas, desde meseros de los consagrados hasta “viene y trae” como, por ejemplo, Enrique Castillo Ruz, el nativo de Umán. Pregúntenle a sus conocidos, no necesariamente a sus adversarios. En Cubita, también se colgaron sus estrellitas tipo kínder en labores partidistas. Digamos, “chivatear” a los vecinos o colegas políticos con supuestas acusaciones de “vende patrias” o “gusanos” como allí califican a los que no comulgan con el sistema castrista. ¿Hay diferencias o similitudes?
5.- El 19 de abril, habrá nuevo presidente en Cuba. Las casillas se abrirán desde las ocho de la mañana y cerrarán a las cuatro o cinco de la tarde. Todos votarán por abanderados de un solo partido político. Millones de sufragios serán inválidos porque no se votó de forma correcta, o sea, no les importó a los pobladores pues saben que poco o nada cambiará. En México, las urnas estarán listas desde las ocho de la mañana y serán clausuradas, en promedio, a las seis de la tarde. Millones votarán por miles de un lote de agrupaciones políticas. También creo que se invalidarán millones de boletas pero, por supuesto, las cifras estarán maquilladas para favorecer al que los más influyentes quieran. También podría suceder en Yucatán. ¿Suficiente democracia? Ay, mi Dios. Poco o nada cambiará, así sea con el “Meadazo”, el “Panucho viajero” o el “ya sabes quién”.
6.- Luego entonces, ¿notan los “asegunes” entre las grillas cubana y mexicana?
Amiguitos, ya saben: sugerencias para que los “asegunes” cubanos y mexicanos (Yucatán incluido) no sean torta y jugo, por el lado nacional, y arroz y frijol por el bando isleño.
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