Eduardo Lliteras Sentíes
Foto: Facebook @mauviladosal
La Jornada Maya
Lunes 15 de enero, 2018
Como si fuera una estrella de rock o de cine, así reciben las mujeres en los municipios a Mauricio Vila, el ex alcalde meridano, que se ha estrenado como precandidato a la gubernatura recorriendo las sedes del Partido Acción Nacional en busca del voto y apoyo de las huestes panistas, en la última semana. Vila invita a no conformarse con lo que hasta ahora ha ofrecido el PRI, “Yucatán merece más”, dice. Y el gobierno de Rolando Zapata Bello, con su lema, “sigamos avanzando por el mismo rumbo”, invita a ponerle un diez al jefe del Ejecutivo, con el supuesto de que es inmejorable su chamba como gobernador. Pide que los yucatecos le den no sólo aprobación a su gobierno, sino que lo despidan con sonoros aplausos de pie: Gracias por dejarnos vivir en Jauja, en la Suiza tropical –oficialmente llamada “Proyecto Yucatán”-, la tierra prometida del Mayab.
Sin embargo, la contratación del autor de la frase “Andrés Manuel López Obrador, un peligro para México”, haría pensar que la sociedad yucateca no está tan convencida de que debemos seguir por el mismo rumbo. De que, efectivamente, no hay nada mejor.
La aparición en la escena de Antonio Solá en Yucatán, así como del venezolano J.J.Rendón a nivel federal, haría pensar que los argumentos para defender a quienes han gobernado hasta ahora no son tan convincentes, o que de plano se están desmoronando, entre la devaluación del más del 60 por ciento que padecemos con EPN, la pérdida de poder adquisitivo, la inflación récord, el constante aumento de todo, empezando por los combustibles y el gas, que son empobrecimiento neto, diga lo que diga el Coneval.
O al menos, no convencen a esa supuesta mayoría que debería verse representada en los promocionales en Internet, del “Quinto Informe” de Rolando Zapata Bello, en ese mundo idílico, maquillado, edulcorado, de la isla Yucatán, ni siquiera parangonable a la isla de Pali, de Aldous Huxley.
Entonces pareciera que el edén no es tan perfecto y que muestra muchas grietas, por lo que mejor es echar mano de los epítetos manipuladores, de las bardas pintadas en Venezuela o del ácido en las calles, para intentar ganar una elección.
Es decir, deben de tener cuidado, ya que el tiro podría salirles por la culata a los carísimos estrategas de la guerra sucia; a Solá y al mismo Rendón.
Por lo pronto, Mauricio Vila le apuesta a construir, sin destruir. Pero eso sí, pide ir por más, señalando, por ejemplo, que el sistema de salud tiene demasiadas carencias, falta de medicinas, de doctores, mala atención, hospitales sin terminar (el de Ticul) o acabados a última hora, como el de Tekax, “donde anunciaron con bombo y platillo que lo habían terminado, pero está convertido en un simple consultorio, donde para costurarte no tienen ni siquiera lo necesario y te deben mandar a Mérida”.
El ex alcalde dice también que en el campo yucateco hay problemas; que los apoyos sólo se los quieren dar a los “campesinos ricos”, según le dicen, o que llegan con retardo, ya cuando se perdieron las cosechas. Igual pasa con los apoyos en la costa, donde se apoya a los amigos del alcalde; los recomendados de siempre.
Ese es el Yucatán con el que no nos podemos conformar, dice Vila.
También apunta el dedo hacia la educación: ¿cuántos jóvenes quieren seguir estudiando pero por falta de apoyo no pueden hacerlo? Y propone implementar algunos de sus programas municipales a nivel estatal, como las becas de estudio o de transporte.
¿Será suficiente para Mauricio Sahuí quedarse con el conformismo y la autocelebración del gobernador Rolando Zapata Bello y su eslogan de que todo está bien y de que sigamos igual?
¿Debería buscar también pintar su raya y proponer cambiar, modificar el “Proyecto Yucatán”, allí donde sea necesario?
En lugar de eso, algunos dicen que hay que echar mano de Solá. Quizá el genio que lo trajo es el mismo que ideó lo del ácido en las calles repavimentadas de Mérida.
Por lo pronto, el panorama incierto de la candidatura del PRI para Mérida y decenas de alcaldías de Yucatán ha generado que algunos de los despechados recurran al recurso de gritar “ahí viene el lobo, nos vamos a Morena”, para ver si así les dan el hueso deseado. Es el caso de Liborio Vidal, de Panchito Torres y de Carlos Berlín Montero.
En Morena, nos dicen, podrían recibirlos, pero eso sí, nadie les ofrecería las candidaturas a la carta para que convirtieran a ese partido en un segundo o tercer PRI en el estado, a su servicio.
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