Cuento de Año Nuevo

José Luis Domínguez Castro
Foto: Tomada de la web
La Jornada Maya

Martes 2 de enero, 2018

[i]La plenitud del planeta y el alcance global de la modernización tiene entre sus consecuencias la obstrucción actual de los desagües que en el pasado le permitían a los enclaves de la modernidad drenar y limpiar sus residuos excedentes[/i].
-[i]Zygman Bauman[/i]

Érase que se era, hace 100 años, había un país llamado México, que quería entrar en el concierto de naciones del siglo XIX. Pero para eso, se necesitaba que alguien le hiciera labores profundas de ingeniería social y operaciones finas de saneamiento de los “residuos” del pasado colonial que pese a los cambios radicales de la Reforma, prevalecían aún en la vida social. Un pasado que seguía obstruyendo el flujo de las aguas frescas de la modernidad e impedía que éstas llegaran hasta los últimos rincones de su territorio.

Hubo entonces una revolución social que logró modificar sustancialmente la casa nacional colocando los andamiajes adecuados para que las grandes masas de obreros y campesinos tuvieran acceso a los beneficios de la educación y a la justicia distributiva. Esta revolución costó muchas vidas, pero le permitió a México dar un paso hacia adelante en la historia.

En Yucatán, el ingeniero social que realizó esta difícil tarea de saneamiento se llamó Salvador Alvarado. Trabajó intensamente y en menos de tres años (1915-1918), logró que no hubiera más obstrucciones a los flujos de aguas de la economía mundial a la que nos habíamos incorporado por el henequén. Gracias a él, se cambió radicalmente el orden de prioridades y, utilizando una buena caja de herramientas legales, reparó las tuberías, al crear las instituciones que la modernidad del nuevo siglo requería. ¿Resistencias? Hubo muchas… pero aun así, gracias a su enérgico carácter militar, dejó una sociedad estable y en paz. Los militares, en ocasiones, también pueden llegar a ser visionarios y grandes estadistas.

Poco tiempo después de él, siguió sus pasos un audaz “experto en tuberías sociales” que volvió a destupir los ductos de una sociedad mayoritariamente rural y pobre, a fin de que las corrientes de la justicia y las aguas refrescantes de la educación llegaran hasta los últimos rincones del territorio yucateco. En este contexto nació, entre otras, nuestra Universidad Nacional del Sureste. Ese hombre, soñador y romántico que hablaba maya y cuya estatura física y moral estaba por encima de la media, se llamó Felipe Carrillo Puerto, y gobernó Yucatán por otro corto periodo de nuestra historia (1922-1924), haciendo que los beneficios de la revolución alcanzaran al Mayab y se filtraran por grutas, cuevas y serranías tocando todas las haciendas, pueblos y ciudades de Yucatán. De nuevo se logró que, en un clima de paz, que más niños mayas tuvieran acceso a la educación, más hombres tuvieran acceso a un salario justo, más hombres de campo poseyeran la tierra que trabajaban en sus ejidos y que cierta armonía social campeara tanto en el campo como en la ciudad gracias a una ideología incipientemente socialista.

Pero he aquí que allá en la capital, los jaloneos al interior del grupo de militares dirigidos norteños que administraban el poder (De la Huerta, Obregón ,Calles) sacudieron de nuevo la paz nacional alcanzada, y aunque uno de los mejores proyectos –el de Adolfo de la Huerta- parecía ser el más idóneo para nuestras condiciones e idiosincrasia nacional, al enfrentarse al férreo control de la dupla Obregón/Calles, con al apoyo de los vecinos del norte que no desaprovechan momento para “ayudar” e intervenir de acuerdo a sus intereses, la aventura delahuertista sucumbió. A ella pertenecía por cierto nuestro malogrado Gral. Alvarado, quien por tal razón fue mandado asesinar por Obregón. Nuevamente el costo en vidas fue alto pero en esta ocasión, la factura de la rebelión se pagó con las vidas de los más altos cuadros militares cuya visión de futuro y su clara noción de soberanía nacional los hizo merecedores de la muerte.

¿Qué pasaba entretanto en Yucatán? Felipe, aquel restaurador de la Casa del Mayab que había logrado ir eliminando las basuras del pasado y “destupiendo” los ductos sociales, había logrado construir un nuevo orden social, haciendo a un lado a eclesiásticos y hacendados y para lo cual tuvo aparentemente el respaldo de Obregón sin embargo, llegado este momento, y no obstante haberle hecho la campaña presidencial a Calles, sucumbió víctima de la misma causa por la que luchó por más de dos años. Este cuento dela casa restaurada, lamentablemente no tiene un final feliz. El asesinato sin previo juicio del prócer del proletariado y de sus más cercanos colaboradores una mañana de enero de 1924, nos deja muchas dudas, como para poder seguir construyendo esta narración.

Los enemigos del gobernador socialista aprovecharon el rio revuelto de la rebelión antes mencionada que para ese momento parecía no ser del agrado de Don Felipe. El rompimiento entre las corrientes delahuertista y carrillista-obregonista en Yucatán se expresaba en las rivalidades y choques violentos que se dieron entre los integrantes de dos partidos: el PLC y el PSS. Es tan rápido y tan confuso lo que se vivió en ese momento que la mayoría de los historiadores lo pasan por alto, por lo que hoy, a menos de 100 años de los sucesos, nos hacemos varias preguntas:

¿Qué hubiera sucedido en Yucatán si Carrillo Puerto que pasó a la historia con letras de oro, como han trascendido Obregón y Calles, colocados como piedras angulares en el monumento a la Revolución, hubiera roto con Obregón y se hubiera reconciliado con la corriente de don Adolfo de la Huerta, el más civilista de los militares del norte, que representaba el proyecto de nación más razonable y digno en términos de soberanía nacional?
Y aún más, ¿qué país hubiéramos podido construir, si hubiera triunfado la mencionada rebelión auspiciada por los militares que simpatizaban con el proyecto de Adolfo de la Huerta, el mismo que se negó a reconocer los Tratados de Bucareli y por tanto, a pagar la deuda exigida por el gobierno de E.U.?; ¿Porqué a 100 años de distancia, cuando leemos el documento escrito por Alvarado y llamado << El problema de México>> nos parece que estamos haciendo una radiografía del estado actual de la nación?

El cuento de Año Nuevo tiene otros capítulos que dejo para otra ocasión. De don Adolfo de la Huerta, quien logró salvarse en el exilio, pese a que le mataron a un hermano y atentaron varias veces contra su vida, nadie quiere volver a hablar. Se reconcilió con los gobiernos emanados de la Revolución gracias al Gral. Cárdenas quien le permitió regresar al país. Lázaro Cárdenas, el padre de aquel otro Cárdenas, que recientemente también soñó con otro proyecto de nación por lo que fue bloqueado y boicoteado.

A Alvarado lo recordamos tibiamente en Yucatán hace dos años al cumplirse un siglo de la entrada del revolucionario constitucionalista pero nadie más lo ha vuelto a mencionar pese a la gran herencia jurídica, política y social que nos legó. Y a don Felipe, en cambio lo seguiremos homenajeando año con año, con gratitud cívica ciertamente, pero sin mayor análisis crítico de lo que significó su postura política plegada ante la facción triunfante, o lo que significó su rompimiento con el proyecto de Adolfo De la Huerta.
Al menos podríamos intentar escribir nuevos cuentos de año nuevo, que podrán ser catalogados como de política-ficción.

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