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Margarita Robleda Moguel
La Jornada Maya

Lunes 28 de octubre, 2019

Septiembre, octubre y noviembre son meses de ferias de libros, novedades y descubrimientos; de encuentros y reencuentros; de fiesta de los amigos, algunos impresos, otros circulando por los pasillos. ¡Algarabía!

Hace unas semanas participe en la FILNYC, la primera feria del libro en español en la ciudad de Nueva York; en unos días lo haré en la FELICH, Feria del Libro de Chihuahua, estado que tiene en el verano la feria del libro de la frontera, en Ciudad Juárez. Y, para disfrute de los habitantes de nuestra ciudad e interior del estado, del 2 al 10 de noviembre, tendremos la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, FILIJ, que por vez primera, después de 38 ediciones en la ciudad de México, el alcalde Renan Barrera Concha y Leer por placer A.C., lograron sacar a la provincia y en este caso, con la buenaventura de que es a nuestra hermosa ciudad.

Ahora Mérida se encuentra apuntalada por dos ferias de libros: la FILEY, en la que participamos esté año en su octava edición y ahora, por primera vez, la FILIJ. En los inicios de esta, entonces en el Auditorio Nacional, logramos integrar un grupo entusiasta y comprometido de autores, editores, libreros, maestros y padres de familia; tiempos pujantes de los inicios de lo que conocemos como literatura infantil en México con Gilberto Rendón Ortiz, autor multipremiado a la cabeza. Emilio Lome y Apolonio Mondragón, entonces niños, recibieron la magia que hoy comparten.

La educación es lo único que nos salvará. ¡Urge conectar la de pensar para no vivir de impulsos! Si no tenemos más información que la que a la mercadotecnia le conviene darnos para perfilarnos exclusivamente como consumidores, no tendremos salvación. Cuando veo a los policías que cuidan los semáforos, con su celular en la mano, me pregunto, por un lado, las consecuencias de su falta de atención y por otro, el costo de ese “entretenimiento” a su bolsillo, a sus vidas.

La gente se queja del precio de los libros. En realidad, el alto costo se los llevan la mercadotecnia de las novedades, pasado este periodo, se pueden encontrar joyas con importes equivalentes a una comida. De la misma manera que necesitamos alimentar nuestro cuerpo, nuestra mente requiere de ideas nuevas, frescas, estimulantes, suficientemente provocadoras para ampliar horizontes.

Qué bueno que las autoridades se dan cuenta de las consecuencias de la lectura y su falta; que la ignorancia conlleva un precio mayor que la inversión en la cultura. Si invertimos en más centros culturales y actividades deportivas, tendremos que invertir menos en patrullas y cárceles.

Felicito a la Universidad de Yucatán por ensanchar nuestro universo de universos cada año con la FILEY y al Municipio de Mérida por traer a la Filij para enriquecer nuestra vida al expandir nuestro horizonte.

La Filij Mérida tuvo a bien invitarme a ser embajadora de su primera feria del libro. Me siento muy honrada y me compromete a continuar con la invitación que llevo compartiendo desde hace muchos años: “Más libros y abrazos, cero balazos”.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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