Desarrollo sostenible y seguridad, de la mano

Dalila Aldana Aranda*
Foto: Google Maps
La Jornada Maya

Jueves 1 de agosto, 2019

Cuando oímos la palabra Seguridad, de inmediato pensamos en que queremos vivir sin actos delictivos a nuestras personas y a nuestro patrimonio. Esto es una deuda de varios gobiernos de México, que es apremiante y primordial, claro está. Sin embargo, casi nunca lo relacionamos con el hecho de tener un medio ambiente seguro. Que posea servicios de calidad, infraestructura, esparcimiento, áreas verdes, calidad de movilidad para transportarnos en nuestra ciudad. Vivir sin contaminación atmosférica y sonora. y con una proporción sana entre cemento/áreas verdes y autos. Desde hace un tiempo me preocupa y me ocupan los temas ambientales de Mérida, de Yucatán, de su costa y en general de nuestra única casa, nuestro Planeta Tierra.

Las ciudades de los países en desarrollo están creciendo aceleradamente. Para el año 2020, más de la mitad de la población del mundo en desarrollo será urbana, y para el 2050 el 70 por ciento de la población (6 mil millones de personas) vivirá en una ciudad. Esto equivale a un crecimiento de cinco ciudades del tamaño de Beijing cada año.

A Europa y América del Norte la urbanización les tomó siglos, generada por la industrialización y funcionando ésta como los motores del progreso social y del desarrollo económico especialmente para las personas del medio rural que buscaban una vida mejor. En cambio, en los países en desarrollo la urbanización se está produciendo en tan sólo dos o tres generaciones y su crecimiento no es impulsado por la oportunidad económica, sino por la llegada masiva de población rural al medio urbano, por no tener oportunidades de empleo, educación y salud. Precisamente, la mayor parte de las ciudades de crecimiento más acelerado del mundo están en países de bajos ingresos de Asia, África y América Latina y estos asentamientos urbanos no generan seguridad en las ciudades.

[b]Día Mundial de las Ciudades[/b]

El 31 de octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades, declarado por la Asamblea General de la ONU, con el objetivo de concientizar a todas las naciones, de que la urbanización ha sido un importante motor de desarrollo y reducción de la pobreza. La urbanización sostenible impulsa un desarrollo con vivienda digna y mejor infraestructura en los servicios básicos, de salud, educación y trabajo. El reto es planificar y gestionar las ciudades del mundo, con su papel de motores de desarrollo sostenible y no crecimiento desorganizado y sin oportunidades. En estas, ciudades los espacios públicos verdes son fundamentales en la salud y el bienestar de sus habitantes, proporcionando servicios que van desde la mitigación y la adaptación del cambio climático, contrarrestando el calor que generan las islas de calor urbanas y contribuyendo al desarrollo económico y social. Son centros de esparcimiento, deporte, cultura que mejoran la calidad de vida y bienestar de todas las personas. Los espacios verdes absorben los contaminantes, amortiguan el ruido, permiten la captación de agua de lluvia, recargando los mantos acuíferos; generando equilibrio ambiental entre suelo, agua y aire. Dan además un incremento al valor de las inversiones inmobiliarias.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las ciudades deben disponer, como mínimo, entre 15 a 20 metros cuadrados de área verde por habitante y para que una ciudad se diga sostenible, su impacto al medio ambiente en contaminación y abastecimiento de bienes naturales no debe comprometer al propio territorio ni a otros. Deben tener sistemas productivos ecológicos, avanzados tratamientos de desechos, uso masivo de transporte eléctrico público, andadores peatonales arbolados y seguros, carriles para bicicletas y amplias áreas verdes. Nada de esto lo tiene hoy Mérida.

[b]Crecimiento urbano de Yucatán[/b]

Yucatán tiene una superficie de casi 40 mil kilómetros cuadrados (2 por ciento de la superficie del país) y una de las riqueza hídricas más grandes del país. 62 por ciento de su población se ubica en el sector terciario, donde el comercio y los servicios son los que más aportan al PIB, y la construcción inmobiliaria es la que genera más empleos. Sólo 12 por ciento de su población se ubica en el sector primario, quien es el que produce nuestros alimentos. En los últimos 10 años, la capital de Yucatán le ha apostado a su crecimiento voraz y desorganizado. La tasa de crecimiento poblacional en la entidad, disminuyó de 3.3 (década de los 70), a 1.6 en 2015, pero la mancha urbana ha crecido para alcanzar un área de 860 km cuadrados, siendo una de las tres ciudades de mayor crecimiento del país, con una población es de 781 mil habitantes, donde el 25 por ciento tiene menos de 15 años. Los habitantes de Mérida disponen de sólo 6 metros cuadrados de área verde por habitante, y en algunas colonias es de tan sólo 1.8 metros cuadrados, cantidad muy inferior a la recomendada por la Organización de las Naciones Unidas, que es de 15 a 20 metros cuadrados. La seguridad, de Mérida ha atraído capital del orden de varios miles de millones de dólares en el sector inmobiliario (fraccionamientos, áreas comerciales y turismo).

Actualmente hay 200 desarrollos inmobiliarios en la capital, la mayoría de ellos en terrenos de las comisarías de Mérida, acabando con el “monte”. Este año el Ayuntamiento impulsó la siembra de 10 mil arbolitos pero esto equivale a sólo un arbolito para 80 habitantes, es decir, nada. La falta áreas verdes y de sitios de recreación al aire libre provoca deterioro del tejido social, disminuyendo la activación física y el ejercicio en su población que se manifiesta en la salud física de sus habitantes: No es fortuito que Yucatán ocupe el primer lugar a nivel nacional con sobrepeso en la población infantil. Se requiere orientar el desarrollo urbano, que garantice la recarga del manto acuífero y su inocuidad, seguridad alimentaria, donde la horticultura urbana y periurbana deben estar presentes en la economía meridana, que son además principios centrales de las ciudades verdes.

[b]Pérdida de la calidad de vida[/b]

De seguir creciendo, Mérida perderá su calidad de vida y su seguridad, una megalópolis de cemento no genera bienestar y menos si Mérida se extiende hasta Progreso. Los capitales inmobiliarios, así como llegaron, se irán. Una Mérida sin un suministro seguro de agua y electricidad y con islas de calor, entre otros elementos, se traducirá en pérdida de su Seguridad. En cambio sí se puede habilitar una excelente ciclopista de Mérida a Progreso utilizando el camellón central, que sirva para los deportistas y para todos los habitantes de los asentamientos urbanos que ya se tienen en esta carretera (por ejemplo, Km 10 Las Américas), porque las ciudades trabajan para "Don auto" y no para los "Don humanos".

Al ver este crecimiento de Mérida, recuerdo las historietas franco-belgas de Asterix y Obelix. Estos dos héroes celtas viven en Lutecia (hoy Francia) y luchan para no ser colonizados por los romanos, quienes comandados por Cesar pasan su vida inventando cómo colonizar al pueblo celta. Entre sus estrategias, los romanos deciden crear un mercado de piedras monolíticas (Menihir) que los celtas veneran y a partir de esa necesidad conquistar al pueblo libre. ¿Serán los fraccionamientos y áreas comerciales que se construyen en Mérida el nuevo Menihir con el que se quiera colonizar nuevamente al pueblo del mayab?

*Investigadora Cinvestav
Premio nacional al Mérito Ecológico

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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