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Felipe Escalante Tió
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 8 de julio, 2019

En 2015, un equipo que no superaba las tres decenas de personas, entre reporteros, editores, diseñadores, un fotógrafo y equipo directivo-administrativo, arrancamos el proyecto de hacer un buen periódico, que ofreciera a sus lectores una perspectiva distinta a los tradicionales de la península de Yucatán. Habíamos lanzado ya un número cero, que incluso nos autografió Umberto Eco, cuya novela [i]Número cero[/i] había sido lectura obligada para todos los que quisimos subirnos a este barco.

Cuatro años después, aquel arranque nos parece una hazaña, a los que quedamos de aquel primer equipo. Los reporteros, colectores de noticias, parecían tener el don de la ubicuidad; los diseñadores (hoy, todos en otros proyectos), hacían proezas de arte, talento en bruto y paciencia. En conjunto con los editores, buscaban medios para combatir el sueño, ya que tras el cierre del impreso se aventaban la tarea de “subir” y programar las notas en la página de Internet. Varias veces caímos dormidos sobre nuestras computadoras. Y el equipo directivo se dividía entre hacer viable la empresa y enseñarnos a hacer periodismo.

Hay que recalcarlo: [i]La Jornada Maya[/i] se formó con gente que jamás había trabajado haciendo periodismo. La excepción que confirma la regla es Tony Bargas, con su admirable ánimo de ofrecer el panorama más amplio de noticias deportivas que pueda, en un espacio de dos páginas. Si aprendimos bien o mal, no lo ponemos por ahora a discusión. El punto es que seguimos aprendiendo a hacer periodismo.

Sabemos que nuestro aprendizaje no está terminado, y eso porque nuestro ánimo es construir una perspectiva peninsular propia, cosa que sigue siendo un proyecto de largo alcance. Nacimos inspirados en la idea de que a la gente de Campeche, Yucatán y Quintana Roo nos unen más cosas de las que nos separan; y entre nuestras discusiones hemos soltado alguna vez que lo único que nos divide son decisiones políticas históricas.

En este viaje hemos encontrado que la península tiene su propia complejidad y creemos que deben ofrecerse soluciones pensadas y ejecutadas simultáneamente en los tres estados. Todavía en la entrega del jueves pasado nuestro titular refirió al nada honroso liderato en nuevos contagios de VIH, pero también tenemos “destacadas” posiciones en suicidios, obesidad infantil, contaminación del agua y de las costas, y aunque la violencia que viven otras entidades no la compartimos del todo, no deja de ser un problema que también debe atenderse con estrategias conjuntas. Que nuestras páginas sean el espacio para discutir esas propuestas sigue siendo parte de nuestros objetivos.

El debate ha sido precisamente una de nuestras constantes, una que no se daría si no estuviéramos en crecimiento o si fuésemos una publicación carente de calidad. Recientemente tomamos posición a favor del matrimonio igualitario, cuya falta de reconocimiento entendemos como un desacato a la Suprema Corte de Justicia de la Nación por parte del Congreso del estado y una aberración al principio de igualdad de todas las personas ante la ley. Así hemos tomado otras banderas, como a favor de la plena inclusión educativa, laboral y social de las personas con discapacidad.

Por supuesto, hemos sido escenario de polémicas. La más reciente con respecto a los proyectos de parques eólicos, el fenecido ASPY y los derechos del pueblo maya. Sobre este último aspecto, insistiremos: somos [i]La Jornada Maya[/i] por ser una empresa asentada en la península; nuestra pretensión no es imponer una visión de su historia o establecer quién debe ser maya y cómo deben ser éstos. Como empresa, el equipo de trabajo lo conforma casi un centenar de personas muy distintas en origen, formación, creencias, identidad sexual, y esa misma diversidad la encontramos entre los mayas. Para todos abrimos nuestras páginas; venimos a hablar, a dialogar con ustedes, y nos sumamos al reclamo de espacios para los mayas en la vida política.

Y si somos el único periódico que ofrece diariamente una plana en maya, tampoco entendemos esto como una concesión. Nuestra constante, también fundadora, Sasil Sánchez Chan, ha llevado a la máxima tribuna de la nación la necesidad de contar con medios en lenguas indígenas, demostrándonos que los mayas están en el mundo. Y en esta redacción comprendemos: para entendernos necesitamos de todas las voces. Esa es la luz de Sasil, como mujer, como maya, como joven. [i]La Jornada Maya[/i] inició buscando ser precisamente una voz más en este concierto de una sociedad peninsular plural; esperamos que surjan más, y entonces podremos construir armonías.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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