de

del

Margarita Robleda Moguel
Foto: www.gob.mx
La Jornada Maya

Viernes 5 de julio, 2019

Jairo Magaña, en su texto de [i]La Jornada Maya[/i] del lunes 1 de julio, 2019, denuncia desde Campeche: “Pese a existir un decreto estatal para suspender los vuelos de fumigación sobre campos de cultivo, apicultores del municipio de Hopelchén, de la mano con el Colectivo de Comunidades Mayas de Los Chenes, exhibieron la falta de interés de las autoridades estatales y federales para poner un alto a estos atentados contra el medio ambiente, pues hasta el momento se han registrado 3 mil 500 colmenas afectadas por agroquímicos”.

La noticia confirmó la información que el apicultor Alekxey Sabido Ponce me compartió preocupado y me invitó a investigar.

Según cifras de Greenpeace, el 75 por ciento de los alimentos que consumimos dependen de la polinización.

“Si las abejas desaparecieran, a la humanidad le quedarían cuatro años de vida”. Esta frase, que se atribuye a Einstein, puede ser un poco extrema, pero no deja de ser cierto que la desaparición de las abejas sí supondría un enorme reto para la humanidad: la biodiversidad, nuestra alimentación, e incluso la economía se verían seriamente dañadas”.

Según la FAO, la ausencia de abejas y otros polinizadores eliminarían el café, las manzanas, la almendras, los tomates, el cacao, por nombrar algunos.

Si bien en México la disminución de las poblaciones de abejas no ha sido aún tan dramática, las comunidades en la península de Yucatán sí han visto el deterioro. La [i]Melipone beecheii[/i], conocida en la región como Xunaan Kab (Dama de miel), está en peligro. Se trata de una especie milenaria, favorita de las comunidades mayas antiguas, que no tiene aguijón y es rica productora de miel. Quintana Roo estableció un programa de rescate y repoblación de meliponas en 2015 y Tulum se ha convertido en santuario para esta especie.

La extinción de las abejas es atribuida al uso indiscriminado de pesticidas e insecticidas, en especial los que contienen neonicotinoides, que las abejas ingieren durante el proceso de polinización: las intoxica y desorienta, no pueden volver a casa y mueren. Otro factor importante es el cambio climático.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente, China ha estado inundando el mundo con miel sintética a bajo precio. “La miel china es, en gran medida fruto de la industria y no de la abeja” apuntó Alejandro Malti, representante de Mieles del Chaco, Argentina. “En Estados Unidos, por ejemplo, donde la miel china está prohibida, supuestamente ingresan mediante la triple T (Taiwán, Tailandia, Turquía). Hay países que no tienen producción de miel, pero importan y el producto saldría con la etiqueta del país comprador”.

El mercado ha colapsado. Hemos dejado de consumir miel natural y los productores, ante las pérdidas, dejan de producir abejas.

¿Cómo podemos participar? Comprando miel pura de abeja. Apoyando a los apicultores de la región a mantener la calidad que durante años hemos tenido, denunciar los vuelos de fumigación, hacer conciencia de que cuidar la vida de las abejas es prolongar la nuestra.

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