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Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 9 de mayo, 2019

Las bibliotecas del Sistema Estatal de Bibliotecas Públicas de Yucatán están en una situación crítica. Desde hace décadas los centros en el estado han visto menguadas sus funciones centrales. Esta situación ha sido ocasionada por el desinterés de quienes han estado al frente del sistema y de las autoridades responsables de dotarlo de programas operativos y dar seguimiento a éstos. En los últimos años, las bibliotecas de Yucatán se han visto a la deriva, al carecer de un programa estatal que rija sus funciones.

Ante esta circunstancia habrá que diseñar un programa de reactivación del Sistema Estatal de Bibliotecas Públicas de la entidad desde la Secretaría de Cultura, órgano del gobierno estatal responsable de los centros distribuidos en los 106 municipios de Yucatán, iniciativa que al parecer iniciará este año.
Cabe destacar que este programa de reactivación deberá ser considerado como una estrategia para motivar el diseño de proyectos locales para cada biblioteca pública municipal, de manera que estas sean estructuradas acordes a las condiciones propias de la localidad y a las necesidades particulares de cada población.

Para ello habrá que considerar la situación actual de las bibliotecas en el mundo, las cuales han cambiado en los últimos años sus funciones primordiales. Las bibliotecas públicas ya no son lo que eran antes. Hace tiempo que éstas han cambiado, aunque lo esencial se ha mantenido.

La solemnidad y la llamada “memoria del mundo”, representada por los almacenes de libros y otros materiales impresos de las bibliotecas ha cambiado. Hoy día, las bibliotecas han sido transformadas en lugares de participación en los que el saber y el aprendizaje constituyen el telón de fondo de espacios de socialización ciudadana. Además, estos sitios ahora son oportunidades de encuentros virtuales entre investigadores, lectores y buscadores de información.

Parece que hoy no hay en el mundo un lugar más democrático que una biblioteca pública. Es verdad que estas transformaciones han ocurrido en una época en que, según el historiador del libro, Robert Darnton, la “información ha estallado furiosamente a nuestro alrededor”, pero también lo es que las bibliotecas han sabido adecuar su funcionamiento a la implosión digital con velocidad, imaginación y eficacia más que otras instituciones de la cadena del libro, como las escuelas, por ejemplo. Las bibliotecas públicas son en muchos lugares las mayores proveedoras de Internet para amplios sectores de la población y proporcionan a los más desfavorecidos diversas oportunidades (investigación, búsqueda de trabajo, comunicación, etcétera) antes impensables.

Pero la biblioteca es también uno de los pocos lugares del mundo en el que los jóvenes pueden aprenden, sin dolor, un poco de esa disciplina tan necesaria para la vida y que, cada vez con más frecuencia, no encuentran en otros sitios (incluidos sus hogares): allí no pueden comer, beber, ni molestar al vecino con voces estridentes o auriculares con el volumen elevado; allí no existe el bullying. Aunque, al mismo tiempo, las bibliotecas son espacios amenazados por la crisis financiera o la ausencia de presupuestos destinados a las mismas. Esta situación ha provocado recortes de personal o imposibilidad de contrataciones, así como la dificultad de aplicar mejoras a las instalaciones y, lo más importante, de operar programas que mantengan en función permanente a los centros bibliotecarios.

En otra dimensión de la problemática, habrá que señalar que, a pesar de que en México el concepto de bibliotecas públicas surge desde mediados del siglo XIX, es hasta la mitad del siglo XX cuando la UNESCO las define como instituciones democráticas de enseñanza, cultura e información. El manifiesto del organismo de la ONU, que fue revisado por la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA, por sus siglas en ingles), alcanzó su versión definitiva en 1994, la cual sigue vigente hasta la actualidad. De acuerdo con lo establecido en esta declaración mundial, las bibliotecas son entradas seguras hacia el conocimiento y el progreso, así como las mejores comparsas de la educación. Por ello alienta a las autoridades competentes de cada país, ya sean municipales, estatales o federales, a comprometerse activamente en el desarrollo de estos espacios.

Habrá que estar pendientes de los primeros resultados del programa de reactivación de las bibliotecas públicas de la entidad, bajo la dirección de la Secretaría de la Cultura y las Artes del gobierno de Yucatán. Será muy importante que, en este programa por iniciar, esté contemplada la necesaria capacitación a los bibliotecarios para emprender la operación de programas que hace tiempo dejaron de existir o, por lo menos, actualizar las funciones que hasta la fecha han logrado mantener en su quehacer cotidiano. Y por otra parte, la ciudadanía tendrá que sumarse a esta empresa con su asistencia y participación en los centros bibliotecarios de cada localidad.

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