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del

Hugo Martoccia
Foto: Comunicación Jesús Pool Moo
La Jornada Maya

Lunes 6 de mayo, 2019

La “rebelión” de los candidatos de Morena en contra de Jesús Pool Moo, por el supuesto apoyo del diputado federal a candidatos de otros partidos, es apenas la punta de un iceberg de acuerdos inconfesables que el morenismo está descubriendo, día a día, en las calles donde discurre la campaña electoral.

“A nosotros nos queda apostar al voto duro de AMLO e inhibir mapaches, de dentro y de fuera”, explicó un hombre que está todos los días en tierra con los candidatos de Morena.

Su frase es sólo el final de una explicación más amplia que contiene elementos determinantes para concluir en que hay acuerdos. Uno de esos elementos es el dinero. Morena, que gobierna el país y municipios como Benito Juárez y Solidaridad, no tiene dinero para las campañas.

No se trata sólo de una derivación de la “austeridad republicana” que propone AMLO; es también parte, creen en ese sector del partido, de un acuerdo con el oficialismo estatal, para que los candidatos de Morena pierdan competitividad.

“Estamos armando estructura apenas con la mística, nada más”, explica la misma fuente del partido. Pone un ejemplo: los candidatos de los distritos 3, Alberto Batún; 5, Reyna Durán, y 7, Fernanda Trejo, ganarían su elección casi sin transpirar si se les apoyara con recursos para una campaña más sólida y una estructura electoral. Pero no tienen ese apoyo, lo cual lleva a una conclusión que es otro elemento determinante: hay infiltrados en el partido trabajando para perder varios distritos. En la búsqueda de culpables, las miradas van y vienen, pero se detienen en unos pocos nombres.

El ya mencionado Jesús Pool es uno. Los candidatos están convencidos, con pruebas en mano, que en varios distritos su gente trabaja para candidatos del gobernador Carlos Joaquín, o para dividir el voto de Morena. Su agenda política de las últimas semanas, vale aclararlo, está directamente vinculada a los intereses del joaquinismo.

La ausencia absoluta de la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, tampoco es inocente. Mara está totalmente alejada del partido, y su referencia política más importante es el gobernador del estado, como lo ha demostrado, sin esconderse, una y otra vez. No hay que hacer demasiados análisis para saber qué papel juega en esta elección.

Lo de Jesús Pool es por acción; lo de Mara por omisión. Pero más allá, la situación no cambia demasiado. El senador José Luis Pech, y los diputados federales Luis Alegre y Mildred Ávila, juegan sólo con sus candidatos o sus grupos. No hacen ninguna jugada política sin tener antes algún tipo de consenso con el gobernador.

Hay que poner las cosas en su lugar. Carlos Joaquín hace lo que haría cualquier político en su posición: suma o divide, hasta donde los otros se lo permiten. Para él, cualquier acuerdo de este tipo es sólo ganancia; el problema es de Morena.

[b]Las dos Morenas[/b]

Hay al menos dos versiones de Morena en el estado. Una es claramente projoaquinista. Podría decirse que su principal rostro es el de Jesús Pool Moo, porque es el que tiene la cercanía política natural con ese grupo. Pero también allí están, por extensión y acuerdos puntuales, José Luis Pech y Mildred Avila. Y lo mismo sucede con Luis Alegre y Mara Lezama.

La otra Morena es la que se ha plantado frente al gobierno. Ahí está la senadora Marybel Villegas y la alcaldesa de Solidaridad, Laura Beristain. En el gobierno aseguran que su sustento es el “borgismo residual”, y que detrás de ellas está la mano del ex gobernador Félix González.

En esa misma postura ante el gobierno está el morenismo fundador. No comparten las referencias priístas de Laura y Marybel, pero sí la distancia con el Gobierno estatal, porque creen firmemente que ese es su papel histórico.

Ahora, ¿cuál es el trasfondo y la razón de esos acuerdos con el joaquinismo?

El inmediato tiene que ver con la gobernabilidad en la próxima Legislatura. En ese punto, hay casi una coincidencia unánime de que será el gobernador el que manejará el Congreso. La poca experiencia de la potencial bancada de Morena, sumado al peso político de los cuadros propios que el joaquinismo está enviando a esa Legislatura, dan garantía que de uno u otro modo, la gobernabilidad estará asegurada.

La segunda parte de esos acuerdos es una apuesta a futuro. Ante la ausencia de un candidato “natural” del joaquinismo hacia la sucesión de 2022, los operadores del gobierno reparten esperanzas y proyectos aquí y allá, principalmente entre esos morenistas aliados.

En ese grupo de morenistas todos tienen un sueño común: ser el nexo entre CJ y AMLO cuando se tenga que definir la sucesión a la gubernatura.

[b]El acuerdo y las posibilidades de un triunfo[/b]

Otra pregunta que hoy se hacen insistentemente de uno y otro lado es si esos acuerdos alcanzan para que Morena no gane la elección de una manera contundente. Aquí las respuestas son más ambiguas.

En Morena aseguran que la marca del partido, la buena imagen de AMLO (supera el 70 por ciento en Quintana Roo) y el impulso que van tomando sus candidatos, serán suficientes para ganar una amplia mayoría de distritos.

Aseguran que hasta en lugares que parecían perdidos de antemano, como el distrito de Cozumel, o la zona maya, sus candidatos están muy bien posicionados.

En los próximos días, para generar un discurso único, se presentará una agenda legislativa con algunos puntos básicos, que será la palabra oficial de Morena y sus aliados. Todos los candidatos harán hincapié sobre eso, que no será otra cosa que trasladar la Cuarta Transformación al estado.

Del otro lado, en el oficialismo estatal, creen que podrán arrebatar varios distritos al morenismo. Se basan en varios aspectos. Uno de ellos tiene que ver con el posicionamiento en las pocas encuestas que van conociendo.

En diciembre, los números a favor de Morena era casi de escándalo. Ahora se han emparejado, y están seguros que se empiezan a abrir posibilidades concretas en diversos distritos.

Pero la apuesta de fondo es a la estructura; hacia allí apunta todo el esfuerzo electoral del oficialismo. En una elección de muy poca concurrencia, la estructura electoral puede ser determinante, creen.

La versión se sostiene con una frase que dijo esta semana uno de los políticos que forma parte del círculo de poder más cercano a Carlos Joaquín. “El voto de Morena no va a ir en masa por su propio pie a las urnas. Hemos mejorado mucho en estructura, porque sabemos que esa es nuestra oportunidad”, explicó esa fuente.

“¿Creen que ahí está la mejor posibilidad para ganar?”, se le preguntó. “No es la mejor posibilidad… es la única”, contestó.

En esas pocas palabras se juega el destino de la elección.

[i]Chetumal, Quintana Roo[/i]
[b][email protected][/b]


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