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del

Hugo Martoccia
Foto: captura de video
La Jornada Maya

Lunes 15 de abril, 2019

La campaña electoral inminente tendrá varios condimentos muy interesantes que irán más allá de la próxima composición del Congreso. En ese punto, la elección no parece guardar demasiadas sorpresas.

Hay un convencimiento general de que pase lo que pase en la elección del 2 de junio, el gobernador Carlos Joaquin tendrá un relativo control de la próxima Legislatura. Pero eso no significa que lo que deje esa elección no tendrá un fuerte impacto en el futuro político inmediato del estado.

Morena debe ratificar su papel de primera fuerza y favorito. Al día de hoy, el partido está lejos de consolidarse como tal; parece más bien una suerte de fiel y desordenada fuerza electoral que acude al llamado de su líder cuando se la necesita.

Allí está el mayor problema de ese partido en el estado. Esta vez Andrés Manuel López Obrador no estará en la boleta, y parece haber tomado distancia de las elecciones locales. Su partido, localmente, nunca tuvo más que resultados electorales mediocres sin su figura como bandera.

Además, la situación en el estado es compleja. Morena no tiene una conducción ni un rumbo definido; ha apostado, en la mayoría de los casos, por candidaturas débiles, sobre todo en el aspecto político. A pesar de todo, los números fríos dicen que Morena es hoy una fuerza electoral imbatible en Quintana Roo.

Las incógnitas tienen que ver con algunos aspectos prácticos. ¿Qué estructura electoral movilizará Morena? ¿Para quién trabajarán sus principales actores políticos? ¿Cancún, en donde están la mayoría de los votos, es de Morena, o es un híbrido ideológico y electoral, como su gobierno? ¿El morenismo saldrá a votar en marea, como en julio de 2018?

Las respuestas a esas preguntas definirán el destino de la elección. En ese mismo destino están incluidos tres mitos electorales que jugarán su suerte este próximo 2 de junio.

[b]'Chacho'[/b]

Juan Ignacio [i]Chacho[/i] García Zalvidea fue, quizá, la primera gran figura de la oposición que puso realmente nervioso al PRI. En 2002, como candidato del Verde, sorprendió a todos ganando Cancún. Logró alrededor de 20 mil 500 votos y le ganó por 600 de diferencia al PRI, que llevaba de candidato a Víctor Viveros. Se convirtió en un mito desde el gobierno. Creció tanto electoral y políticamente, que obligó al gobierno estatal de Joaquín Hendricks a realizar una maniobra jurídica insólita: desapareció el Ayuntamiento e intentó quitar a [i]Chacho[/i] de en medio.

Pero todo salió mal. La Suprema Corte de Justicia devolvió a [i]Chacho[/i] a su lugar del alcalde, y eso lo confirmó como candidato a la gubernatura. En 2005, alcanzó 120 mil votos, pero no pudo con los 140 mil de Félix González.

El mito electoral de [i]Chacho[/i] tuvo luces y sombras. En la elección de 2005 como candidato a gobernador logró 74 mil votos en Cancún, pero solo 861 votos en Cozumel. Y tuvo, además, un gran error político. [i]Chacho[/i] no trasladó sus votos a un candidato propio en Cancún, y así perdió la presidencia municipal ante el PRI. Ese fue su final. El mito terminó con un año de cárcel por peculado.

[i]Chacho[/i] aparece hoy como candidato del distrito 2 de Cancún por Movimiento Ciudadano. Su principal rival es Hernán Villatoro, que sueña con captar los votos del morenismo. También tiene como rival una impugnación que podría sacarlo de la contienda. El mito electoral de Chacho dice que está en el lugar geográfico y político óptimo para volver a la política. Resta ver si aún mantiene su base electoral, o la perdió luego de años de malas decisiones políticas.

[b]'Greg'[/b]

En 2009, con el voto de casi 55 mil 700 cancunenses, [i]Greg[/i] Sánchez se convirtió en alcalde de Benito Juárez. Era evidente que había nacido una figura política de peso propio. Tuvo un gobierno polémico pero muy movido, y alcanzó rápidamente la cima de su popularidad. Buscó y consiguió la candidatura a gobernador para la elección de 2010, pero fue encarcelado por supuestos vínculos con el crimen organizado, que no se comprobaron, y perdió la oportunidad de competir.

Su vuelta a la política fue dispar, y el mito comenzó a diluirse. En 2013 compitió con el PT por el distrito 11 de Cancún, y apenas consiguió poco más de 7 mil votos. En 2016 consiguió 39 mil 500 votos como candidato a alcalde de Cancún, y quedó muy lejos de Remberto Estrada. En 2018 su esposa, Niurka Sáliva, alcanzó apenas 20 mil votos como candidata a la presidencia municipal.

[i]Greg[/i] competirá esta vez por el distrito 3, y su principal rival debería ser Alberto Batún, de Morena. El ex alcalde se juega en esta elección mucho de su prestigio y su futuro. Si pierde, será difícil sostener el mito de que es una figura con peso electoral suficiente para volver a la gran pelea.

[b]'Chanito'[/b]

El otro mito electoral que se medirá con Morena este 2 de junio es José Luis [i]Chanito[/i] Toledo Medina. La carrera del ex priísta fue meteórica. Tuvo dos muy buenas incursiones electorales, con epicentro en Playa del Carmen y Cancún. En 2013 ganó la elección por el distrito local de Solidaridad con más de 16 mil 500 votos, casi 66 por ciento de los votantes. La contundencia de ese triunfo se hizo aún mayor en 2015, cuando compitió por el Distrito 1 con cabecera en Playa.

[i]Chanito[/i] alcanzó 97 mil votos en esa elección, y quedó como el candidato a diputado federal más votado del país. El reto de [i]Chanito[/i], que competirá en el distrito 10 de Playa del Carmen, es demostrar que esa fuerza electoral tiene aún solidez, fuera del PRI, la estructura oficial y el poder.

Sus dos rivales son Juan Carlos Beristain, por Morena, y Lili Campos, por el PAN-PRD. Por edad, y por representar a un partido que está realizando un proyecto de consolidación de mediano plazo, es el que tendría más futuro aún a pesar de un derrota, aunque dependería de la magnitud de esa potencial derrota. También es el que tiene más para crecer si pudiera vencer a los dos “oficialismos” y alzarse con el triunfo.

[b]Morena y sus grietas[/b]

Este domingo, la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, juntó a la tropa propia para el arranque de la campaña. El objetivo fue sanar heridas y ver si se puede hacer que todos tiren para el mismo lado. Por supuesto, es un objetivo irreal e imposible.

Morena Quintana Roo es demasiadas cosas diferentes y contrapuestas. Va desde la postura opositora irreductible de Marybel Villegas, al "colaboracionismo" con el gobierno del estado de Mara Lezama, que ya gobierna sin color, y también, posiblemente, sin rumbo.

Por esas rendijas pueden los demás partidos hacer valer sus mejores dotes de organización y quizá apelar al desencanto para que los ciudadanos no salgan a votar. Todos saben que cualquier elección copiosa será para Morena.

De ahí en más, cada uno cuida sus propios intereses. Morena quiere ganar y posicionarse para la sucesión de 2022. El oficialismo estatal buscará la gobernabilidad para Carlos Joaquín desde el Legislativo, y también la reconstrucción de su entramado electoral, que quedó muy golpeado en la elección de julio de 2018.

Entre unos y otros, los mitos electorales se enfrentarán a su destino.

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