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Jesús Hernández Martínez
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Miércoles 27 de marzo, 2019

La inseguridad en el norte de Quintana Roo, y que poco a poco tiende a extenderse hacia el sur, ya es una situación grave, un problema crítico. La consecuencia inmediata es la multiplicación diaria de homicidios; pareciera que la sociedad está en espera de un conteo macabro: ya van 80 homicidios. Ahora llegaron a 90; en los últimos días superaron los 100... Después serán 110, 120, 150 y más. No se trata de anticiparse a un peor resultado sino a detener el clima de inseguridad, crimen organizado, narcotráfico y muerte que ya hace mella entre los familiares y amigos cercanos de las víctimas.

A esa situación se ha sumado en las últimas semanas una involuntaria psicosis, al menos en el sur del estado donde, irresponsablemente, circulan en las redes sociales sugerencias de toque de queda y las supuestas, o reales, variadas amenazas de las agrupaciones delictivas a la sociedad civil.

En Chetumal continúa la quema de vehículos atribuible a una banda de delincuentes que, según se dice, de esa manera tratan de obligar a los afectados a que les paguen adeudos por préstamos contraídos con prestamistas.

Es cierto que, en sus últimos reportes las autoridades estadounidenses no incluyeron a Quintana Roo como un lugar turístico “de alto riesgo e inseguridad” y eso da esperanzas de que las próximas vacaciones de Semana Santa sean exitosas, pero sin ser pesimistas, o tal vez siéndolo, los homicidios están a la orden del día. Un día sí y al otro también, se reportan en Playa del Carmen, Cancún y otros polos turísticos, uno o más asesinatos.

Según las autoridades, las víctimas son en su mayoría personas relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado, pero esas declaraciones no convencen a la población que sólo exige mayor seguridad.

Como una medida de seguridad, loable ciertamente, los centros de mayor afluencia de visitantes en el norte del Estado están prácticamente “blindados” lo que les dará tranquilidad a los turistas.

Un ex funcionario de alto rango policial aclaraba que, mientras las agrupaciones de delincuentes siguen disputándose las plazas de los polos turísticos para la distribución de droga, los enfrentamientos no cesarán como tampoco disminuirá muy fácil el número de homicidios, pues los delincuentes no tienen miramientos aún con víctimas inocentes.

Algunas versiones dicen que son dos los carteles de la droga que se disputan las plazas de Cancún y la Riviera Maya; otras que son tres y unas más que son cuatro. La sociedad solo espera que disminuya la delincuencia venga de donde venga, pues cada día crece el temor entre las familias que solo quieren trabajar en las principales actividades laborales de la entidad: la atención al turismo.

Un empresario chetumaleño confirmó hace días que, en general, entre la sociedad crece a diario el temor, el miedo a caer en manos de la delincuencia que tiende a extenderse hacia el sur de la entidad.

En Felipe Carrillo Puerto y en Chetumal los agentes policiales han descolgado de edificios públicos letreros de tela o cartulinas atribuidos a la delincuencia, pues contienen amenazas veladas o abiertas. Varios empresarios ya pidieron a las autoridades que se mejore la vigilancia. Algunos vecinos de la comunidad “Javier Rojo Gómez” sede del ingenio azucarero “San Rafael Pucté”, sobre la Rivera del Río Hondo, límite con Belice, han sugerido que en esa población se fije un toque de queda ante el continuo aumento de la inseguridad.

Por cierto, irresponsablemente, por las redes sociales se echan a andar en Chetumal, versiones falsas de asaltos o la comisión de otros delitos. Esas versiones solo han servido para alertar a la sociedad, sobre todo cuando las autoridades no las desmienten. En las semanas recientes comenzaron a circular en las redes sociales supuestas amenazas de las agrupaciones de delincuentes. Nadie ha confirmado o desmentido su veracidad.

En Chetumal, una sociedad históricamente tranquila, la población espera la seguridad de antaño cuando, según las familias más antiguas, “podíamos dormir con las puertas abiertas”. Los quintanarroenses, en general, esperan que al entrar en operación la Guardia Nacional, el estado recupere su seguridad, tranquilidad y confianza para alejar el miedo que tiende a crecer.

[i]Chetumal, Quintana Roo[/i]
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