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José Juan Cervera
Foto: Captura de portada
La Jornada Maya

Viernes 8 de marzo, 2019

La facultad de reconocer visualmente nuestro mundo es un privilegio, y acaso sea uno de los dones cuyo aprecio profundo y reflexivo resulte insuficiente en la vida cotidiana. Gracias a él es posible advertir los contornos del paisaje en todas sus manifestaciones, los rasgos físicos de las personas amadas, los detalles de los seres de la naturaleza, las superficies y la apariencia de los objetos que la humanidad ha producido para dar respuesta a sus necesidades inmediatas, a sus variados deseos y a su afán de expresión tangible, junto con los signos creados para comunicar sensaciones e ideas.

Los registros visuales que llenan una parte importante de los días en curso tienen en la fotografía, en sus técnicas y en sus hallazgos, un recurso simbólico de los valores a los que la luz y el color dan forma y presencia para convertirlos en un recuerdo entrañable o en un recordatorio de las limitaciones y de los horizontes que aportan contenido a nuestra existencia; constituyen un testimonio del paso del tiempo y del irrevocable mandato de los ciclos de una vida que puede servir para descubrir metas, para honrar la convivencia y para dignificar el aprendizaje común, guiando el desarrollo de nuevas posibilidades humanas.

Con un cúmulo de intuiciones y haciendo valer el acopio de su experiencia fecunda, Carlos Roberto Barrera Jure trae a la luz una muestra de su itinerario de vida en [i]Collage. Cien imágenes de un aficionado a la fotografía[/i]. Esta colección exhibe y reconstruye, traza y comparte fragmentos de un conjunto dinámico y significativo que puede despertar distintas reacciones en el espectador que los recibe. Ningún estímulo visual cae en el vacío si transmite un poco del sentido de vivir, que puede transformarse en voz y en acción cuando se concretan los enlaces necesarios para recrear su esencia y su mensaje.

Al distribuir en apartados especiales las vistas seleccionadas, Barrera Jure pone de relieve las inquietudes que bullen en su fuero interno, ya que todo afán clasificador trae consigo un juicio que, aun permaneciendo implícito, conectará un efecto en su destinatario, el receptor de significados que al tomar parte de ellos podrá emprender un diálogo con sus propias paradojas e inquietudes.

De este modo, los ancianos indigentes reunidos en la primera sección de imágenes señalan con sus carencias el orden asimétrico que rige a la humanidad al negar un puñado de garantías de sobrevivencia a quienes se aproximan, arrojados al margen de los beneficios colectivos, al final de un proceso vital agobiado por la exclusión.

El verano playero traduce la segmentación del calendario en una fase anual destinada a restaurar energías desatadas en el camino diario, a rehacer vínculos emotivos y a ratificar compromisos de entendimiento y de expansión en el núcleo familiar, con puestas de sol y aves marinas que coronan un muelle o propician el gesto meditabundo al que las aguas majestuosas llaman con el oleaje y circunscriben en la huella de su espuma. No hay indiferencia que brote ante una ofrenda de elementos combinados en la arena receptora de halagos bajo el cielo inmarcesible.

La morada postrera remueve sinsabores y atavismos, filtra los estados del alma de quien atestigua en su permanencia provisional una partida, un desprendimiento de la materia que sella con su ocaso el replanteamiento de un arcano, un destello de la sabiduría que las frases de evocación mortuoria acotan con sus signos erigidos sobre el luto que acoge el descanso eterno.

En contraste afloran la sonrisa espontánea y la mirada radiante, atributos del despertar infantil a punto de germinar en frutos que el tiempo aquilatará cuando los eslabones de la experiencia en común pulan su brío inicial para desbrozar senderos firmes y visibles.

La miscelánea visual llama a reconstituir continuamente nuestras nociones del cosmos, y a remontar los lastres de una voluntad que corre el riesgo de dilapidar los goces de la vida si se estanca en una mirada inmóvil o yace petrificada en un gesto de desdén.

Las imágenes que se agrupan en esta obra tejen lazos de tenue alineamiento entre el origen de las cosas y los valores que nutren la plenitud de su significado. Recíbanse con gratitud y confianza.

Carlos Roberto Barrera Jure. [i]Collage. Cien imágenes de un aficionado a la fotografía[/i]. Mérida, Ediciones Ayuba-Minaya Editorial, 2019, 102 pp.

[b]Mérida, Yucatán[/b]
[b][email protected][/b]


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