Los primeros 100 días de la 4T

Francisco J. Hernández y Puente*
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Se cumplen 100 días del inicio de la administración del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, en realidad poco tiempo para balances o medición de resultados. Pero, sin duda, este es un gobierno al que se le toma el pulso todos los días, al que se le monitorea como a pocos gobiernos anteriores, no sólo por la hiperactividad política del Presidente en turno que pretende la transformación prometida, sino porque también sus promotores y retractores le dan seguimiento a todo lo que dice, pretende y hace.

Aunque apenas se cumplen los primeros 100 días de gobierno, es un hecho que la agenda política ha sido marcada por el inquilino del Palacio Nacional, prácticamente desde que se convirtió en presidente electo, y desde que el anterior mandatario decidió asumir un bajo perfil para dejar que el ganador de la elección del 1 de julio asumiera el protagonismo que todos conocemos.

Por lo menos desde aquella inicial decisión de cancelar el proyecto de construcción del aeropuerto de Texcoco, pasando por la suspensión de las pensiones a los expresidentes, la disminución de los sueldos de la burocracia gubernamental, hasta el combate a la delincuencia organizada dentro de Pemex o la creación de la guardia nacional, por mencionar sólo algunos, los asuntos de la agenda pública nacional han generado un trimestre de polémica, debate, elogios y hasta escarnio, como no recuerdo había ocurrido en la historia reciente de este país.

[b]Se mantiene la expectativa[/b]

Uno de los hechos más relevantes es que a 100 días del nuevo gobierno la expectativa positiva respecto al futuro por parte de la ciudadanía se mantiene, y hasta podríamos decir que va en ascenso, pese a las evidencias de deterioro en varios frentes, particularmente en el de la marcha de la economía nacional.

Varios indicadores dan cuenta de lo anterior. A casi 100 días del arranque de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador tiene un nivel de aprobación del 78 por ciento, es decir, que 8 de cada 10 mexicanos lo aprueban, de acuerdo con una encuesta publicada por [i]El Financiero[/i].

Este porcentaje lo coloca como el presidente con mayor respaldo ciudadano al arranque de un gobierno desde hace 30 años, un nivel de popularidad que no se registraba desde mediados de la administración de Carlos Salinas de Gortari. Los mismos resultados muestran que el 82 por ciento votaría para que López Obrador continúe al frente del Poder Ejecutivo, en caso de que hubiese una consulta de revocación de mandato.

Todavía más. La Encuesta Nacional de Confianza del Consumidor (ENCO) da como resultado que las expectativas de los mexicanos sobre la situación actual y futura del país, así como la economía de sus hogares, se elevó por tercer mes consecutivo. De acuerdo con los resultados del Indicador de Confianza del Consumidor (ICC), que elaboran el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y el Banco de México, éste aumentó en febrero 2.3 puntos con respecto a enero; y saltó 13.8 puntos al compararle con febrero de 2018.

La medición de referencia promedia cinco componentes relacionados con la percepción que tienen las personas sobre la condición del país, de sus bolsillos y de la posibilidad de adquirir algunos bienes no perecederos. A su vez, este mismo indicador refleja el comportamiento del mercado nacional en el corto plazo.

Este indicador repuntó desde julio de 2018 y ha mantenido un crecimiento sostenido, contrariamente a los resultados de otras evaluaciones que realizan el Inegi y del Banco de México, por ejemplo, las de la evolución de la actividad económica o el empleo que muestran signos de debilidad.

Lo más contrastante y sorprendente de todo es que la economía del país creció en 2018 a una tasa anual de sólo 2 por ciento, la más baja desde 2013, con lo que se cumplen cuatro años consecutivos de desaceleración económica. Dicho incremento en el PIB en 2018 estuvo por debajo de las expectativas del sector privado encuestado por el Banco de México, que había previsto una expansión de 2.1 por ciento.

El propio Banco Central ha llamado la atención en los días recientes respecto de los que ocurre con el ritmo de la actividad económica que exhibió una importante desaceleración en el cuarto trimestre de 2018 respecto del trimestre previo, debido a que las exportaciones de manufacturas mostraron cierto estancamiento, lo mismo que el consumo privado, al tiempo que la inversión -variable estructural fundamental para que la economía crezca- continua registrando una trayectoria negativa.

[b]Desaceleración económica internacional[/b]

En virtud de lo anterior, es altamente probable que la pérdida de dinamismo de la economía ya se haya prolongado a lo largo de los dos primeros meses de este año, debido a que la economía internacional también se viene desacelerando, a la debilidad en el comportmiento de la demanda interna y a los factores transitorios que vienen ocurriendo, como la lenta distribución de gasolina e interrupciones en las vías de comunicación. Si a ello agregamos que el arranque del sexenio se está dando en un contexto de centralización de compras y de aprendizaje en el ejercicio del gasto público -más allá de los temas estructurales como la falta de inversión- podría estarse configurando ya un escenario de debilidad muy marcada de la economía para el primer semestre del año.

Las calificadoras que están muy ocupadas en México no verían mal que ante una circunstancia de freno en la economía como la que está ocurriendo, se pudiera dar un giro en la política económica, con objeto de tener medidas anticíclicas, como una aceleración del gasto público, y especialmente de la inversión gubernamental. Si se registra una caída semestral de PIB, inevitablemente se debilitará la recaudación e iniciaría un círculo vicioso, de menos recaudación y menos crecimiento que daría al traste con las metas anuales que se pretenden alcanzar en 2019.

Con un respaldo popular tan grande, el margen de maniobra presidencial es amplio para empezar a discutir, a la brevedad, los componentes esenciales de ese giro en la política económica en el Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico que se acaba de constituir.

*Profesor del Cephcis UNAM.

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