de

del

Giovana Jaspersen
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 15 de diciembre, 2017

Las instituciones son sus personas. Lo hemos escuchado cantidad de veces y, en mayor o menor medida, lo vemos reflejado en nuestra realidad. De quienes las conforman y dirigen depende su carácter y no a la inversa. Lo vemos desde lo más primario en la fundamentación y convivencia de las familias, hasta lo más complejo, como es la configuración y el funcionamiento del Estado.

Lo anterior no es palabra al aire en el momento político actual. Estamos bombardeados de personas y palabras, que cobijados por instituciones, aspiran el manejo de otras más. Pero en esta ecuación se suele dejar de lado lo fundamental, el resto de la población. Nuestra propia postura durante el proceso. Y es justo ahora que debemos decidir quiénes queremos ser nosotros, qué queremos ser y qué posición vamos a tomar, se refieren a la nuestra como una democracia participativa, la pregunta real es ¿participamos?

Uno de los mayores errores al hablar de participación es comprenderla como un fin, lo que se logra al final de un proceso, un resultado. Se confunde de manera constante, por ejemplo, la participación con el voto, e incluso se miden los niveles de participación de esta manera. Bajo este esquema el resultado es una república de ciegos y sordos que marcan en una hoja selecciones desinformadas y superficiales, para temas fundamentales y profundos; creyendo que su participación se limita a ello, a marcar una pieza de papel.

Lo real es que la participación comienza ya y tiene que ver con quiénes somos y seremos. Todos los cambios o permanencias, comienzan a gestarse. Es justo el momento en el que quienes levantan la voz diciendo que los servidores públicos son empleados del pueblo, conviertan la queja y demanda en acciones ordenadas y definitorias. Ha comenzado el periodo de “contrataciones”, de la consolidación de acuerdos de trabajo y la construcción. Comprenderlo como una relación laboral y de representación es una de las formas más sencillas de comunicarlo y que todos comprendamos de qué va este proceso. Teniendo aspirantes, es imperiosa la revisión de perfiles, aptitudes y actitudes.

Es tiempo de analizar qué es lo que queremos de nuestras instituciones y anticipar las quejas futuras que pueden traslucirse desde ahora. Muletillas como “no me interesa la política” o “todos son iguales”; es decir que la pereza es más importante que el bienestar. Que no importa la educación de nuestros niños, ni el descanso de nuestros ancianos; es renunciar a nosotros mismos y reducirnos; es también subestimar nuestra inteligencia y capacidad de análisis crítico; es arrollar nuestra facultad de decisión y dejarla en manos de quién si está dispuesto a tomar las riendas.

Hoy está en nuestras manos denunciar los discursos separatistas y de insulto y decir a quienes aspiran a algún cargo público que no nos interesa ver un encuentro entre Jorge el bueno y Pedro el malo. Somos nosotros quienes debemos detener la política del insulto en la que se refieren al otro como el blanco, el rico, la vieja, el pobre, la india, etc. La incomprensión del otro y la falta de respeto se refleja también en las políticas públicas y si lo permitimos ahora no deberá de sorprendernos después. Pidamos que no se continúe nadando en el pantano de los errores, sino que se invierta tiempo y energía en la presentación de soluciones.

Los perfiles se han diversificado, vemos académicos, ciudadanos, empresarios, jóvenes, voceros, etc. y todos se activan en tanto que nosotros participemos de ellos. Este proceso no existe sin el resto de la población.

Busquémonos en las propuestas, pensemos en la representación desde su sentido más profundo y analicemos las agendas contrastándolas con nuestros dolores. Pidamos ver proyectos de largo aliento, política pública para el futuro y no para periodos; preguntemos qué entienden por conceptos fundamentales como desarrollo o cultura; veamos cómo se expresan de los otros y cuáles son las bases de convivencia que guían su andar; preguntemos por las mujeres que mueren a diario y la violencia; por los desaparecidos y la desigualdad; por las brechas y la pobreza; la inseguridad y los desaparecidos.

Recordemos nuestros miedos. Hablemos de frente en relación a lo que hemos imaginado de las instituciones y busquemos a las personas, con sus circunstancias, que las podrían materializar. Preguntemos cómo actuarán frente a los problemas, revisemos historiales y perfiles, compromisos y deudas. Traigamos a la agenda la revisión de los temas que nos son fundamentales y entonces, sólo entonces, tomemos decisiones.

Es imperioso informarse a diario y preguntarse de dónde viene la información, quién habla detrás de una línea, qué se busca con lo que dice. Más allá de confiar en los otros, hagámoslo en nosotros. Participemos de forma real y constante, revisemos con grandes angulares y transformemos el malestar en responsabilidad. Comprendamos que la participación social, es un proceso, no un fin.

[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Rescatan a puercoespín en Cozumel; es considerada una especie amenazada

Fue liberada en un hábitat adecuado para su desarrollo

La Jornada Maya

Rescatan a puercoespín en Cozumel; es considerada una especie amenazada

Da inicio la temporada de anidación de tortugas marinas en Solidaridad

Identifican el primer nido de la especie Caguama con 65 huevos

La Jornada Maya

Da inicio la temporada de anidación de tortugas marinas en Solidaridad

Estas son las cinco empresas que más contaminan con plástico en el mundo; dos son refresqueras

Cada aumento en la producción de este material se asocia con incremento de desecho del mismo, señala investigación

Efe

Estas son las cinco empresas que más contaminan con plástico en el mundo; dos son refresqueras

Ucrania usa misiles de largo alcance que Estados Unidos le dio en secreto

Kiev se ha visto obligada a racionar sus armas y enfrenta cada vez más ataques rusos

Ap

Ucrania usa misiles de largo alcance que Estados Unidos le dio en secreto