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del

Carlos Meade
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Jueves 9 de noviembre, 2017

El Festival Internacional de Jazz de la Riviera Maya, que se celebra cada año en las blancas arenas de Playa del Carmen, y los esporádicos eventos que realiza la cadena Oasis son, sin duda, acontecimientos musicales de primer orden.

Este año, el manjar jazzístico del Festival es más que suculento con la presencia de verdaderas vacas sagradas: John McLaughlin, Chick Corea, Bobby McFerrin y Bela Fleck.

Oasis ha traído a grandes estrellas como la cantante Dianne Reeves, el clarinetista Paquito de Rivera, la orquesta de Eddie Palmieri o el pianista Brad Mehldau.

Ahora la cadena Hard Rock también organiza conciertos de grandes figuras como Carlos Santana, aunque en paquetes all inlcusive que resultan inaccesibles para la gran mayoría de la población local. Una semana de conciertos, incluyendo a Santana, cuesta más de 80 mil del águila.

Con la enorme infraestructura con que cuentan Cancún y la Riviera Maya y con el enorme flujo de turismo que mantiene altos índices de ocupación todo el año, es una lástima que no podamos tener una cartelera musical más intensa y permanente.

Esta infraestructura da para eso y mucho más. Podríamos tener una cartelera de teatro, exposiciones, instalaciones, cine, música de concierto, entre otras muchas de las expresiones culturales para las que siempre habrá un público interesado y más si el destino opta por incursionar en esta vertiente y se promueve como tal. Con suerte y hasta cambia un poco el tipo de turismo, con un porcentaje de visitantes más interesado en las manifestaciones culturales.

Quizá pensar en grupos famosos de rock, pop, electrónica o hip hop no sea muy viable ahora debido a las cifras estratosféricas que se manejan en las grandes ligas de la música comercial, pero en el circuito del jazz, por fortuna, esto no es así.

Existe, desde luego, un jazz comercial con su star system y su público, pero lo verdaderamente interesante del jazz se da en otros ámbitos donde lo que importa es la calidad, la creatividad y el gusto por la música más que la inclinación por el dinero y la fama. De esta manera, es factible tener grandes músicos de jazz en escena sin que cuesten una fortuna.

En la Florida y Cuba el jazz latino, en Nuevo Orleans la vigorosa raíz de la música afro-norteamericana y en la Ciudad de México el movimiento local y cosmopolita, representan un vecindario al que podríamos incorporarnos para hacer de la Riviera Maya un nuevo espacio para el jazz, con la posibilidad de incursionar en muchas de sus inagotables vertientes.

Es frecuente escuchar que el turista estadounidense que arriba a nuestros destinos es un visitante de escasa inquietud cultural, interesado sólo en la playa y el tequila, lo cual es verdad, lamentablemente. Sin embargo, el jazz es ya parte de la cultura estadounidense y quizá nos sorprenderíamos al constatar el conocimiento y aprecio que cualquier gringo común y silvestre tiene sobre el jazz, que es la música verdaderamente originaria de los Estados Unidos.

Los europeos, por su parte, también conocen y aprecian el jazz, teniendo estupendos músicos que han aportado mucho al género, desde hace décadas.

Salir a cenar y escuchar música de jazz es una costumbre del ciudadano estadounidense o europeo común y corriente ¿por qué no podríamos tener esa oferta en la Riviera Maya?

En México contamos con un montón de músicos talentosos que son más conocidos en el exterior. Es el caso de Antonio Sánchez, percusionista de Pat Metheny o de las cantantes Magos Herrera e Iraida Noriega y el guitarrista Julio Revueltas.

Y hablando de músicos mexicanos debemos recordar aquí a Fernando Toussaint, impulsor del Festival de la Riviera Maya, fallecido a principio de este año. Y qué decir de sus hermanos: el extraordinario pianista y compositor Eugenio Toussaint, también ya desaparecido y el destacado bajista Enrique Toussaint. Los tres, pilares del jazz nacional.

La lista de creadores jazzísticos mexicanos es larga. Menciono sólo algunos que me parecen muy destacados e imprescindibles: Héctor Infanzón, Roberto Aymes, Abraham Barrera, Agustín Bernal, Remi Álvarez, Ana Ruíz y Alejandro Folgarolas (estos 2 últimos, exintegrantes de la banda Atrás del Cosmos del mítico Henry West).

La Riviera Maya podría ser un nuevo espacio para el efervescente movimiento del jazz a nivel nacional y mundial, que le daría a la Riviera Maya un nuevo atractivo cultural y abriría la escena a otras manifestaciones, como el rock o la música de concierto, que requieren sus propios espacios y sus propias audiencias.

¿Un sueño guajiro? Quizá. Pero soñar no cuesta nada, ya lo dijo Chava Flores.

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