Un horizonte cada vez más claro

Texto y foto: Joan Manuel Serra Montagut
La Jornada Maya

Barcelona, España
Lunes 2 de octubre, 2017

Después de más de 24 horas de vuelos y escalas, llego al aeropuerto de El Prat, a pocos kilómetros de Barcelona, con la expectación compartida con todos mis compatriotas por conocer el alcance y las consecuencias que tendrá el referéndum del domingo 1 de octubre. Hace casi un año y medio que no veo a mi familia, y se agolpan las emociones. Duermo pocas horas y junto a mi madre nos levantamos bien temprano, cuando aún es de noche, porque es necesario llegar al colegio electoral para protegerlo. Suena muy exagerado, pero las imágenes de la represión policial ahora hablan por sí solas y demuestran que esta protección era necesaria.

Un niño se sienta en las escaleras con una guitarra y la empieza a tocar, tímidamente, y le susurra a su mamá en catalán: "No m'escoltarà ningú" (No me escuchará nadie). Se equivoca. Son las 5 de la mañana y la jornada se presenta larga, así que todas las personas asistentes, que son muchas, prefieren vivir esta tensa espera con una buena melodía. Se produce el silencio y todos lo escuchamos pensando, quizás, en el poder enorme que tiene la infancia y en las infinitas posibilidades que le deparan. En cuatro horas, el colegio electoral donde nos toca votar, habilitado en Caldes de Montbui (provincia de Barcelona) abrirá las puertas y nos permitirá votar en un referéndum deseado y luchado que debe darnos la posibilidad de expresarnos acerca de la autodeterminacion del pueblo catalán. Es el punto final a una serie de manifestaciones históricas, pacíficas, integradoras y multitudinarias que durante los últimos años ha consolidado la mayoría independentista. La gente va llegando con comida, con sillas, con café y con mucho ánimo porque saben que la jornada será larga. El colegio electoral, el espacio donde estudié mi preparatoria, va recibiendo cada vez más personas. Nunca antes había visto a tantas personas concentradas en este espacio con otros fines que no fueran los meramente escolares.

Muchas de las personas que llegamos en la madrugada nos quedaremos hasta que cierre el colegio electoral. Son más de 12 horas de convivencia pacífica, de diálogo, de domingo casi familiar, compartido con muchas personas del barrio, vecinos a los que ves con prisas en el día a día y con los que hoy tienes la oportunidad de sentarte y disfrutar de la sensación de formar parte de un momento histórico. La fila se abarrota. Votantes, votantes y más votantes. Impresiona y el corazón se contrae. Mientras, las noticias de los heridos van llegando. Lo hacen también las imágenes de la vergüenza, de la agresividad de una policía alimentada con odio y dirigida para sembrar el dolor. Todas las personas que estamos enfrente del colegio electoral hablamos de los heridos que, como nosotros, defendían pacíficamente su voto. En cualquier momento pueden llegar hasta donde estamos y el miedo es presente, aunque la acittud es firme y hay un deseo insoslayable por votar y por defender este derecho básico.

En algún momento, la consigna es ir a la plaza del pueblo, que se llama Plaça del Lleó (del León). Lo mismo ocurre en muchos otros pueblos y ciudades de Catalunya. Cientos de personas abarrotan el corazón de Caldes de Montbui, el pueblo donde viví mi infancia y adolescencia, y con muchas de ellas hablo y me emociono. Las abrazo porque son antiguas maestras, compañeros de la escuela, entre otros. Hay un quórum que une y nos conglomera, y es el convencimiento unánime de que la democracia es sagrada y de que hoy ejercimos nuestro derecho para decidir si deseamos seguir en España o, por lo contrario, nos queremos postular como la nueva república de Europa.

En el conteo final, más de 750 mil votos han sido robados o destruidos por la policía nacional o la Guardia Civil en un referéndum que, de los más de 2 millones de votos salvados, muestra que un clarísimo y flagrante 90 por ciento de la sociedad que votó está a favor de la independencia. Es una postura incuestionable. Es una mayoría sorprendente y arrolladora. A la espera de ver lo que pasará durante los próximos días, el horizonte de la independencia es cada vez más cercano. ¡Fuerza a los 900 heridos en esta víspera del Día Internacional contra la Violencia!