La Jornada Maya
Foto: Valentina Álvarez Borges
Lunes 17 de julio, 2017
Hace tiempo que no se le ve públicamente al secretario de Salud; ni la plaga de moscos que invade a la ciudad lo saca de su ostracismo. Quizá está esperando que nuevos casos de chikungunya, zika o dengue lo pongan de nuevo en la palestra.
Aunque, si quisiera, podría tomar las riendas de otros asuntos, que no por frecuentes y asimilados a las costumbres son menos releventes. Por ejemplo, los antros que funcionan en plena zona turística de la capital yucateca, (y no hablamos de las cantinas), sino de espacios como el famoso Harem, que tras larga administración de una ex bailarina, fue retomado por su propietario, un sujeto de cuyo nombre se acuerdan perfecto las pupilas del lugar, pues es de todos sabido que se trata de un abusador constante, que mantiene el local en condiciones profundamente insalubres y se niega a pagar las correspondientes fichas que las trabajadoras se ganan a pulso por servir de “sicoanalistas” a los parroquianos (hay quien sostiene que, en plena sala de mesas, a la vista de todos, se llevan a cabo todo tipo de variantes en el ejercicio de las relaciones sexuales).
Incluso, existen antecedentes documentados por la prensa local donde se revela que el tal [i]Willy[/i], también ex propietario del Clímax, otro sitio de "convivencia social”, estuvo preso por corrupción de dos menores de edad que laboraban en ese sitio. Al parecer, estuvo poco más de un año en la cárcel, a partir de 2013; pero, ahora goza cabalmente de su libertad y sigue explotando a jóvenes que encuentran en el table su tabla de salvación económica.
El asunto no es despreciable, pues en año preelectoral la gente recuerda bien quién ha hecho su trabajo en el municipio y en la entidad. Todo mundo en Mérida sabe que el PAN logró mudar esos lugares “de mala muerte”, del centro al periférico. Todo cuenta a la hora de los votos. Eso también lo saben, o deberían saber muy bien, los políticos suspirantes por un nuevo cargo. Mientras tanto, algo podrían hacer las autoridades sanitarias del estado.
[i]Esta columna está redactada por los reporteros, colaboradores, espías y gargantas profundas, amigos de La Jornada Maya[/i].
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