de

del

Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 10 de julio, 2017


Dos años son varios meses, muchas semanas, numerosas horas e infinidad de minutos. En todo este tiempo, las notas de [i]La Jornada Maya[/i] han sido musicales, tanto que desgarran la conciencia humana, como integrantes de una partitura de drama operístico. Otras veces han sido tintinantes y envolventes hasta abrazar la conciencia y hacerla danzar de alegría, dulzura o entusiasmo. No se puede negar que las notas amargas, esas que atormentan conciencias, como sucede en [i]La Naranja Mecánica[/i] (1962), aunque bizarramente, en estos casos se ha llorado, lamentado y enmudecido.

Lo mejor de todo es que las diversas notas de [i]La Jornada Maya[/i] han contribuido necesaria y suficientemente para abrir conciencias, en cantidad y extensión, tan necesarias para esta región del país, las cuales, se pretende, sean abiertas, nutridas, sensibles, críticas y exigentes. Conciencias deseables en un país como éste, tan difícil de vivir y convivir. Éstas son las que el diario ha logrado crear y, en el caso de las ya existentes, ha conseguido abrirlas con mayor amplitud, todo en beneficio de ellas.

La noticia, sí, de cualquier manera llega a todos, por lo que habría que ver de qué modo lo dicho en otros espacios es verificable, sustentable, argumentable. Por ello, los lectores de [i]La Jornada Maya[/i] se han hecho mejores que antes, ya que se detienen a verificar si la nota que escucharon en otras partes es hueca o tiene sustento, si es falsa o verdadera. Y, lo más importante, es que se han detenido ante una lectura reflexiva, crítica, cuestionante, lo que redunda en su propio beneficio, en los lectores mismos para ser mejores ciudadanos.

Por mi parte, las colaboraciones compartidas en [i]La Jornada Maya[/i], la mayoría sobre asuntos culturales y educativos, pretenden crear mejores conciencias ciudadanas, capaces de criticar mucho de lo mal que está el país en varios aspectos y de proponer ideas que permitan superar tales dificultades, así como festejar lo que merece jolgorio irremediable. A dos años a la distancia, las notas siguen oliendo a tinta fresca. Enhorabuena, que no cesen las jornadas.

[i]Mérida, Yucatán[/i]


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