La frágil seguridad pública

Normando Medina Castro
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 5 de abril, 2017


La violencia desatada en el norte de Quintana Roo, sobre todo en Cancún y Playa del Carmen, se percibe en casi todos los sectores de la población como un problema grave que exige pronta solución para evitar que impacte de manera contundente el flujo de turistas hacia ambos sitios.

La demanda de seguridad pública eficaz y eficiente ha sido recurrente en el México moderno y contemporáneo. Ésta es una de las principales responsabilidades del gobierno. La resonancia y el impacto de hechos violentos son mayores en los destinos turísticos que, es evidente, dependen de la imagen que proyecten para captar un mayor número de turistas en la competencia que existe.

Hasta hace algunos años, la preeminencia turística de México la tenía Acapulco. Era la marca turística más conocida de nuestro país. Magnates y celebridades del espectáculo eran parte de su escenario. La clase media mexicana y las personas más modestas, soñaban disfrutar de aquel mágico lugar de playas doradas. El gran compositor veracruzano Agustín Lara no pudo sustraerse al influjo de aquella joya de Guerrero y le cantó a La Doña de México, María Félix, “acuérdate de Acapulco, de aquellas noches María bonita, María del alma...” De ese destino queda muy poco, además de la nostalgia. La violencia ha ido acabando implacablemente, ya casi hasta la ruina, aquel paradisiaco lugar.

Los hechos violentos atribuidos al crimen organizado por la disputa de plazas que parecen recrudecerse a partir del incidente violento en el Blue Parrot de Playa del Carmen a inicios de este año, donde perdieron la vida cinco personas y 15 resultaron heridas, algunas de gravedad.

La violencia ha sido persistente en Cancún y Playa del Carmen. Más de 30 ejecutados en lo que va del año, además de una mayor cantidad de heridos y varias mantas con narco mensajes. A mediados de marzo, las 13 cámaras empresariales de Cancún exigieron el cese de todos los responsables de los cuerpos de seguridad de los tres niveles de gobierno, por la falta de resultados. La madrugada del domingo 2 de abril asesinaron al encargado del bar Santino y a dos taxistas que esperaban pasaje de ese establecimiento. Ese día, en un boletín emitido por la Coordinación General de Comunicación Social, el gobierno del estado dio cuenta de la puesta en marcha del Operativo Riviera Maya 2017, con el respaldo de la Secretaría de la Defensa Nacional, y el despliegue de más de 600 elementos del Ejército Mexicano. El mismo comunicado consigna que la Policía Estatal Preventiva incrementó a 100 el número de elementos asignados y 25 patrullas “para ampliar los recorridos de vigilancia y los operativos coordinados con instancias municipales y federales”. El comunicado oficial puntualiza que el gobernador Carlos Joaquín no cederá ante la delincuencia y recalca que “la seguridad, la tranquilidad y la paz de los quintanarroenses, así como de nuestros visitantes no se negocia con nadie”.

La situación es muy delicada. Exige que se actúe con cautela, con sensatez y sensibilidad. La seguridad pública es la tarea principal de los gobiernos. Por eso los individuos requieren que el Estado sea garante de la paz y lo invisten de poder. Nadie puede estar por encima de este valor fundamental.

Es necesario que esta delicada tarea la realicen peritos que den sensación de seguridad y no provoquen miedo a la ciudadanía y a los turistas con el despliegue de soldados de élite y policías de los demás órdenes de gobierno, lo cual es necesario, pero las tareas de investigación y de inteligencia tienen que privilegiarse, así como la depuración de los cuerpos de seguridad.

Deben aplicarse políticas apropiadas con un plan integral de seguridad pública que contemple educación, cultura, deporte y empleo, así como la profesionalización de los policías. No es tarea fácil. Esto no se resuelve con videos como el hilarante [i]Cancuncito [/i]del presidente municipal de Benito Juárez, Remberto Estrada. Es necesario el apoyo de todos los sectores. Quienes pretendan sacar raja política haciendo mayor resonancia de las circunstancias difíciles que se viven afectan, sin lugar a dudas, a la gallina de los huevos de oro que es la actividad turística. Hay que actuar con mesura, con realismo pero también con prudencia. Sin aspavientos. Sin intereses personales o partidistas.

[i]Chetumal, Quintana Roo[/i]