Reporte 8AM

Pablo A. Cicero Alonzo
Foto: France Press
La Jornada Maya

Miércoles 15 de febrero, 2017


Ya se convirtió en una telenovela. De las mexicanas, a su pesar. El último capítulo lo protagonizó su hija, a quien expuso a burlas y a comentarios obscenos. Por ejemplo, [i]The Huffington Post[/i] tituló la foto que acompaña estas líneas con un «este San Valentín quédate con alguien que te mire como Ivanka Trump a Justin Trudeau». Sexualizó a su propia hija y la convirtió en meme. También la sentó en el escritorio de la Oficina Oval. Él y el primer ministro canadiense Trudeau la flanquean.

Ya nos dimos cuenta que su papá es un hombre que no piensa las cosas antes de decirlas, que no se da cuenta de que sus bromas muchas veces pueden ser tomadas de forma literal. La propia Ivanka, más de una vez, ha sido el blanco de tales bromas. Una antigua candidata al título de Miss Universo declaró que el presidente de Estados Unidos había dicho que su hija «estaba buenísima». Las palabras textuales fueron. «¿No te parece que mi hija está buenísima?, porque está buenísima, ¿a que sí?». Ivanka por entonces tenía 16 años.

¿Le parece que esta clase de sentido del humor puede ocasionar malentendidos?, le preguntó un periodista en una ocasión. «Es una posibilidad», respondió la sexualizada hija con cautela. «Mi papá tiene un sentido del humor fantástico, aunque un poco retorcido a veces». Patológico, apuntarían otros, algo que poco a poco se va configurando. Sobre todo con su relación con las mujeres, incluidas las de su sangre.

En menos de un mes, eso ha quedado patente. Según la página web [i]Axios[/i], el papá de Ivanka les pedía a sus colaboradoras «vestir como mujeres». «Incluso si llevas vaqueros, necesitas parecer limpia y ordenada», fue al parecer otra de las peticiones realizadas por el magnate del ladrillo. Esta serie de directrices suponían una gran presión para las mujeres que eran parte de la campaña, ya que intentaban impresionar a Trump con sus vestidos. El país más poderoso del mundo en manos de un retrógrada machista, capaz incluso de convertirse en una especie de proxeneta de su propia hija.

El domingo, un grupo de 35 psicólogos y psiquiatras firmó una carta al periódico [i]The New York Times[/i], en la que avisan y alertan de que Trump sufre «una grave inestabilidad emocional» que le hace «incapaz de servir con seguridad como presidente». En la inusual carta, los especialistas advierten a los estadounidenses sobre la «grave inestabilidad emocional» del mandatario. Los autores de la carta reconocen que, durante años, se han autoimpuesto un silencio sobre el estado mental de las figuras públicas pero que, en la actualidad, «tememos que hay demasiado en juego para permanecer en silencio». Los discípulos de Freud habrán visto en el bochornoso padroteo del padre, la confirmación de su diagnóstico.

El machismo comienza en (la) casa (blanca). Me imagino a esta triste Elektra participando en concursos de belleza desde niña, de esos en los que los padres de las pequeñas las exhiben como adultas, arrebatándoles su infancia. Me la imagino creciendo en una pecera misógina, con su padre menospreciando a su madre, cambiándola por otra mujer más joven; crecer como florero, asumir su papel de objeto. El complemento del papá, antes; del esposo, ahora. Mona, bonita, graciosa, elegante, discreta… Y ya. «¿No te parece que mi hija está buenísima?, porque está buenísima, ¿a que sí?». Y ella, la hija, claro, sonríe, y piensa que el sentido del humor de su padre es fantástico, que el mundo en ocasiones no se lo merece. Heredó sus genes, al fin y al cabo.

Poner a tu sangre en el flechero, como también lo hace la ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco. En un exhibicionismo absurdo —pero muy bien calculado— exponer al hijo o a la hija a comentarios groseros, a chistes de mal gusto. Y todo para después victimizarse. En eso se parecen mucho. En este afán por ser el centro de atención, las principales víctimas son los hijos, combustible del egocentrismo de sus padres. Hacer de Los Pinos un arrumaco de modelos y actrices, convertir tu vida personal en un culebrón, en una noticia de [i]TV y Novelas[/i], anunciando, como Manuel Velasco, que es el novio de Anahí, la de RBD; que ya se casaron, que está embarazada, que ya dio a luz. Portadas exclusivas, mientras abofetea en público a un empleado.

Hombres y mujeres de papel couché, que se alimentan de los [i]likes [/i]y los [i]retuits[/i], que se realizan en las miradas de los otros. El escenario perfecto, con la hija más buena o el hijo más gracioso. Eso también cuenta y da puntos. No importa que ellos se conviertan en mera escenografía. Todo para satisfacer sus necesidades de ser aceptados, admirados, amados. La idolatría de la figura pública, con sus acólitos y sus ritos. Materiales de psicoanálisis, listos para aterrizar en el diván. Su locura contagia, cuidado. Obceca y ciega, viaja en el aire, se transmite por ósmosis. ¡Y el mundo con tan pocos hospitales psiquiátricos!

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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