El Gran Despertador

Tabacón B. Linus
Foto: Archivo

Lunes 30 de enero, 2017

“Para que el mal triunfe, sólo es necesario que los buenos no hagan nada”, esa es la frase genial de Edmund Burke, una que de tanto usarla la hemos vaciado de todo contenido. Sin embargo, esa frase hoy cobra nuevo significado y todo es gracias a Donald John Trump.

Así, hoy empiezo por darle las gracias a Trump. Sí, de verdad, gracias por despertarnos. Él -solito- nos ha hecho levantarnos de la cama, pararnos del sofá y dejar de estar reenviando el [i]meme[/i] gracioso.

Trump ha unificado -en unos cuantos días- a quienes coincidían sobre cuáles son las grandes causas de la humanidad, pero que estaban divididos por las más miserables trivialidades.

Él es sabio y hasta sarcástico. Cuando vio a los cientos de miles de mujeres marchar en los Estados Unidos, les preguntó ¿por qué no habían votado? Y les apuesto que muchas de ellas no votaron cuando tuvieron la oportunidad, estaban dormidas. Estábamos, todos.

Yo acepto mi culpa, me cuento entre los muchos que creíamos que el mundo ya estaba avanzando inexorablemente hacia nuevos y mejores capítulos de tolerancia religiosa, respeto por los demás y su cuerpo, integración de razas y preferencias sexuales.

Es cierto que, hasta hace unos cuantos meses, parecía que habían algunas resistencias en el camino hacia ese mundo liberal, global, justo y moderno con el que soñábamos, pero ingenuamente creíamos que eran resistencias en retirada y eran obstáculos que percibíamos en pleno colapso.

Luego vino Él (con mayúscula) y nos despertó. Él nos despertó hasta en México. Caminábamos hacia la integración económica y cultural en América del Norte, sin hacer muchas preguntas o cuestionamientos. Hasta en los mapas de las compañías telefónicas, México era parte del Norte, ese Sur latinoamericano era tan pasado de moda. Las cosas pasaban y no hacíamos nada, se nos olvidaban símbolos y raíces, razones y orgullos. Él nos ha despertado a un mundo mucho menos perfecto del que creíamos que ya habíamos asegurado.

Él también nos ha despertado para exigirle a nuestros líderes nacionales y locales que hagan algo y que decidan bien, no sólo pensando en ellos, sino también en nosotros. Gracias al [i]Gran Despertador[/i], de pronto le pedimos al Presidente mexicano que hiciera algo, que nos escuchara, y la presión que pusimos en esa exigencia fue tremenda y -por tanto- efectiva.

Sin embargo, cuántas veces no hemos hecho nada ante las “mansiones”, los [i]moches[/i], los viajes, las bacanales y los abusos de los políticos de todos los partidos. Mandamos el [i]meme[/i], repetimos el chiste y luego no hacemos nada. Nos dormimos.

Trump nos ha recordado que la tarea está muy incompleta. No sólo en el mundo, sino en nuestro país, nuestro estado y nuestra colonia; en nuestra escuela, en nuestra casa. Mejor aún, nos ha recordado que hacía mucho que no hacíamos nada.

Los tiempos que vienen no se ven fáciles, pero el optimismo hay que traerlo a flor de piel. Trump ha despertado a muchos que quieren un mundo mejor y los ha movilizado y unificado. Hasta los mexicanos recordamos con orgullo nuestra unidad, nuestros lugares, comida y emblemas nacionales. De pronto, los buenos parecen salir de su modorra y dejar de no hacer nada.

Trump está del lado equivocado de la historia. El odio que él siembra se va a secar, el racismo que trae en el clóset será puesto a secar al Sol, la humanidad seguirá avanzando; como lo ha hecho desde los tiempos de los faraones, el oscurantismo y el esclavismo, hacia la democracia, la ciencia y una sociedad más justa. Todo eso se lo debemos a él, a él que nos despertó de nuestros laureles.

Él es el [i]Gran Despertador[/i], el que suena en la madrugada, en ese momento que es el más oscuro, pero que anuncia que ya viene la luz. Él nos despierta en la pesadilla de la noche, pero nos saca de la cama y nos pone a trabajar por el nuevo amanecer. Él nos recuerda que el mal sólo se detiene cuando el bien actúa.

Hay tanto bien por hacer, pero gracias a Él ya recordamos que no se hará por inercia, hay que salir a hacerlo nosotros, en nuestra familia, en nuestra casa, en nuestra cuadra, en nuestra escuela, con nuestros amigos, en nuestro estado, en nuestro país y en NUESTRO mundo. Gracias Donald John Trump.

[i]Mérida, Yucatán[/i]

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