Marco Antonio Santos
Foto: Cuartoscuro
La Jornada Maya
Jueves 2 de julio, 2020
Cuando hablamos de Patrimonio Cultural imaginamos que la mayoría de la gente infiere a lo que nos referimos, y la verdad es que no del todo ya que la noción y el significado es muy diverso incluso de persona a persona. En principio, la noción de patrimonio se identifica con una pertenencia, legado, algo que de alguna forma es mío, algo valioso. Sin embargo, para una comunidad, una región, un estado, las instituciones nacionales e internacionales la noción de Patrimonio Cultural es algo muy diverso e incluso contradictorio, lo cual no deja de tener valor en sí.
Uno de los grandes retos para su protección y puesta en valor es precisamente esta diversidad, y en el fondo, es su riqueza. Un objeto que para una persona tiene un significado y valor, para otra lo tiene de otra forma o simplemente no lo tiene, pero en estas dos visiones afianzan las bases y la construcción de una cultura en donde los conceptos de tolerancia, respeto, igualdad, justicia, resuenan profundamente.
En este sentido, considero que la noción de patrimonio contribuye en hacer evidente las desigualdades y por lo tanto a desarrollar acciones que tiendan a la igualdad en todos sentidos. Si bien el Patrimonio es un factor definitorio de la identidad y depara una sensación de pertenencia y seguridad, nos presenta un pasado lleno de divergencias. En el caso de México, nos hace evidente la problemática en la que vivimos como una herencia tremendamente desigual e injusta para la mayor parte de la población.
Recientemente el presidente, Andrés Manuel López Obrador, lo ha señalado nuevamente al referirse a la cultura. Los cuestionamientos en torno a los recortes al sector cultural y su puesta en riesgo se sustentan en argumentaciones que se han construido a lo largo de las últimas décadas por instituciones o sectores que se fundaron para ello, pero que no necesariamente reflejan o abarcan la totalidad de la realidad social. A esos cuestionamientos el Presidente contestó magistralmente con una frase acuñada por uno de los grandes intelectuales del siglo pasado, Fernando Benites, quien señaló que: “en México importa más el indio muerto que el vivo”.
De esta forma, el Presidente ha señalado que en lo que va de su sexenio, la inversión en la cultura es mayor que en ninguna otra administración. Esos gremios señalan que no es así, a lo que el Presidente ha destacado que si por cultura se entiende a las instituciones o grupos gremiales que viven del presupuesto es verdad que no, pero si por cultura se entiende a los grupos indígenas de este país, al México profundo, es cuando más se ha visto e invertido por este sector tan marginado, relegado y discriminado. Apostar a ello es apostar al patrimonio vivo de este país, es apostar a la paz y al desarrollo social, ambiental y económico sostenible. Es un acto de justicia social.
[b][email protected][/b]
Edición: Ana Ordaz
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel