Normando Medina Castro
Foto: Cuartoscuro
La Jornada Maya
Jueves 25 de junio, 2020
Con la ruptura del modelo económico neoliberal acelerada por la pandemia de COVID-19, el crecimiento sin bienestar social ya es inconcebible, por lo que el discurso político y las políticas públicas deben asumir esta nueva realidad que se impone en el mundo actual.
La globalización entre sus muchos efectos impuso en la mayoría de los países una economía con políticas públicas que privilegiaban la generación de riqueza sin importar su distribución, lo cual propició enormes brechas sociales, sobre todo, en los subdesarrollados, y la acumulación de enormes capitales en la cima de la pirámide que no permeó a las mayorías empobrecidas.
Mientras en países desarrollados se cuidaba que la riqueza generada se distribuyera a todos los estratos sociales, en otros el neoliberalismo borró del discurso y de las políticas públicas el concepto de igualdad pero ahora, como señala entre otros, el economista Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, director del Instituto Brooks para la Pobreza Mundial, en la Universidad de Manchester, es necesario trascender el PIB como indicador único y considerar otros problemas sociales como la desigualdad y el impacto ecológico.
De acuerdo con cálculos del Fondo Monetario Internacional, como consecuencia de las medidas restrictivas de la actividad económica por la pandemia, el PIB mundial caerá 6 por ciento y se perderán cientos de millones de empleos.
Con la interacción internacional, el acceso a la información y la interconectividad actual, es muy complicado ignorar las tendencias del mundo en torno a la implementación de políticas públicas encaminadas a reducir las desigualdades. En el concierto internacional actual pretender acceder al poder mediante la defensa de las minorías privilegiadas está fuera de lugar. Los poderosos que evadían el pago de impuestos y que a pesar de su enorme riqueza pagan sueldos de hambre a sus empleados, se niegan a pagar lo justo por las concesiones que explotan y se creen por encima de las leyes e instituciones, tendrán que adaptarse a los cambios que ya están y los que vienen. Hay que generar riqueza pero con respeto a las leyes y con la concepción de que el PIB y el bienestar social son indicadores que no se oponen, sino que son complementarios.
En lo local
La situación económica de Quintana Roo es muy compleja debido a que se basa solo en el turismo, una actividad extremadamente sensible y ha sido de las más afectadas por la pandemia. La más turística de las entidades de México tenía un crecimiento anual de alrededor de 4 por ciento con la atención de más de 14 millones de turistas.
Incluso el 2020 arrancó bastante bien hasta mediados de marzo, a pesar de que desde finales de 2019 ya se hablaba del virus que afectaba Wuhan, China. El desplome fue a la par de los cierres de fronteras y la prohibición de viajar a los ciudadanos norteamericanos, canadienses y del Reino Unido, que en ese orden son quienes más visitan los sitio turísticos quintanarroenses.
La severidad con la que la pandemia golpea a los Estados Unidos con casi dos millones y medio de contagiados de COVID-19 que lo ubican en primer lugar mundial, no es un indicador positivo para el Caribe Mexicano. Por el número de contagios, Reino Unido, con más de 300 mil, ocupa el quinto lugar, en tanto que Canadá el lugar 19, con poco más de 100 mil enfermos de coronavirus. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡Hasta la próxima!
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