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José Luis Preciado
Foto: Cuartoscuro
La Jornada Maya

Martes 23 de junio, 2020  

Pobre país es aquel que cada mañana enciende la radio o televisión, se conecta a redes sociales y mira incrédulo la repetición del odio, el reparto de las culpas, la destrucción de las instituciones, la humillación de las personas.

Estamos sumergidos en un ambiente de representaciones teatrales, cuyo telón de fondo no alcanzamos a percibir. Hacen falta traductores de discursos, lectores de manos que nos permitan entender la verdadera intención de aquello que parecía un chiste suelto, una acusación sin fundamento.

Le recuerdo que nada es aislado, por ejemplo, El Bloque Amplio Opositor (BOA) es en esencia un banderazo de salida a las adelantadas campañas políticas del 2021. Días después del BOA, Alfonso Ramírez Cuellar anunció la alianza de Morena, el PT y el Verde, y lo hace desde esa idea pedante de la mayoría que aplasta.

Ramírez le avisó al país “que van por todas y todas las van a ganar”. El país no respondió y no responderá, está muy débil, le falta suero, no pueden responder aquellos cuya salud y economía constituyen las prioridades fundamentales.

Nadie responde dada la situación de pobreza y caída libre que registra la economía. Nadie responde porque estamos hartos de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador siga colocando en agenda aquello que no nos interesa.

López Obrador sabe, y en consecuencia actúa dolosamente moviendo hilos, colando agendas y recetando filosofías morales mientras el país se desvanece entre el hambre y la pandemia. Así, el actual gobierno de la República juega con toda la alevosía y ventaja, diría el juez de la tremenda corte. Más vale no hacerlo enojar, él tiene ya muy señalada la ruta política.

[b]Vila tocando puertas[/b]

Mauricio Vila supo que estaba solo después de este viaje al centro del país -independientemente de que le manden algo-. En todas las imágenes difundidas se le mira triste, desesperado y taciturno, literalmente se “mató” por integrar un expediente completo de todas las desgracias que nos dejaron [i]Amanda[/i] y [i]Cristóbal[/i].

Fotos de gente clamando ayuda, videos testimoniales de pobladores señalando despojos de vivienda, cosechas arrasadas por el agua… Vila explicó y se cansó de dialogar con los funcionarios, la foto publicada de cada encuentro era muy contrastante: Vila triste y del otro lado, guardando la sana distancia en todo, la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, sonriendo como si en duelo de vencidas hubiera derrotado al gobernador de Yucatán.

Con el consejero jurídico Julio Scherer Ibarra imagino el diálogo: “que duró les pegó [i]Cristóbal[/i], gobernador, siento una pena tan grande, tan lindo Yucatán y sus relamidos panuchos y cochinita pibil, qué noble es su gente, por cierto gober… ¿sigue abierta aquella cantina...la Prosperidad?... Perdón por la digresión, gobernador, te entiendo, lo lamento, pero todos los fondos están agotados, sólo hay recursos para los programas sociales del presidente, pero tú siempre has sido bien portado, el presidente te presume ante los treintaytantos inútiles del país, así que déjame le rasguño un poco y veré que te puedo mandar.

No hace falta estar allí para imaginar los pretextos y dislates que se dicen para apaciguar gobernantes, total, vienen de lejos y se regresan pronto.

Ante tanta arrogancia del centro, Vila salió arrastrando los pies y se colocó la carpeta bajo el brazo. Quiso maldecir, pero es políticamente incorrecto hacerlo. Su orgullosa mente viajó de inmediato al año de 1840, donde según los libros narrados por el capitán historiador José Góngora López se constituyó La República de Yucatán, justamente por los mismos motivos que ahora nos ocurren: arrogancia del altiplano y abandono de su gente.

En aquel entonces era más fácil mirar a Cuba que a México, esa independencia de Yucatán era de facto. Corría la mitad del Siglo XIX (fue del año 1840 hasta 1848), aquí se redactó La Constitución de Yucatán de 1841, una de las más progresistas y de avanzada. En ella se consagraban las garantías individuales, libertad de credo así como la figura jurídica del amparo. El grupo de los Sanjuanistas, integrado por su fundador Don Vicente María Velázquez -capellán de la Iglesia de San Juan-, Don Manuel Jiménez Solís, Lorenzo de Zavala y Don José Matías Quintana (el padre de Don Andrés Quintana Roo).

Aquellos eran columnas morales, hombres de hierro, orgullosos de su origen, nunca de rodillas. Hoy Vila tiene cuarenta años de edad, sin embargo caminaba como un hombre de sesenta. Preocupado y nervioso llevó una mano al bolsillo derecho del pantalón, allí, arrugada, lleva siempre una bandera de Yucatán para cuando haga falta agarrar valor y orgullo rumbo al 2021.

[i][email protected][/i]

Edición: Elsa Torres


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