Oscar Muñoz
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La Jornada Maya
Jueves 4 de junio, 2020
Si bien la mayoría de los museos en el mundo tuvieron que cerrar sus puertas ante la pandemia COVID-19, los que representan el 90 por ciento, equivalente a 85 mil instituciones, según los datos obtenidos por la Unesco y el Consejo Internacional de Museos (ICOM), algunos de ellos no serían abiertos nunca más, los que representan el 13 por ciento, es decir, poco más de 11 mil espacios culturales. Según la misma Unesco, en la última década, los museos habrían crecido en 95 mil, lo que indica el interés por impulsar políticas culturales que han buscado fortalecer estos recintos.
En este contexto de la pandemia y los museos cerrados, el pasado Día Mundial de los Museos pasó inadvertido, bajo la consideración de que en otros tiempos cientos de miles de personas participaban en actividades especiales realizadas en el interior de las instituciones culturales. Sin embargo, esta vez hubo algunos programas de celebración [i]online[/i], la mayoría improvisados ante la llegada del coronavirus. Vale destacar que esta situación ha representado una parálisis de los museos generada por las restricciones sanitarias establecidas por los distintos gobiernos en el mundo.
En consecuencia, han surgido diversos replanteamientos acerca de las funciones que deberán tener en adelante las instituciones museísticas en los distintos países del mundo.
Muchos de ellos han pensado en diseñar proyectos virtuales mejor acabados, que resulten alternativos para las exposiciones artísticas o históricas, y todo ello a largo plazo. Por ejemplo, algunos museos han permitido al público acceder a sus colecciones a través de las redes sociales y promovido la participación de las personas interesadas a distancia.
Es claro que las formas virtuales de los museos nunca podrían sustituir las visitas físicas de los públicos a estos recintos, lo que significa recorrer las salas que alberga un museo y tomarse el tiempo necesario para la contemplación y el goce de las obras, así como sorprenderse con los descubrimientos estéticos inesperados. Lo valioso de las visitas [i]in situ[/i] está en el contacto directo con los objetos de las colecciones, lo cual implica una oportunidad para la educación, además de la contemplación y el disfrute estético.
Es entendible que, ante la emergencia que ha exigido la pandemia, varios sectores gubernamentales, como el de educación y el de cultura, han intentado reemplazar la educación presencial por una virtual a través de los medios digitales. Sin embargo, el sistema educativo, no importa de qué país o entidad federativa se trate, nunca podría superar la eficiencia de las clases presenciales. Del mismo modo, las estrategias aplicadas en el interior de los recintos culturales tampoco podrían ser superadas por aquellas de carácter virtual. Habrá que tomar en cuenta que no existe un público uniforme sino una diversidad de personas con distintas necesidades e intereses y competencias de interpretación, por lo que cada una exige una atención individual. En cambio, si los contenidos son tratados de modo virtual, éstos responderían a una sola forma de comunicación.
Por lo anterior, no cabe duda que el desafío de los museos está en lograr la recuperación de la diversidad de públicos y ofrecer sus servicios a través de la más amplia variedad de formas de comunicación y educación. Se trata de que un museo llegue a un público amplio y diverso de distintas maneras, entre las que podría ser considerada la virtualidad.
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Edición: Ana Ordaz
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