David Marcial Nieto*
Foto: Juan Manuel Valdivia
La Jornada Maya
Lunes 1 de junio, 2020
Es bien conocido el gusto de los mexicanos por las bebidas alcohólicas. En México, la bebida más popular es la cerveza con un 93.6 por ciento de volumen consumido, y el 66.5 del total de ventas, seguida de los destilados como el propio tequila, los mezcales, el brandi, el ron, entre otros; el tercer lugar lo ocupan los vinos fermentados de la uva, según datos de la empresa Euromonitor internacional.
El consumo inmoderado de alcohol en México presenta un crecimiento constante, sus efectos negativos son visibles en la salud de las personas, las relaciones familiares y el desarrollo social de las comunidades; enfermedades físicas, violencia intrafamiliar, accidentes viales, fuga de dinero del seno familiar son algunos ejemplos.
[b]Agua de las verdes matas...[/b]
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018, Yucatán se posiciona en el cuarto lugar en el consumo de alcohol después de Chihuahua, Zacatecas y Coahuila, con personas mayores de 20 años y más que consumen estas bebidas consuetudinariamente. El consumo sigue en aumento alcanzando otros sectores de la población como el adolescente y el infantil, aunque la misma encuesta indica que los hombres beben más, el consumo en mujeres cada vez es mayor.
El 50 por ciento de los accidentes de tránsito se relacionan con ingesta de alcohol menciona la Secretaría de Salud de Yucatán. Las consecuencias más comunes son los traumatismos, en algunos casos llegan a la muerte.
[b]Para todo mal mezcal…[/b]
Una de las medidas tomadas por el gobierno del estado en torno a la epidemia por COVID-19 fue la llamada ley seca, que para muchas personas ha resultado todo un mal, pero éste aumenta cuando se manifiesta en violencia hacia la propia familia, y que por las condiciones que impone la cuarentena somete, a niños y niñas, mujeres y ancianos, a un estado de vulnerabilidad, con pocas o nulas oportunidades de salir de ese entorno.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 del Inegi menciona que los mexicanos gastamos más en bebidas alcohólicas que en frutas, por ejemplo. Tampoco es extraño que frituras y golosinas se relacionen con ciertas bebidas; la “botana” es toda una costumbre a la hora de convivir. Uno de los principales gastos de los hogares se destina a la compra de bebidas alcohólicas, sin embargo, esto representa una fuga de capital, ya que puede llegar a provocar la pérdida del dinero predispuesto para la alimentación, vestido o educación; en otras encuestas se revela que se gasta más en bebidas etílicas que en salud.
[b]Botellita de jerez todo lo que digas…[/b]
Si bien la crisis sanitaria por COVID-19 ha expuesto las carencias que tenemos para atender la salud de los mexicanos, también es cierto que muchas personas han puesto en riesgo su vida y la de su familia, al salir de su hogar tratando de conseguir bebidas alcohólicas o comprando de manera ilegal, en muchas ocasiones a precios exorbitantes, agregando más gastos al deteriorado ingreso familiar, provocando irritabilidad, violencia y desánimo en los hogares; casos severos se observan en la reciente muerte de más de 15 personas por el consumo de bebidas adulteradas.
Nos queda entonces reformular nuestra relación con el alcohol, para disfrutarlo, regocijarse, en fin, para estar alegres, pero sobre todo, sabiendo que en el abuso podemos encontrar violencia, despilfarro, muerte y tristeza.
*Licenciado en Historia por la UNAM, actualmente, maestrante en el Programa de Maestría en Trabajo Social del CEPHCIS-UNAM.
[b][email protected][/b]
Edición: Ana Ordaz
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel