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Normando Medina Castro
Foto: Notimex
La Jornada Maya

Jueves 2 de abril, 2020

La receta efectiva contra la propagación sin control del COVID-19 recae en cada uno de los mexicanos que asuma su responsabilidad personal de vivir el aislamiento domiciliario, sin olvidar la solidaridad hacia quienes viven al día, no tienen casa y carecen de sustento económico para subsistir sin la interacción humana.

Decía Cicerón que “un hombre sin disciplina es un hombre sin alma”. Las personas que abandonan sus casas bajo pretextos y justificaciones sin pertinencia en las circunstancias actuales deben repensar sus acciones y disciplinar, aunque sea un poco, su frágil voluntad. El horno no está para bollos.

De lo estricto que sea el cumplimiento de permanecer en aislamiento hasta el 30 de abril, como determinó el Consejo de Salubridad General, depende en gran medida el control de la propagación del coronavirus para evitar la saturación del sistema sanitario nacional y las muertes de grupos vulnerables por falta de atención.

Acorde con las directrices de la Organización Mundial de la Salud, el gobierno federal, a través del Consejo de Salubridad General declaró emergencia sanitaria el 30 de marzo, con lo cual se endurecen las medidas de aislamiento social. Esto ocurrió cuando en México había mil 94 infectados de coronavirus y 28 defunciones por esa causa. En el mundo la pandemia de COVID-19 había enfermado hasta esa misma fecha a 785 mil 709 personas y cobrado 37 mil 686 vidas.

Los sistemas sanitarios de los países europeos con mayor afectación, como Italia y España, han colapsado. Y entre más tiempo dure la curva de contagios, los problemas se agravarán aún más. Aunado a eso, las economías han sufrido golpes mortales que auguran una recesión de efectos funestos casi para todos.

De allí la importancia de asumir la responsabilidad personal de no ser agentes de contagio y de propagación del COVID-19, para que los brotes sean controlados y no rebasen la capacidad de respuesta del sistema sanitario del país, ni se paralice totalmente nuestra economía por tiempo indefinido. La consigna, luchar juntos para evitar contagios y decesos, y reducir los daños a la economía en alguna medida.

En medio de la pandemia, sobresale la mezquindad de los opositores del presidente López Obrador, que no dan tregua al país. Sin credibilidad alguna no tienen más remedio que tocar y bailar ellos mismos el son del odio. Siguen con su misma estrategia de mentiras, manipulaciones y tergiversación de todo lo que cree desconcierto y confusión; afortunadamente sólo ellos mismos se creen y festinan.

Un estudio realizado por la consultora Comunicación Política Aplicada, reveló que en estos momentos en los que México enfrenta la pandemia del coronavirus, la oposición anti AMLO es líder en la generación y propagación de [i]fake news[/i]. Su nivel de credibilidad es de 0.26 por ciento. Menos del uno por ciento. En contraposición, el gobierno federal, a través de su vocero en la contingencia sanitaria actual, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, obtuvo el más alto porcentaje de credibilidad con 38.96 por ciento, seguido por la OMS con el 37.96 por ciento. México no merece una oposición como la que tiene; sin prestigio ni credibilidad, aferrados a su capacidad de generar y propagar mentiras, manipular y tergiversar información, nada más. No aportan nada bueno al país. No suman.

Los desnuda en su dimensión real el escrito pomposamente titulado “por la salud de todos ¡actuemos!”, que publicaron y firmaron algunos ex secretarios de Salud de los gobiernos del PRI y del PAN. Entre ellos Guillermo Soberón, Julio Frenk y José Narro. En ese escrito descalifican a las autoridades sanitarias actuales. Pero además, “llaman a la unidad y dejar politiquerías”. Creo que con su escrito no unen, sino dividen, lo cual es a todas luces politiquería. Piden unidad pero en torno a ellos que ya no gobiernan por voluntad mayoritaria, y carecen de credibilidad, tal como reveló el estudio de Política Aplicada. Mucho ayuda el que no estorba. ¡Qué nivel de oposición!

[b]Quintana Roo, infectado[/b]

Quintana Roo ha sido de las entidades más golpeadas por el coronavirus, en lo económico y lo sanitario, a pesar de que todos los casos positivos son importados; es decir, no son contagios comunitarios. El llamado del gobernador Carlos Joaquín para endurecer y hacer más estricto el aislamiento social es acorde a esta realidad, aún cuando existen sectores de la población que permanecen enajenados, como si vivieran en una burbuja que los hace inmunes. El distanciamiento social, la sana distancia, en la visión del mandatario ya no basta, y hay que dar el paso siguiente hacia el confinamiento estricto en los domicilios. A pesar de que lo recomendado es que entren una sola persona entre a las tiendas de autoservicio, en Chetumal esto no se respeta. Como si se tratara de tiempo de vacaciones, familias completas acuden a realizar sus compras. Lo penoso es que esa falta de responsabilidad y de conciencia es compartida por los negocios que no lo impiden, así como tampoco lo hacen las autoridades, como pudo observarse en la entrada de una tienda regional de autoservicio ubicada sobre la avenida San Salvador de la capital quintanarroense, en la cual había tres policías estatales apostados en el único acceso, pero como testigos de palo.

Esa inconciencia ciudadana e institucional es discordante con la realidad que vive Quintana Roo. El estado más turístico de México tenía en 2015, según el Inegi, un millón 502 mil habitantes, y con su tasa de crecimiento estimada en 2.32 por ciento; muy por arriba de la media nacional del orden del 0.97 por ciento. En 2019 se proyectó un total de un millón 684 mil 541 habitantes. Alineado a ese factor poblacional, con sus 46 casos positivos de coronavirus al 31 de marzo, la entidad ocupaba el primer lugar nacional, pese a que debemos insistir, aún no existen contagios comunitarios al momento de cerrar esta entrega. El llamado es serio. Hay que asumir la responsabilidad personal de respetar el aislamiento en casa, ser solidarios con quienes por necesidad no pueden hacerlo y acatar estrictamente las directrices que dan las autoridades, en esta que ya es una emergencia sanitaria. Esta pandemia ha desnudado el alma de quienes están muy alejados de la responsabilidad social, de la solidaridad, del agradecimiento, de la ética, del humanismo. Gente que ha buscado sacar provecho del sufrimiento ajeno. Empresarios y comerciantes medianos y grandes que despidieron a sus trabajadores, cobijados en las empresas subcontratadoras (outsourcing), y otros que encarecen productos y especulan tensando el hilo social al máximo. En fin son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.

¡HASTA LA PRÓXIMA!!!

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