Jhonny Brea
Foto: Twitter @AICM_mx
La Jornada Maya
Viernes 7 de febrero, 2020
Cada día que pasa me convenzo de que cuando el mundo quiere enloquecer, comienza por los niveles más altos. Con decirles que [i]donia Ixtab[/i] (mi suegra, por si no sabían) ya está recorriendo estanquillos en busca del cachito de lotería del 5 de mayo, cuando el premio será el avión presidencial. No estoy para contarlo, ni ustedes para saberlo, pero cuando ella le entra a un sorteo suele poner el boleto detrás de una imagen de la Virgen de la Natividad y le mantiene encendida una veladora.
Mientras, yo ya comencé las tradicionales pláticas con doña Leydi, mi rezadora de confianza, para la próxima novena a Santa Eduvigis, princesa de Polonia, patrona de los adeudados, insolventes, desvalidos y pobres, no vaya a ser que por más que me desgaste trabajando a la mera hora a alguien se le ocurra cambiar la ley del IMSS y ni pensión alcance. En una de esas también le dan gas al ISSSTEY y lo único que se va a conseguir es que la santa de mi devoción tenga más seguidores.
Pero a todas éstas, más que vivir entre la fe y la esperanza, en casa andamos en la angustia. Andaba sacando del refrigerador la comida echada a perder y estaba a punto de pasar el paño con bicarbonato para limpiarlo (ustedes saben, las labores propias de mi sexo), cuando [i]La Xtabay[/i] gritó mi nombre histéricamente, como suele ser su costumbre después de que escucha la conferencia mañanera.
“¿Escuchaste? Que ya no habrá puentes el próximo año escolar”, me dijo con voz quebrada, como si ya hubiera visualizado el adiós a las microvacaciones a las que de cuando en cuando me empuja, para quebranto de mi cartera, y tal vez por eso tenía la mirada perdida.
“Nos quieren cambiar la terminología”, alcancé a responder mientras hacía acopio de mi aplomo de macho omega grasa en pecho, espalda peluda, nalga de loncha de jamón ibérico, abdomen de lavadora y bebedor de cerveza light. Después de exhalar un muy largo suspiro, me pareció ver la imagen de la maestra Munra a lo lejos.
Mi recuerdo me llevó a mi ya algo lejana infancia, cuando sí teníamos puentes. En la práctica, esto implicaba unir un día inhábil por ley o costumbre con el fin de semana; o “empatar” dos días inhábiles. Lo que tenemos hasta ahora son fines de semana largos, pero puente, lo que conocí como puente, ya nada más lo practican los que consiguen un par de días de incapacidad en el IMSS.
Visto en retrospectiva, los niños nos la pasábamos de maravilla antes de la invención de los fines de semana largos. Podíamos adorar mayo. Si el día primero caía en lunes, el viernes 5 era también inhábil, y luego no importaba si el 10 era en domingo: a las mamás siempre se les dejaba como regalo que sus hijos estuvieran con ella en su día. Y si el 15, día del maestro, resultaba entre semana, podíamos contar con que el SNTE se sacaba de la manga dos jornadas de “convención”, y por supuesto, sin clases. Cuando volvíamos a las jaulas, digo, aulas, la maestra Munra lucía bronceada, pero a nosotros ya se nos había olvidado todo lo visto en el año.
Esos sí eran puentes. Hasta hacían que Heberto Castillo, Mario Pani y Manuel Amábilis bajaran la cabeza. Pero ahora, si los van a volver a hacer, yo sí tengo un problema: ¿qué voy a hacer con mis engendros? ¿A poco creen que llevarlos al desfile conmemorativo? Capaz que el Ayuntamiento ordena que en lugar de Montejo se haga en los terrenos de la Modelo en Xmatkuil, como el carnaval.
[b]Macho omega que se respeta[/b]
Menos compro un cachito para el sorteo del avión presidencial. Capaz que lo gano y luego no voy a tener fines de semana largos para que valga la pena sacarlo del garaje. Ni a Campeche voy a poder ir en él.
Mérida, Yucatán
[email protected]
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel