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Foto: Twitter @museofranzmayer

Martha Morales / Daniel González / Itzel Morales 

En México la democracia es una ilusión, ya que para que exista una auténtica democracia se requieren de verdaderos demócratas; desafortunadamente estos son como una aguja en el pajar. Por ello, quisiéramos dedicar este espacio a Víctor Juárez Islas que recientemente falleció a causa del Covid-19. 

El último cargo que ocupó don Víctor fue como Vocal de Capacitación Electoral y Educación Cívica de la Junta Local Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral en el Estado de Puebla- Durante 20 años formó parte del Servicio Profesional Electoral, y siendo precursor y fundador del órgano electoral nacional, su legado y enseñanzas se resumen en un profundo compromiso con los valores democráticos a los que el Instituto debería aspirar, en ese tiempo demostró una entrega total a sus actividades en los diferentes cargos que ocupó con profesionalismo, vocación de servicio y un alto sentido de responsabilidad. También era un generador y fiel creyente del trabajo colaborativo.

 Para él los valores democráticos eran una forma de vida y no un simple discurso, las doctrinas debían ser orientadas hacia una vida armónica y de respeto, iniciando con la transmisión de ellas desde el hogar y reforzándolas durante los procesos educativos. Sin duda, no consideraba a la democracia una meta sencilla, pero en sus palabras “la suma de pequeñas acciones individuales puede generar grandes movimientos colectivos”. 

El licenciado Víctor hizo la diferencia en su labor como servidor público electoral. Tenía interiorizados en lo profundo de su ser los principios rectores del INE: certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. No obstante, su sentido de ser institucional nunca estuvo peleado con el ser crítico, propositivo y de forma constructiva detonar cambios a su alrededor. No se limitó a cumplir cifras o alcanzar metas que marcaba la institución, ya que, quienes tuvimos el privilegio de conocerlo o trabajar con él, fuimos testigos de la calidad y calidez humana que contagiaba a su alrededor. No era un simple funcionario electoral, mecanizado y automatizado, se preocupaba por la superación y el bienestar de sus colaboradores, procurando establecer canales de comunicación efectiva para no sólo ser un jefe más. 

En suma, podemos resumir la vida de un auténtico demócrata, que profesó y propagó a sus colaboradores más cercanos una vocación por la función electoral, no desde la simulación, no desde la sumisión, no desde un puesto o cargo, sino con valores, principios, acciones, actitudes y la firme convicción de que la democracia de nuestro país se construye día a día con el esfuerzo de instituciones y ciudadanía. 

Sin duda, un gran demócrata, un forjador y promotor de la Educación Cívica, no sólo un jefe para sus colaboradores, sino que fue un amigo, guía y maestro dispuesto a compartir sus conocimientos, a apoyar a quien tocará la puerta de su oficina, siempre con la camiseta de la democracia bien puesta, hasta su partida. Agradecemos a Itzel Morales por ser coautora de esta columna, una mujer que se formó y colaboró con don Víctor y quien ha sido testigo de los más profundos claroscuros del sistema democrático de México. 

Martha Adriana Morales Ortiz “Colibrí” @witzilin_vuela César Daniel González Madruga “El Siervo” @CesarG_Madruga e Itzel Eugenia Morales Ortiz “@itzel_zitro

Edición: Estefanía Cardeña


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