Ciclovías: la dificultad y el costo del cambio institucional

Desde el ORGA hemos seguido atentamente el proceso de construcción de las distintas ciclovías en la ciudad de Mérida. Se trata de un intento para disminuir la utilización de los transportes motorizados como única opción. En 1993 el economista e historiador Douglas North ganó el premio Nobel gracias a su estudio intitulado Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Económico (1990, y editado en México por el Fondo de Cultura Económica). En el texto North nos advierte sobre la importancia de conocer la historia, de aprender del pasado para entender el presente y proyectar el futuro, todo como un continuum. El autor realiza entonces un esbozo de la teoría de las instituciones y el cambio institucional. El centro de su reflexión se basa en el tema de la colaboración humana. Para North la colaboración crea las condiciones para el crecimiento económico; la colaboración es socialmente productiva, concluye el autor. 

Las instituciones deben ser entendidas como las reglas del juego de una sociedad, es decir las limitaciones ideadas por el hombre para asegurar la interacción humana; se basan en incentivos y en coerción simultáneamente. Las instituciones crean certidumbre y dan seguridad; sin embargo, no son estáticas y suelen variar con el paso del tiempo; pueden ser creadas mediante decretos, leyes, constituciones o bien son resultado de prácticas culturales que evolucionan. North señala que normalmente primero debe haber un cambio cultural para después plasmarlo en el papel. De lo contrario habrá resistencias y el cambio será sumamente costoso, no sólo en lo económico sino también en lo político y social. Ello es lo que el autor llama “cambio institucional”. 

El cambio institucional es un proceso complejo, pueden ser cambios incrementales o discontinuos. Como hemos señalado puede establecerse como ley, resultado de decisiones políticas o judiciales. Sin embargo, el cambio institucional se enfrenta a las llamadas “limitaciones informales”, es decir lo que la población acostumbra; esto último es lo que marcará la pauta para aceptar o desechar un cambio institucional.

El cambio institucional es importante porque de él dependerá en gran medida el desempeño económico de una sociedad, señala North. Por ello no puede limitarse a ser coercitivo, sino que requiere de incentivos.

En el caso de las ciclovías en Mérida estamos siendo testigos de un cambio institucional que se da por ambos bandos. Por un lado, se trata de una decisión medianamente consensada pero ya adoptada como ley; por otro lado, el gobierno ha creado incentivos para promover el uso y aprovechamiento de estas ciclovías (podemos mencionar el financiamiento de 50 por ciento a la adquisición de una bicicleta). 

Las movilizaciones que se han comenzado a dar en lugares como la avenida Jacinto Canek, nos señalan la necesidad de incrementar los incentivos para que la ciclovía, como cambio institucional, logre cuajar y consolidarse. Es notorio que se trata una vez más de comerciantes principalmente quienes ahora se quejan de la ciclovía. Es más interesante observar que no se trata de un rechazo a la misma, sino de solicitudes propositivas. Los carteles que se observaron en la manifestación de este sábado señalaban “Si a la ciclovía, no a la muerte de los negocios” y la demanda principal era la de buscar lugares para estacionamientos para la gente que acostumbra acudir a la zona a realizar compras. 

El gobierno, mediante un comunicado, defendió la instalación de las ciclovías haciendo un comparativo con ciudades como Vancouver, Toronto y Nueva York, donde el uso de la bicicleta se ha institucionalizado, pero donde también existe un transporte público eficiente además de que se instalaron estacionamientos enormes en puntos estratégicos de la ciudad para fomentar paulatinamente el abandono del transporte motorizado. 

Las autoridades tienen un reto enorme, pero también una oportunidad de oro para lograr ese cambio institucional que parecen desear. Más que responder con comunicados y comparar peras con manzanas (poco comparables de acuerdo a Sartori) deberían escuchar a esos ciudadanos y comerciantes que, de entrada, no están rechazando la ciclovía, sino que piden ser considerados en un diseño más amplio de ciudad. Lo que observamos de fondo es una demanda de colaboración humana. Síganos en http://orga.enesmerida.unam.mx/; https://www.facebook.com/ORGACovid19/; https://twitter.com/ORGA_COVID19/ y https://www.instagram.com/orgacovid19/. 

[email protected]

Edición: Ana Ordaz