Aveces, por no tener “conectada la de pensar”, nos dejamos llevar por la moda, la competencia o por la comodidad, y olvidamos que lo inmediato, nuestros deslumbres por la tecnología, no se comparan con lo importante, que es, a la larga, lo que nos da el sustento para salir lo menos raspados posible.
Hay quienes le dan a sus hijos una tablet desde la cuna y luego se preguntan por qué el niño es tan impaciente y no aprende a hablar. El facilitarles a nuestros hijos el celular para que se entretengan, para que no se aburran, para que nos deje en paz tiene consecuencias: no sabe qué hacer consigo mismo.
Vivir entretenido termina siendo una manera muy pobre de desgastar el tiempo llamado vida.
La lectura, además del placer inmenso de los mundos de mundos que nos ofrece, también es vocabulario para armar ideas, espejo donde mirarnos para entendernos mejor, comprender a los demás, para construir puentes de empatía y ser capaces de lograr conectarnos con el otro que nos permitirá comprometernos, participar.
Nos permite ver la realidad con ojos más analíticos y no dejarnos llevar por lo que se dice que es. También, por supuesto, nos da la capacidad de disentir y respetar lo distinto, lo diferente. Las novelas ya nos contaron que nadie es igual, que cada uno tenemos una historia diferente que compartir; que es humano y eso lo hace valioso.
La edad para conectarnos con los libros, es hoy, siempre. Los autores esperan por nosotros para compartirnos sus mundos, preguntas, sueños, aventuras, azotes, misterios, amores y miedos. Banquetes para todos los gustos.
Aunque, lo mejor es iniciar con los niños y las niñas a temprana edad, desde la cuna. Con nuestros hijos, sobrinos, nietos. Crear un espacio de encuentro para conocernos mejor, para crear conexiones entre nosotros, para aprender a escuchar, alimentar la imaginación, llenarnos de los ideales de los libros de batallas entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad; fortalecer la esperanza de que el bien, siempre, siempre gana, de que un solo rayo de luz, chicolea a las tinieblas.
Zurcir en familia la ilusión, ante tanta noticia catastrófica que nos rodea. Ellos y nosotros merecemos vislumbrar el final del túnel. Los libros son el mejor estímulo para erguirnos desafiantes para, juntos, enfrentar la tormenta.
Este sábado, 14 de agosto, La Feria Itinerante, organizada por el Municipio de Mérida y Leer por Placer, en el Parque Canciones de Margarita Robleda, en Ave 15, entre Cámara de Comercio y calle 26, Fracc. Altabrisa, nos invita a encontrarnos de 17 a 21 horas.
Flor Valdez, especialista en literatura infantil, con su librería itinerante La frontera indómita, que recorre los fines de semana el estado, y esta Rana, contadora de historias y juegos de palabras, junto con otros apasionados, como Rafael Morcillo, Josué Morelos, Grisel Riverón y EDUCAL, estaremos esperándolos, para intercambiar porras, alimentar cariños, zurcir la esperanza, todo, por supuesto, con cuidados sanitizantes y mucha, mucha alegría.
Edición: Ana Ordaz
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel